CAPITULO 18 "TAL VEZ SI LO SIENTO."

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-Necesito hablar con mi hijo- Dijo Peeta en cuanto Effie abrió la puerta ese día.

-También me alegra verte por aquí- Musitó Effie, rodando los ojos, haciéndolo pasar a la hermosa casa en la que Peeta se había criado la mayor parte de su vida.

-Anthony no está. Él y Johana salieron por la mañana y aún no han vuelto- Dijo Effie sentándose frente a su hijo, quién se sentó con ella y le tomó la mano apretándosela con cariño.

-Estoy molesta contigo Peeta- Dijo Effie sin ver a su hijo, quién le contestó

-Y no eres la única-

-¿Qué fue lo que sucedió?- Preguntó viendo con atención a aquel hermoso niño al que había conocido con sus trece años ya encima y una vida destruida por una mujer alcohólica, que había perdido la vida en un accidente imprudentemente. No juzgaba a Alma pero tampoco la justificaba. Ella tenía dos hijos hermosos y un esposo que la amaba pero no había sido suficiente para ella. Peeta suspiró y se recostó en el sofá y luego tomó su rostro entre sus manos diciendo frustrado.

-Soy un mal padre- Effie le puso una mano en el hombro y lo apretó en señal de apoyo, luego dijo con dureza pero siendo sincera. Ella era sincera

-¿Sabes que eres lo que dices ser Peeta? Nosotros no venimos con un manual para ser padres. Los bebes no traen una revista de guía materna y paterna o un manual que nos diga donde presionar como si fuesen unos muñecos. Son seres humanos que sienten- Peeta levantó el rostro y miró a su mamá, aquella mujer que había estado allí siempre en los momentos que él la necesito.

-¿Tú no?... ¿Tú no quisiste ser madre alguna vez? - Effie sonrió y revolvió los cabellos de su hijo quién estaba inclinado mientras decía:

-Soy madre de dos hermosos niños y un oso que se empeña en llamarme mamá, y no es que me moleste, porque te digo que estoy orgullosa de todos ustedes Peeta y, puede que tú seas el que más me da dolores de cabeza- Peeta sonrió y Effie continúo:

-Respondiendo a tu pregunta. Si. Alguna vez ese fue mi sueño pero las cosas no se dieron así- Peeta asintió y luego preguntó nervioso

-¿Cómo le digo a Anthony que lo siento?- -

No le digas que lo sientes. Demuéstraselo-

.

.

.

Anthony bajó las escaleras y escuchó ruido en el despacho de su padre. Frunció el ceño extrañado y se acercó sigilosamente, ya que no quería que nadie lo viera. La puerta estaba entreabierta, así que él se acercó despacio. Se asomó y descubrió a su padre registrando su propio despacho. Lo estaba revolviendo todo y de vez en cuando se escuchaba algo como:

"-¿Dónde narices está?-"

"- ¿Dónde narices estará?-"

Anthony abrió la puerta sin hacer ruido mientras que Peeta estaba inclinado debajo de su escritorio.

-¿Buscas algo?- Preguntó al fin curioso. Peeta se sorprendió al escuchar la voz de su hijo. Tanta fue la sorpresa que se golpeó la cabeza con el escritorio y calló sentado. Escucho la risa de su hijo, quien rápidamente guardo silencio al verse descubierto e ignoró su mirada. Peeta suspiró frustrado. Él sabía que ese era el momento indicado para poder pedir disculpas pero había un problema grande. Peeta no sabía cómo hacerlo, no tenía idea de cómo abordar a su hijo y eso era una muestra más de que era un muy mal padre.

-¿Buscas algo?- Volvió a preguntar Anthony, mirándolo con atención. El despacho que siempre estaba pulcramente ordenado ahora parecía que hubiese pasado un huracán, aunque a su padre fácilmente podría llamársele huracán por destructor. Peeta se levantó y respondió sin el valor suficiente para ver a su hijo

La Maestra De Mi Hijo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora