Impactados

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Querido diario:
10 de noviembre 2019

Han pasado 3 días desde que me contó Alejandra lo que me pasó la noche que... Bueno, no recuerdo nada, y tampoco entiendo porque me lo creo, es todo tan irreal, pero repasé lo último que escribí en este diario, y parece ser verdad...

Estaba sentada con Santi en el sofá, y llegó Alejandra, con cara de culpabilidad.
-¿Alguien me va a contar de una vez lo que me estáis escondiendo?- pregunto nerviosa por lo que me puedan narrar.
-Carolina, no quiero que me odies por esto, ya sabes que te aprecio muchísimo como amiga y...- me dice Alejandra.
-Corta, ves al grano- le interrumpe mi... ¿Amigo?
Ella le mira con cara de asco y le aparta bruscamente para sentarse ella.
Él se queda de pie con los brazos cruzados y mirando con el ceño fruncido a mi amiga.

-Carolina, supongo que sabrás lo que son las peleas clandestinas ¿no?- me pregunta mi amiga, sin siquiera parpadear.
-Claro... Claro que lo sé- digo sin entender a que venía esa pregunta.
Miro un segundo a Santi, que tiene la mano tapándole la boca, mientras el mira al suelo.
-Bueno, pues... Ejem... S-Spencer lucha en ellas... Y además es muy bueno, gana muchos combates y entrena duro muchas noches- dice nerviosa mientras se toca el pelo y no me mira ni a la cara. La primera reacción mía no fue la esperada, básicamente porque me reí.
Pero ellos no.
-¿No sospechabas de todas las noches que se iba? O ¿Cuando venia con heridas y moratones?- me pregunta Santi extrañado.
En verdad, esas dos cosas concuerdan, pero, ¿luchador? Yo desconocía esto.
Obviamente que lo desconocias, nadie te lo ha contado-pienso obvia.

-¿Y no me lo ha contado?- grito yo indignada. En las relaciones la base es la sinceridad y el apoyo mutuo, y si el no me dice que hace esas cosas, ¿como quiere que le apoye? Aunque no lo haría, eso es ilegal.
¿¡COMO SE LE OCURRE METERSE AHÍ!?

-¿Te sorprende eso solo? ¿Y las peleas?¿Las heridas?¿Los puñetazos?...- pregunta un tanto contrariado Santi.
-El seguiría recibiendo golpes aunque me lo hubiera o no contado- contesto levantándome del sofá energética y moviendo los brazos sin parar, indignada, mientras me paseo por la casa.

-Y tu...- le digo señalándola.
-¡Espera!- me corta lo que iba a decir.
-Dejame acabar.- me cayo y cruzo los brazos mirándola despectivamente.
No creo que lo que me diga, cambie mi enfado por ella.
Alejandra se levanta y se gira mirándome, pero no se me acerca.
-Spencer lucha, como modo de desahogo, para no dañarnos a los demás- dice ella como si fuera algo que deberíamos saber.

A no, que no me lo contaron.

-¿Desahogo? ¿Que pasa? ¿Que le gusta pegar a las personas? Por favor, las personas no tienen ganas de pegar porque si.- digo aun indignada, señalándola y haciendo gestos con las manos.
-Ejem... En eso discrepo...- añade Santi, que no se ha movido de su posición.
-Solo fue un plato, no exageres- dice mi amiga haciendo un ademán con la mano, como si lo que dijera Santi no importara.

Yo les miro con expresión de extrañeza a los dos, pero ellos no me dan detalles de la historia del plato y Alejandra continua su 'relato.'
-Si me dejan continuar, tengo que decir que Spencer no estaba en su... En su plenitud mental.- dice bajando la voz y a su vez la cabeza hasta mirar al suelo.
-¿Que quieres decir?- digo acercándome a ella.
-Que Spencer sufre... Sufre...- la cortan sus sollozos, se lleva las manos a la cara y se sienta en el sofá.
-¿Que sufre?¿Que pasa con él?- tanto yo como Santi nos sorprendemos, yo me siento al lado de mi amiga y la abrazo por los hombros y Santi se agacha hasta quedar a nuestra altura con los brazos apoyados en sus muslos.
-Sufre de un transtorno obsesivo compulsivo...- rompe en un llanto al acabar la frase.
Santi se levanta muy lentamente y se lleva las manos a la frente.
-Ostias... Que el tío está majara...- dice con la mirada perdida.

Diario de una (no tan) preadolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora