Capítulo 35 - Segunda Parte.

810 24 6
                                    

-Harry...- murmuré casi sin voz. Caminé hacia el sofá y me paré frente a él, aunque sentía que en cualquier momento me desmayaría.

-Esta mañana intenté llamarte muchas veces...- murmuró sin levantar la vista.

-Yo...

-Y... sabes, me respondió Christopher... Dijo que dejaste su celular en su casa... al irte esta mañana.- volvió a murmurar con una sonrisa irónica. Las lágrimas comenzaban a rodar mis mejillas.

-Harry, yo puedo explicarlo...

-¿Viste la portada del London Times de hoy? Apareces allí...-. Tomó el diario y me lo extendió. Observé las fotografías que salían en primera plana: "La novia de Harry Styles saliendo de la casa de Christopher Lowejoy", junto con varias fotos de mí, haciendo justamente lo que decía la descripción de las imágenes. -¿En serio puedes explicarlo, Jessica?-. Sin poder responder caí de rodillas al suelo llorando. En ese momento solo quería morir, era lo menos que merecía. Luego de unos momentos, él se arrodilló junto a mí, y permaneció en silencio. -Jess, por favor, Jessie... Dime... dime qué pasó, mi amor.- murmuró nerviosamente tomando mi mano.

-Lo siento, Harry...- levanté la mirada apenas un momento, sus hermosos ojos, totalmente apagados y cristalizados. No podía mirarlo. -Lo siento mucho...- sollocé. Él no respondió, mantuvo sus ojos fijos en los míos. -Harry, yo...

-¿Por qué? - me interrumpió.

-No lo sé, no sé qué pasó... Yo... Harry, yo te amo... No tienes idea de cuánto lo siento, yo solo...

Rió irónico.

-Ya escuché eso antes, Jessica. Todo esto, ya lo viví una vez... Nunca... Nunca imaginé que iba a vivirlo una vez más... contigo.

-No digas eso.- supliqué en voz baja. -Mi amor, yo...

-No me llames así.- me interrumpió. -Nunca más vuelvas a llamarme así, Jessica.- dijo quebrantado. Luego de penetrarme completamente con la mirada se levantó y salió del departamento.

Yo me quedé allí, tirada en el suelo. No podía parar mi llanto por más que lo intentara. Los brazos de mi amiga me rodearon una vez más. Ella no dijo absolutamente nada, solo acariciaba mi cabello dulcemente.

Lo había perdido... Ya no iba a poder recuperarlo. Había perdido a quien le daba sentido a mi vida día a día. ¿Qué iba a hacer después de eso?

...

No sé a qué hora desperté. Me encontraba en mi cama, cubierta por las sábanas y con otra ropa, limpia y mucho más adecuada para dormir. En mi habitación todo estaba oscuro y las cortinas estaban cerradas, lo que no me permitía distinguir si era de día o de noche. Intenté conciliar el sueño nuevamente, dando vueltas en la cama, pero la cabeza me dolía mucho, me sentía muy enferma. Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Allí se encontraban Beck y Emma.

-Estaba junto al Thames, cerca de Roatter Liver... Parecía perdida, creo que no tenía idea de dónde estaba.- murmuró mi hermano.

-No, en realidad estaba completamente perdida.- dije acercándome a ellos.

-Hey, hola.- sonrió mi amiga.

-Hola.- murmuré con un triste intento de sonrisa. -¿Qué hora es?

-Cerca de la 1 de la madrugada...- respondió Beck mirando su reloj de brazo. -¿Te sientes bien?- preguntó, lo que respondí con una mirada irónica. -Lo digo porque estás pálida... Ven aquí.-. Caminé hasta quedar a pocos centímetros de su cuerpo. Él colocó su mano en mi frente para chequear mi temperatura. -Creo que tienes fiebre.- musitó fijando sus grandes ojos azules en los míos. Me sentí extrañamente incómoda en ese momento, no me gustaba sentirme observada. Bajé la mirada e intenté cambiar de tema.

-Ya es tarde... Pueden irse, estaré bien.- me senté en un banco de la cocina.

-No vamos a dejarte sola, Jess...

-No necesitan quedarse los dos... Mañana tienes clases, Beck, no puedes faltar. Vuelve a casa.- mascullé.

-Sí, creo que deberías dejarnos solas, cariño...- agregó Emma.

-Esta bien...- se levantó de su silla. -Llámenme por cualquier cosa, ¿si?- ambas asentimos. Se despidió de su novia y luego de mí con un fuerte abrazo y un beso en la frente. Luego se fue.

Pasamos varios minutos en silencio, hasta que Emma volvió a hablar.

-¿Cómo te sientes, amiga?- preguntó tímidamente parándose frente a mí.

Lo pensé un segundo. ¿Cómo me sentía? No podía definir mis setimientos de ese momento; sentía que me había sacado un peso de encima, uno que había cargado durante todo el día, pero al mismo tiempo algo extraño me impedía estar tranquila. Era una mezcla de enojo, tristeza, impotencia, vergüenza...

Me encogí de hombros.

-Terrible...- reí sin gracia.

Ella volvió a guardar silencio durante un momento.

-Jess, yo... no sé qué decirte...- murmuró casi sin voz.

-No debes decir nada. Solo...- extendí los brazos hacia ella para que me abrazara. Cada vez que intentaba hablar un nudo en la garganta me impedía seguir. Emma me abrazó fuertemente otra vez. -Lo arruiné, Em.- murmuré limpiando mis lágrimas.

-No digas eso... No es así.- dijo acariciando mi brazo.

-Todo era perfecto...- agregué entre sollozos sin darle importancia a lo que me decía. -Yo lo arruiné, lo arruiné todo...

Never Let You GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora