Querido diario:
3 noviembre de 2019Me frotaba los ojos, no creía lo que veia. ¿Como es posible? No puede estar pasando. ¡Claro! Seguro que es un sueño. Necesitaba pellizcarme y despertarme.
Sin pensarlo dos veces coloco mi mano derecha en mi brazo izquierdo y lo pellizco hasta enrojecerlo.
Me tenso, no me despierto, porque esto no es un sueño. ¿Como no me lo ha contado?¿Por qué?¿Como puede dedicarse a pelear en esas condiciones? No entiendo nada. Me ha engañado todo este tiempo, ¿no confía en mi?
-No, no confía en mi...- pienso una y otra vez, somos una pareja, sin la sinceridad... No puede salir bien. No debí creerme eso de que ayuda aun compañero por la noche... ¿Tan ciego es el amor?
-¿Quiere un pañuelo?- me pregunta la acompañante del mafioso.
Yo me quedo un tanto confusa. ¿Pañuelo? ¿Para qué? Entonces noto mis mejillas húmedas y no enfocó bien con los ojos... Me llevo un dedo a mi pómulo y se moja, si, estoy llorando en medio de una pelea clandestinas llenas de mafiosos... Que escenita para ponerse a llorar...
-Si es usted tan amable...- digo con una leve sonrisa amable.
Ella me tiende el pañuelo, se lo agradezco y me limpio las lágrimas... El pañuelo se torna negro, "genial", se me ha corrido el rímel, seguro que parezco una bruja con el rímel por toda la cara.Mancho todo el pañuelo y con amabilidad la chica me ofrece otro.
-Es muy amable, pero creo que no lo necesitaré- digo haciendo un ademán con mi mano.Miro por la ventana y suelto un llanto, ver a Spencer en estas condiciones me mata, y pensar que me ha ocultado esto, aun más. Ahora que lo pienso, ¿si me ha ocultado esto, me habrá ocultado más cosas...? Seguro que sí.
Al pensar eso suelto otro llanto, seguro que están todos preguntando de donde vienen los lamentos.La mujer me mira amablemente, con una mirada tierna. Sigue sosteniendo el pañuelo, que agarro sin pensarlo dos veces.
-Gracias otra vez, siento las molestias que le he causado- le digo avergonzada, sonándome con el otro pañuelo que me ha dejado.
-Por favor, tutéame. Por cierto, me llamo Marina- me dice en un tono amigable.
-Vale, Marina- digo sorbiendo por mi nariz.
-¿Quieres que te acompañe al servicio?- me pregunta levantándose de su asiento y tendiéndome la mano.
-No, creo... Creo que estoy mejor...- miro por un lateral de su cuerpo y veo como, mi novio le lanza un golpe a Fran, con una cara de satisfacción y placer.¿Como algo tan horrible le puede hacer sentir tan bien?
Siento como me deshago... No quiero estar más mirando eso, sé que me pondría a llorar y molestaría a rodas estas personas que han venido a ver una pelea ilegal.
-Pensándolo mejor, si quiero ir...- digo con un nudo en la garganta intentando dejarlo ahí y que no salga, o por lo menos, hasta que llegue al baño.
Pasé al lado de Támara, que me sonreía maliciosamente. Señaló a mi novio, por el cristal y después hizo gestos obscenos con su puño y su boca. La chica que estaba a su lado me miró con pena pero, cuando Támara se giró hacia ella, le sonrió como si hubiera hecho algo bueno.
Salimos de esa habitación y bajamos por las escaleras, puedo observar que hay muchas mujeres, elegantes pero hablando sobre dinero y sexo.
-A mi me pagan solo 500€, no debo rebajarme tanto... Pero es tan guapo, que seria delito no tenerle entre mis piernas...- dijo una chica pelirroja maquillada excesivamente.
-Al mio le va más rollo sadomaso, pero pagan muy bien... ¿Quereis ver las marcas que lo demuestran?- dijo otra mujer, rubia con las raíces morenas, que parecía más mayor que la anterior.Hablaron mas mujeres, pero no llegué a entender lo que decían, eso sí, seguro que no se cortaban un pelo al hablar.
Cuando llegamos al baño, me dirijo al lavabo, me lavo la cara, cojo papel higiénico me seco la cara y me siento en la taza del retrete.
Al pasar unos 10 minutos en silencio y yo pensando en cosas que no me depriman, (que es bastante difícil en la situación en la que me encuentro) Marina coloca su mano en mi hombro.
-¿Estas mejor...?- alarga la frase para que le diga mi nombre.
-Isabel- me lo invento, no quiero decir mi nombre verdadero en un lugar ilegal, con mafiosos que pueden investigar sobre mí, secuestrarme, pedir un rescate, no conseguirlo y matarme. No estoy por esa labor.-¿Estas mejor, Isabel?- me pregunta otra vez.
-Si, gracias. Has sido muy amable, lo único que quiero es irme a mi casa y no estar aquí viendo como mi novio se pelea con mi ex. Y menos si me lo ha ocultado todo este tiempo- digo con una bola en mi garganta que quiere salir, pero lo impido.Ella se queda extrañada y se sienta en el borde de la bañera.
-¿Novio? ¿Ex? ¿Me estas diciendo que los dos luchadores de peleas clandestinas mas famosos, han salido contigo?¿Y uno de ellos, estando contigo, no te ha dicho nada?- me pregunta demasiado seguido.
-Ajá- asiento despacio, siento que me voy a desmoronar.
-Pero ninguno de los dos tienen novia, siempre vienen acompañados de...- se calla y señala la puerta, refiriéndose a las "señoritas de compañía" que hemos visto antes.-Pues yo soy la desconocida novia del psicópata. Que nombre tan estúpido- digo con una lágrima resbalando por mi rostro.
-¿Verdad? Yo también pensaba que era estúpido, pero todos los demás dicen que es original, pero es un poco soso- dice Marina gesticulando con sus manos al hablar.
Yo sonrió levemente, me siento lo suficientemente mejor, como para salir del baño e ir a... Cualquier otra parte de la casa, que no sea ni el jardín, ni el segundo piso.Marina me deja salir antes del baño, abro la puerta energéticamente y salgo decidida de ahí, con tal mala pata de chocarme contra algo, bueno... Alguien.
-¿Que haces aquí? ¿Como has llegado? ¿No deberías estar en casa? ¿Por que estas aquí?- dice una mujer vestida con leggins negros y una camisola de seda azul que le llega a medio muslo y un cinturón dorado a juego con sus zapatos.
Yo, que me había caído al suelo, me levanto y veo unas gafas, que conozco muy bien...
-¿Alejandra?-
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Diario de una (no tan) preadolescente
RomanceSegunda parte de 'Diario de una preadolescente'. Carolina se tuvo que ir a vivir a Andalucía porque a su padre lo tuvieron que mandar allí a trabajar. Carolina tuvo que volver a iniciar de cero en Cádiz, teniendo que olvidar sus viejos amigos y su a...