¿Nena?

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Querido diario:
2 octubre de 2019.

Estaba saliendo de la universidad hablando con una compañera de clase sobre un trabajo sobre los fósiles, cuando en la puerta me encuentro a una persona bastante familiar...

-¿Santi?- digo en voz alta con el ceño fruncido.
-¿Santi? ¿Quien es ese? Pensaba que estabas con Spencer- pregunta mi compañera, que se llama Anastasia.
-Y estoy con Spencer, Santi es solo un amigo- digo con una sonrisa nerviosa.
-Si si... Un amigo... Oye cúa do dejes a Spencer no seas bestia...- me dice de una manera muy directa.
-Que no le voy a dejar- le grito, me estoy empezando a desesperar.

Me despido de ella e ignoro a Santi haciendo como si no le hubiera visto.

-¡Eh, espera!- escucho gritar a Santi, no me queda otra opción que esperarle.
-Ah, Santi ¿que haces aquí?- pregunto desinteresada.
-¿No es obvio?- dice levantando los hombros, la ceja y sonriendo.
-¿Recogerme de universidad?- digo mientras camino de nuevo.
-Como en los viejos tiempos, nena-

Cuando dijo eso, me paré en seco. ¿Nena? Hacia tanto que no oía eso salir de su boca... Solo de pensarlo me hacia morderme el labio inferior automáticamente... Pero me hizo sentir como una patada en el estómago por la impresión, pero no era dolor, era una sensación agradable, como cuando te quitan una astilla, primero te duele pero después te sientes aliviado.

-No vuelvas a decir eso- le amenazo, mirándole con la mirada mas envenenada que puedo.
-¿Por que?- dice el extrañado.
-Tu simplemente, no lo vuelvas a decir- intento intimidarle con la mirada, aprieto los dientes y vuelvo a caminar lo mas rápido que puedo.

El camino es en silencio, es como si estuviera sola con mis pensamientos, pero no, el esta a mi lado "acompañándome".

Abro la puerta del portal, y me adentro al edificio.

Está averiado.

Es la frase que me encuentro en mis narices antes de entrar al ascensor.

Me desvío y abro la puerta que da a las escaleras.
Cuando estoy llegando a mi piso, una mano agarra mi muñeca.

-¿Qué coño te pasa Carolina?- me pregunta Santi, con una mirada severa y preocupada.
-Nada- contesto con mala gana.
El sonríe de una manera misteriosa.

Terminamos de subir las escaleras y me encierra entre él y la pared, coloca sus manos a ambos lados de mis hombros.
-No me mientas...- dice como si me estuviera escaneando con sus ojos.
Yo me limito a mantenerme callada.

Noto mi corazón palpitando a mil por hora. No puedo pensar en nada, solo puedo fijarme en que el esta muy cerca de mí, con una mirada muy intensa.

-He llegado a la universidad y me has ignorado, lo he notado. Y después te has enfadado cuando no he dicho nada- dice duramente.

-¿No estábamos en guerra? Pues ahora te toca asumirla- digo con desprecio.

No entiendo porque actuaba así, simplemente estaba enfadada con su presencia pero a la vez me gustaba, me sacaba de quicio sin siquiera decir nada. En esos momentos, yo encerrada entre sus brazos y su cuerpo, me encantaba a la vez que me agobiaba.

-Pero no así, yo quería una guerra más... Tranquila- dice él cabizbajo.
-¿Desde cuando las guerras son tranquilas?- pregunto con ironía.
-Yo que sé, pero no quería que esto fuera tan mal- dice el quitándome los brazos y colocándolos en su cabeza mientras caminaba de un lado a otro.

-¿Que fuera tan mal que?- pregunto cruzándome de brazos con el ceño fruncido.
-'Esto'- dice señalándome primero a mi y después a si mismo.
-Nadie te dijo que vinieras a arreglar 'esto'- hago el mismo gesto que él.

A lo mejor he sonado un poco borde. ¿¡Porque demonios me portaba así!?

-O sea que vengo aquí para volver a estar juntos como te PROMETÍ y ¿tu me echas?- dice con una cara de extrañez.
-No te estoy echando y además ¡eramos niños! No sabíamos a lo que nos disponíamos ha hacer cuando lo prometimos. Y además han pasado ya TRES años, no va a ser nunca como antes, ahora somos adultos- digo histérica.
-Puede que fuéramos los típicos enamorados adolescentes, pero si hago una promesa la cumplo, y no me voy con el primer chulo que veo.- dice refiriéndose a Spencer, ahora histérico el también.

-¿Spencer? No fue el primer chulo que pillé...-
-¿Que hay mas?- dice irónico sin dejarme acabar.
-No me interrumpas. Spencer fue el que... Espera... ¡No te tengo porque dar explicaciones! Eres tu quien viene y pone todo patas arriba.- digo acusándole con mi dedo índice en su buen trabajado pecho.
-¿Que he hecho yo ahora para ponerte todo patas arriba? Aun no he hecho nada- dice defendiéndose mientras quita mi dedo de él.
-Si, si lo has hecho, vienes, duermes en mi casa, intentas besarme, vienes a recogerme y ,por si fuera poco, contigo me traes dudas- digo cada cosa enumerándola con los dedos.

-¿Dudas?- dice levantando una ceja y con una expresión de incomprensión.
-Dejalo- hago un ademán con lo mano indicando que da igual y me giro para agarrar el pomo de la puerta de las escaleras y salir a mi rellano.

Abro la puerta y voy directa a mi habitación, hasta entrar a ella.

¿Que acaba de pasar?- pienso mientras me apoyo en la puerta y me escurro hasta el suelo.

Acabo de decir que tengo dudas cuando yo no tengo dudas, yo quiero a Spencer, es mi novio le tengo que querer.

Así que me armo de valor y salgo de la habitación.

-¿Santi?- pregunto mientras lo busco.
-¿Que?- me responde secamente. Esta en la cocina buscando algo en la nevera.
-Perdón, a lo mejor me he pasado un poco antes... Solo quiero que sepas que quiero llevarme bien contigo- digo ofreciéndole mi mano.
-Yo también lo siento, pero no pienso quedarme así, pienso ganar la guerra y lo sabes.- dice levantando una ceja y sonríendo con autosuficiencia.

Yo me encojo de hombros y levanto las manos hasta ellos.
-Como quieras- digo desinteresada.

Salgo de la cocina y me voy a la habitación de Alejandra.

-¡Alejandra! ¿Sabes que día es hoy?- grito sentándome en su cama.
-No se, ¿panceta?- dice tapándose con la sabana hasta la cabeza intentando ignorarme.

Parece que le acabo de despertar, ja, que se joda. Ella me ha despertado peor para irme a la universidad.

-Eh... No, casi pero no- digo irónica.
-¡Hoy es la noche de las pelis disney!- digo saltando en su cama.

La noche disney es el tercer viernes de cada mes, la celebramos desde... Desde... Desde siempre, no se, un dia, cuando éramos adolescentes la pillé viendo una peli disney en su casa y se ha hecho tradición, muy confuso, lo sé.
Siempre compramos palomitas, TRES bolsas de palomitas y fanta de naranja para ella y fanta de limón para mi.

-¡No puede sed hoy! Eztoy conztipada, no puedo tomar comida bazuda- dice buscando un pañuelo para sonarse.
-Bueno, pues no te comas tu las palomitas y me las tomo yo- digo sonriendo, ella golpea mi hombro con el suyo.

-Da igual, no compramos comida basura y solo vemos la peli. Ya verás como te sientes mejor- digo sonríendole.

Salgo de su habitacion para ir a la mía pero el timbre de la puerta suena. Decido ir a ver quien es.

Miro por la mirilla y no... No me lo creo...

Abro de una manera muy energética, que hago una ráfaga de viento por el impulso.

-¿Que hacéis aquí?- digo nerviosa.




Diario de una (no tan) preadolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora