Capítulo 27.

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-Oficina de Lyla Brunette, buenos días.- contestó una voz femenina del otro lado del teléfono.

-Buenos días, estoy llamando porque tengo varias llamadas de este número y quería...

-¿Nombre?- me interrumpió.

-Jessica... Miller.

-Oh, sí, señorita Miller; llamaba de parte de Lyla, ella ha intentado comunicarse con usted desde hace unos días, pero no pudo. Quiere hablarle sobre un nuevo proyecto en el que quiere incluirla. Le enviaré su número, esta mañana ella viajó a París, pero podrá hablarle.

-Okay, muchas gracias.- dije antes de colgar. -Oh, Dios mío...- murmuré para mí, ya que estaba parada sola en el medio del estacionamiento bajo la nevizna.

No podía creerlo: ¡Lyla quería incluirme en uno de sus proyectos! ¿De qué se trataría? Tal vez algún desfile, o muestra... O tal vez quería alguno de mis diseños. Los nervios y la ansiedad me estaban matando, por lo que decidí llamar a Lyla de una vez por todas. Marqué el numero que me habían enviado y esperé a que contestara. Luego de unos breves momentos atendió.

-Lyla Brunette.- dijo con su particular y sofisticado acento francés.

-Lyla, soy Jessica.- dije intentando demostrar confianza. -Jessica Miller...

-¡Oh, sí, Jessica! ¿Cómo estás, linda?

-Muy bien, ¿y tú?

-Genial ahora que por fin logré localizarte.- rió. -Escucha, cariño... Tengo una propuesta para ti, me gustaría discutirla contigo, pero me encuentro en París ahora. En cuanto vuelva me encantaría...

-Oh, yo también estoy en París- comenté.

-¿En serio? Eso es grandioso, ¿estás libre esta tarde? Mi agenda está un poco ajustada para los próximos días...

-Claro, esta tarde sería perfecto.

-Qué bien, te veré en el bar del hotel donde me estoy hospedando... Luego te enviaré la dirección, si?

-Grandioso, gracias, Lyla.- dije intentando no tartamudear, ya que eso se había vuelto una muy molesta costumbre cada vez que me ponía nerviosa por algo.

Luego de almorzar todos juntos en un restaurant del centro, volví al hotel para dejar la ropa de los chicos lista para esa tarde, ya que tendría que faltar al recital que harían por la reunión. Apenas terminé allí volví a salir, camino al hotel de Lyla.

Pocos minutos después ya estaba en la acera del hotel, el gran Hyatt Paris Madeleine se imponía frente a mí, y los nervios me carcomían por dentro. Caminé lentamente hasta el bar de adentro, y la vi sentada en una mesa del centro junto con otra mujer. Tomé coraje y caminé totalmente decidida hacia ellas.

-Ahí estás, querida.- se levantó de su silla para saludarme con un beso en cada mejilla. -Te presento a Ruby, mi asistente personal y gran amiga...- sonrió presentándome a una mujer de piel morena, ojos pardos y cabello lleno de diminutas trenzas.

Conversamos unos minutos más. Al parecer ya todo el mundo sabía sobre Harry y yo, era el tema de charla en Londres según Lyla. Eso me abrumaba un poco, pero me era imposible no sentirme feliz. Luego de eso, Lyla se puso seria y comenzó a hablarme de su idea.

-Okay, escucha... Como te comenté hace unos meses, estoy trabajando en un nuevo proyecto; quiero poner boutiques nuevas a lo largo de Europa. Ya hay tiendas en Milán, Madrid, Roma, y la próxima que abriré será aquí, en París...- sonrió satisfecha. Sonreí también, aunque completamente desorientada. -Aunque aún faltan varios meses para que inauguremos esa tienda, quiero que todo esté preparado con anticipación. Y ahí es donde tú entrarías.- me señaló con la mano extendida. -Necesito a alguien que me inspire confianza y pueda hacerse cargo de dirigir el diseño... aquí. Ese es el trabajo que normalmente yo hago, pero no puedo hacerme cargo de cada una de las tiendas. Me gustaría, y me haría muy, muy feliz, que tú tomaras ese lugar, Jessica.- sonrió expectante.

Respiré profundamente.

-Tú... quieres que yo tome tu lugar, aquí.- repetí intentando asimilar toda esa información.

-Así es, preciosa. No quiero a cualquiera en ese puesto, necesito a alguien que sepa lo que hace. Eso te perjudicaría tal vez porque tendrías que mudarte, pero... ¿qué mejor para un diseñador que vivir en la cuna de la moda, no?- me guiñó, yo sonreí torpemente. -Aprenderás mucho más con la experiencia que ganes, te lo aseguro... y en algún momento podrías hasta llegar a abrir tu propia boutique. La vida aquí en París es grandiosa, aún más trabajando en el maravilloso mundo de la moda. Jessica, esta es una gran oportunidad para cualquier aspirante como tú, y yo quiero dártela. Tienes mucho talento, y no lo estás usando del todo estando en ese estudio...

-Lyla, yo... no puedo creer que me estés pidiendo algo así. Es algo demasiado grande.- reí torpemente.

-Así es, es una gran responsabilidad... No cualquiera puede asumirla. De todos modos aún no debes responderme, quiero programar una reunión contigo cuando estemos de vuelta en Londres. Me gustaría ver más de tus diseños, tal vez podríamos exponer algunos en la tienda... Si tú quieres, por supuesto. ¿Qué dices?

-Me encantaría, Lyla, sería... grandioso.- reí. -Y, ¿en cuantos meses será la inauguración?

-Tal vez unos cuatro, cinco... como máximo seis meses.

-Wow, es algo... pronto.- murmuré.

-Lo sé, y aún hay muchas cosas por hacer. En unos minutos más tendremos una reunión con los arquitectos que diseñarán el lugar. Quiero que sea algo moderno y...

-Ya debemos irnos, Lyla.- dijo Ruby.

-Sí, claro, es tarde.- respondió. -Cariño, debemos dejarte. Hablaremos en unos días de vuelta en Londres, ¿si?- ambas se levantaron de la mesa, yo hice lo mismo.

Salimos del hotel y nos despedimos. Luego de un momento ellas tomaron un auto y se alejaron por la transitada calle. Ya estaba anocheciendo, según mi reloj eran las 7:35pm, así que el concierto de los chicos no había acabado aún. Volví al hotel, estaba cansada... y abrumada. Al llegar me dirigí a mi habitación, ya no pensaba volver a bajar. Me recosté en la cama y me puse a pensar en completo silencio. La propuesta de Lyla había sido algo totalmente inesperado, y en un momento inesperado también. Era demasiada información junta, mi cabeza iba a estallar si seguía intentando procesarla. Solo cerré los ojos e intenté desconectarme.

Desperté luego de varias horas más, cubierta por las tibias mantas de mi cama.

-Al fin despiertas.- sonrió Harry, que estaba recostado junto a mi acariciando mi cabello. -Estabas cansada...

-Mucho.- sonreí acercándome más a él. -¿Qué hora es?

-Van a ser las 11, creo...- murmuró abrazándome. -¿Cómo te fue con Lyla?

-Bien, supongo. Ella... quiere ponerme a cargo de una de sus tiendas... aquí.

-¿En serio? Jess, eso es fantástico.- sonrió emocionado.

Pensé un segundo antes de responder a eso.

-No lo es, Harry...

-¿Qué? ¿Por qué no? Es lo que siempre has querido, ¿o no?- preguntó algo confundido.

-Sí, pero... no contaba con todo lo que ha pasado últimamente. Harry, quiero estar contigo. Aceptar esa propuesta significaría dejar de trabajar con ustedes, tener que mudarme aquí, alejarme de toda mi familia y amigos, y... no quiero eso. Ya no te vería nunca, sería muy difícil mantener una relación así.

-Jess, te aseguro que no te desharás de mi tan fácil...- reímos. -Ya veremos como haremos para vernos, no puedes perder una oportunidad así por mi.

Suspiré.

-Bien... De todos modos aún no respondí nada, vamos a hablar cuando volvamos a Londres y allí voy a confirmar mi decisión... No me entusiasma la idea, no lo sé. Aunque aún tengo varios días para pensarlo... Ya veremos, pero ahora... tengo hambre, ¿sabes?

-Sí, yo también tengo hambre... ¿Quieres que pidamos algo para cenar aquí?

-Claro.- sonreí.

Never Let You GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora