No hay pilas

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Querido diario:
15 de noviembre de 2015

-¡Joder, el mando no va!- gritó Spencer en el salón.
Yo corrí alarmada hasta él.
-No pasa nada, te levantas y cambias de canal- dije exasperada.
-Nunca hay pilas cuando se necesitan- dice dejando el mando despacio encima de la mesa, pero le temblaba... Estaba autocontrolándose.
Yo me tumbo en el sofá, dejando mi cabeza en su regazo, en dirección a la tele.
-¿Por qué quieres cambiar? Pensaba que te gustaba Ahora caigo-
-Es que este ya lo he visto- dice acariciándome el pelo.

Yo giro la cabeza para mirarle, y me doy cuenta de que el también me mira y se acerca a mi...
Si, me va a besar.

¿Pero esto qué es?¿Qué ha pasado?
Al estampar sus labios contra los mios, me esperaba algo más... Bonito.
Este beso es horrible, es una lengua... Barriendo mi boca...¿Puede haber algo más horrible? Además su boca sabía extraño... Por no decir mal.

Ha sido el peor beso con él, con DIFERENCIA.

Menos mal que alguien abre la puerta y corta nuestro... Beso, si es que se puede llamar así.

Veo a Alejandra agarrada de la mano de un chico alto, rubio de ojos claros y piel paliducha. ¿Quién es ese?
Levanto la cabeza del regazo de mi novio y lo observo, nunca lo había visto.
Alejandra va directa a su habitación con ese chico.

-Carol este es paco, un amigo. Paco, esta es Carol con su pareja, son mis compañeros de piso. Si queréis algo estaremos en mi habitación... Bueno, no solo en la habitación... Así que no molesteis ahora, tenemos que estudiar.- dice en carrera mi amiga, mientras lo guía hasta su habitación agarrados de la mano y ella cierra la puerta de la habitación con pestillo.

Yo me miro con Spencer y nos reímos.
Él me vuelve a colocar la cabeza en su regazo y me acaricia la tripa, yo me estremezco, tiene la mano helada.
-¿No deberíamos hacer lo mismo?- me dice sonriendo con picardía.
Yo río y le agarro del cuello y me lo acerco a mi. A lo mejor el anterior beso, fue algo puntual, seguro que con este es como siempre.

Jo... Y no sabía como me equivocaba.
Otra vez tenia una lengua registrando cada parte de mi boca, nuestras lenguas mas que entrelazarse, se peleaban...

Decido cortar el beso, no puedo más.
Me separo de él y me mira extrañado, pero sin alejarse de mi, tan sólo está a dos centímetros.
-¿Sabes qué? Creo que voy a quedar con mis amigas- digo intentando levantarme.
El bufa y se incorpora.
Yo me apoyo en el sofá y le doy un corto beso.
-¿Puedo ir?- me pregunta.

Yo quería estar a solas con mis amigas, pero mejor me lo llevo, por si acaso... No quiero que se cargue la tele.

-Claro. Voy a lavarme los dientes, arreglarme y nos vamos- le digo yendo al baño.

Abro la puerta y me encuentro una imagen sumamente repelente.
La bañera llena, con dos personas dentro... Mmmm... Como decirlo... Bueno, fuera eufemismos, estaban follando.
Yo pego un chillido y me tapo los ojos.
No me hace gracia ver en estas circunstancias a mi amiga.

Busco el pomo de la puerta a tientas, para salir de esta incómoda situación.
-¡¿Cierras la puñetera puerta ya?!- grita Alejandra histérica.

Por fin toco algo de metal y salgo marcha atrás hasta cerrar la puerta.
-¿Que ha pasado? ¿Por qué has gritado?- llega tardío mi novio con los puños cerrados y cogiendome por los hombros.

Yo me río, creo que por la vergüenza por lo que acabo de ver.
-Acabo de ver a, a... Alejandra y el chico de antes, ahí dentro, juntos- digo riendome por el nerviosismo.
El se tranquiliza y ríe junto a mi.
-Que silenciosos... Yo te haría gritar...-
ZASCA. Otra vez que se me insinúa.
-Yo grito siempre, ¿como sabrías que no finjo?- digo riendo.
-Lo notaría- dice dándome una vuelta con mi mano y la suya entrelazadas para juntarme con él.

Ahora es cuando normalmente alguien nos interrumpe, pero como Santi se va cada mañana superpronto para no encararse con Spencer, pues salir de está situación va a ser difícil...

El coloca sus labios en mi cuello y comienza a besarme esa zona, hasta dejar una marca ahí. Yo miro disimuladamente a mi alrededor por si consigo ver algo que me saque de esa situación. Son las 10:30 de la mañana, es muy pronto para decir de comer por ahí y un poco tarde para desayunar, ya que, los dos lo hemos hecho.
Se acerca lentamente a mi boca, ya me repugno solo de pensar en su sabor y su lengua y la mía... Puaj.
-Spencer...- digo en un susurro, el responde en forma de gruñido.
-Tengo que irme, te-tengo universidad. Acabo de acordarme- miento.
El se separa, me mira enfadado y se mete en la habitación dando un portazo.
-Ey, amor, no te enfades... Sabes que yo siempre cumplo los horarios- le digo apoyada en la puerta. Pasados 2 minutos que no contesta, decidí entrar.
Pongo mi mano en el pomo y lo giro para entrar.
Él esta bocaabajo en la cama, haciendo sonidos con la cara pegada en la almohada.
Yo me tumbo junto a él, mirandole, le escucho respirar, respira muy intensamente... Ni que hubiera corrido una maratón, solo ha ido del pasillo a la cama.

Pero obviamente se que eso lo hace para controlarse.
-Me cambio y me voy, ¿vale cariño?- él asiente y yo cojo una camisa blanca, un jersey corto rosa, unos vaqueros y unas zapatillas blancas.

Cuando voy a salir de la habitación, Spencer me llama.
-Estás muy guapa sin ropa- yo sonrío, y bufo.
-Espera, algo más- me interrumpe.
-Espero que no me quieras decir algo como <ojalá te hubiera quitado yo la ropa> o cosas por el estilo- digo apoyándome en el marco de la puerta.

El se incorpora hasta sentarse en la cama y apoyar la espalda contra la pared, sonriente.
-No, no es eso... Solo quiero decirte que, te quiero- dice sonriente y un poco sonrojado.
-Y yo, cariño- vuelvo a mentir.

¿¡Como puedo ser tan cruel de decirle eso a la cara!? Es obvio que no le quiero, pero no quiero hacerle sentir mal y encima vaya golpeando a gente por mi culpa. Sigo sintiendo aprecio por él, pero no igual a cuando estaba enamorada de él.

-Estúpido Santi- pienso justo al salir por la puerta de mi apartamento.
Voy a las escaleras, bajo al portal, y me dirijo con mis amigas, que hace mucho que no las veo.

Diario de una (no tan) preadolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora