CAPITULO 36. "SOBREVIVIENDO."

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Brutus se encontraba tumbado en un sofá, junto al lado de la puerta de la habitación donde se encontraba Katniss. Si alguien lo viera, pensaría que se encontraba tranquilo, simplemente tumbado, descansado. Pero él se encontraba realmente nervioso. Sabía que a Katniss no le quedaba casi tiempo y tenía que sacarla de allí a como fuera lugar. No podía cometer errores, sino sería su final y si él estaba muerto, no podría ayudarla.

En ese momento entró a la habitación Eleonora. Miró a Brutus y frunció el ceño.

-¿Qué haces ahí? - Eleonora miró a Brutus, mientras este le sonreía con una sonrisa bastante macabra.

- Te estaba esperando. Con todas las molestias que te has tomado por hacerle pagar a esa mocosa, no quería entrar sin ti para ver su cadáver. - Eleonora sonrió abiertamente. Realmente estaba deseando ver el cadáver de esa ratita, que hacía días que apenas se movía, ni siquiera cuando le aplicaba el látigo.

- Pues vamos a dentro. Lo estoy deseando. - Eleonora se dirigió hacia la puerta, quitó los seguros y entró. Un penetrante olor salió de la habitación. Eleonora se tapó la boca y la nariz con la mano y puso una mueca de puro asco.

- Joder, como apesta este lugar. Brutus acércate a ver si respira. - Brutus sonrió internamente. Ya contaba con que Eleonora no querría acercase a ella pensando que estaba muerta. Se había vuelto muy "señorita", no le gustaba ensuciarse las manos.

Se acercó lentamente, y dio gracias a que Katniss estaba haciendo exactamente lo que le dijo que hiciera. No se movía en absoluto. Su respiración era apenas imperceptible, debido a lo débil que se encontraba. Eso jugaba en su favor.

-Está muerta. Felicidades Enobaria - Brutus se giró para mirar a Eleonora, intentando fastidiarla con el nombre.

- No vas a aprender nunca a llamarme por mi nombre, verdad - Eleonora había fruncido el ceño, a pesar de sentirse eufórica. La rata ya no existía para fastidiarla. - Bueno, deshazte de la rata. A ver si así aprendes a llamarme Eleonora. - Y diciendo eso salió de la habitación. Brutus emitió un pequeño suspiro de alivio. La parte más difícil estaba hecha. Ahora la sacaría de aquí, derecho a un hospital, sino Katniss no sobreviviría.

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Anthony caminaba en silencio junto a Mark, quién solo lo miraba y extrañamente cuidaba de él, sin decir nada. Se encontraban en la escuela. Ya había perdido mucho tiempo mientras se encontraba en el hospital, a pesar de que había vuelto a clase al día siguiente de haber salido. Suspiró y se detuvo como todos los días frente al salón de música, esperando ver allí el fantasma de Katniss, de su Katniss. Aún tenía la esperanza de verla arreglando sus libros, que ella le sonriera y corriera a abrazarlo. Suspiró desanimado pues eso nunca pasaría

-¿Necesitas algo Anthony?- Preguntó Cecelia Watson tras él, haciéndolo reaccionar. Anthony negó y entró al salón de la maestra sin decir una palabra. Cecelia vio como Paul, el nuevo maestro de música, cerraba la puerta del salón y en ese momento comprendió al pequeño, pues ella también había perdido a una amiga. Cerró la puerta de su salón y comenzó con tristeza y melancolía:

-Buen día clase, este día...-

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Las puertas del Med Medical de Los Ángeles se abrieron de golpe

-¡Ayuda!- Gritó Brutus y en cuanto lo vieron con una Katniss ensangrentada en sus manos corrieron a ayudarlo. La colocaron en una camilla y comenzaron a trabajar. Él comenzó a seguir la camilla pero una enfermera lo detuvo.

La Maestra De Mi Hijo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora