Capítulo 30.

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Narra Harry.

Lo peor estaba por llegar. Uno nunca está preparado para las cosas malas... Algunas personas tienen "presentimientos" o cosas parecidas, pero yo no soy así, y es por eso que las situaciones difíciles me atacan inesperadamente. Durante mucho tiempo preferí creer que luego de una felicidad muy grande y duradera pasa algo que lo arruina todo, pero al no cumplirse mi profecía durante ese último tiempo decidí creer que no siempre era así. Tal vez fue una decisión muy tonta...

Esos últimos días habían sido perfectos, particularmente, y no tuve ningún momento para pensar en lo que estaba a punto de pasar, aunque era obvio. Supongo que era Jessica y mi embobamiento por ella lo que me hacía feliz, y lo que también me mantenía ciego y no me dejaba pensar con total claridad lo que pasaba a mi alrededor.

Habíamos estado grabando un nuevo video para el tour mundial que se aproximaba. Todo era genial, la estábamos pasando muy bien. Habría dado todo porque esa semana hubiera durado más, pero cuando se disfruta del momento el tiempo pasa mucho más rápido. Eso debe ser como una ley de la naturaleza, no se puede impedir; simplemente es así. La noche siguiente tomaríamos un avión de vuelta a Londres, y el video estaba listo antes de lo esperado, por lo que nos habían dejado ese último tiempo allí libre. Jess y yo no dudamos ni un segundo en salir a caminar juntos, no habíamos tenido mucho tiempo para estar solos durante el día.

Conversamos muchísimo mientras caminábamos tomados de las manos y jugamos como niños en la cálida arena; fue una tarde realmente inolvidable. El sol comenzaba a bajar y estábamos bastante lejos del hotel, así que volvimos por el mismo camino. En un momento del trayecto, el silencio se filtró en nuestra animada charla. Durante varios minutos permanecimos callados, aunque era una situación agradable. Era un silencio especial.

¿Cuántos meses llevábamos estando juntos? Casi seis. En esos meses mi vida había cambiado completamente, ya no era el mismo Harry que era antes, y esperaba no volver a serlo nunca más. Mientras ella estuviera a mi lado tendría mil razones para sonreír y seguir adelante. Aunque muchos creyeran que no era así, yo la amaba. Era perfecta, era lo que inconscientemente siempre busqué. Sin ella todo ese tiempo habría sido imposible vivir. Se había convertido en parte de mi vida una vez más, y era lo más importante que tenía.

-¿Jessie?- murmuré, pero ella no escuchó, tal vez por el fuerte sonido de las olas rompiendo contra la orilla o porque estaba demasiado hundida en sus pensamientos, así que hablé un poco más fuerte -Sabes que te amo, ¿cierto?

Ella volvió a la realidad y me observó rápidamente.

-No... No lo sé. Tendrás que repetirlo muchas veces más para que logre entenderlo del todo.- rió abrazándome.

-Voy a repetírtelo todas las veces que quieras.... te amo.- murmuré acercándola a mí para lograr besarla.

-Yo también te amo, mi vida.- sonrió al separarnos. -¿Y... por qué me lo dices ahora?

-Oh, porque lo recordé y quise que tú también lo recordaras... Sólo eso.- sonreí tomando su mano para seguir caminando, nos faltaba poco para llegar al hotel. Ella solo sonrió silenciosamente.

Llegamos cuando ya casi no quedaban rastros del sol, entramos al edificio y subimos a nuestra habitación en seguida. Como esa iba a ser nuestra última noche allí saldríamos a cenar afuera. Me recosté en la cama mientras ella se duchaba, estaba realmente cansado. Unos minutos después la oí salir del baño, así que me levanté para no dormirme. Me despavilé totalmente al verla sólo con un toallón alrededor del torso y su largo cabello mojado cayéndole sobre los hombros y la espalda, luciendo su nuevo tono de piel color miel oscuro gracias al sol que habíamos tomado durante esas tardes en la playa.

Never Let You GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora