CAPÍTULO 43 "A DONDE LLEGAN LOS MALOS. PARTE 2"

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-Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga puede ser usado en su contra. Tiene derecho a realizar una llamada, y tiene derecho a un abogado. Si no tiene uno, el estado le proveerá uno.

Eleonora quiso levantarse pero estaba esposada de pies y manos a la silla. Ya había intentado matar, despellejar, sacarle los ojos, a cualquiera de los imbéciles que la tenían apresada, por lo que habían decidido que era mejor tenerla lo más agarrada posible, así que no le quedaba otra que escuchar. Pero ella quería degollar al hombre que tenía delante. Estaba furiosa. Quería venganza.

-Quiero mi llamada- Pidió Eleonora y en ese momento se preguntó ¿A quién iba a llamar? Suspiró y se corrigió diciendo

-No tengo un abogado

Boggs entró e hizo una seña para que el guardia que le leía los derechos a Eleonora saliera. Este obedeció rápidamente, agradecido de no tener que hablar más con esa mujer

-Señorita Dinkley- Dijo de forma educada antes de continuar

-Soy Garrett Boggs, jefe de la unidad contra el crimen organizado internacional. ¿Sabe ya sus cargos?

-No- Respondió Eleonora. Boggs dejó sobre la mesa una carpeta y preguntó

-¿Quiere que los lea ya o prefiere que sea frente a su abogado?-

-No tengo un abogado - Gruñó Eleonora furiosa. Después le cambió la cara. Miraba a la mierda que tenía sentada frente a ella como si no valiera nada. No valía nada. ¿Qué sabría ESE de lo que ella era capaz de hacer? ¿Un abogado? Ella no lo necesitaba. Aunque la mandaran a la cárcel, no tardaría en salir de allí. Simplemente era cuestión de tiempo e influencias. Y ella sabía muy bien cómo obtener y utilizar sus influencias. – No necesito ningún abogaducho que puedas darme.

Boggs suspiró. Se sentó, abrió la carpeta y comenzó

-Secuestro, robo de identidad, estafa, homicidio, intento de homicidio, manejo de sustancias ilícitas, ¿Quiere que siga?- Pregunto Boggs cerrando la carpeta y mirándola con atención, sugirió

-Señorita Dinkley, ¿por qué no me dice su nombre completo?

-Eleonora Marine Dinkley- Respondió Eleonora de forma autómata. Boggs negó y dijo:

-Está haciéndome las cosas difíciles, señorita ¿cómo se llama realmente?

-Eleonora Marine Dinkley- Volvió a responder sin titubear Eleonora furiosa con las estúpidas preguntas de ese capullo. Boggs suspiró pesadamente y se levantó para salir, pero antes de tocar el pomo de la puerta dijo

-Cadena perpetua. Toda su vida en una cárcel de máxima seguridad sin derecho a la condicional y la revisión de su caso sería en unos 25 años. Tiene suerte que el fiscal que lleva su caso sea contrario a la pena de muerte, señorita Klein, porque esa sería su sentencia. Le buscare un abogado, no se me permite seguir si usted no tiene uno

Y con eso salió, dejando a Eleonora (o Enobaria) atada a esa silla.

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Peeta suspiró sentado en la sala de juntas de la empresa. Sin paz alguna lanzó furioso los periódicos al suelo, cada uno con un titular diferente

"Pérfida asistente estafa empresa de software durante catorce años"

"L. A Suport Tecnic Mellark Corp sufre estafa por asistente ejecutiva"

"Eleonora Dinkley; De distinguida asistente a estafadora"

Encendió su laptop y abrió el programa que él había creado para guardar lo único que le quedaba de su hijo, fotografías de Anthony. Las habían hecho el detective privado y se las había ido mandando a Brutus, que se las pasaba a él. Había fotos de todo tipo. En el colegio, disfrutando una tarde con sus amigos, caminando por la calle. Y en sus musicales, tocando cualquier instrumento menos el piano. Anthony no había vuelto a tocar el piano y cada día que pasaba se sentía más culpable, porque Peeta sabía que era su culpa.

La Maestra De Mi Hijo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora