CAPITULO 7 "EL HONOR DE UNA PROMESA"

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-¿Ha llamado usted a mi secretaria?- preguntó Plutarch Heavensbee a través de su teléfono, mientras veía su reloj rolex de oro. Era un regalo de sus hermosas y ya mayores hijas, contando, por supuesto, en el camino a su adorada y preciosa nieta, una adorable réplica de sus gemelas y bellas hijas.

-Si- respondió tajante Peeta Mellark a través del celular moderno que llevaba, mientras tecleaba en su computadora para no perder el logaritmo del nuevo programa que estaba creando, junto con Gu Ying, su socio de Japón.

-¿Nombre?- Oyó a Heavensbee preguntar sin esperar o decir más, siempre era así. Heavensbee había trabajado para él desde hace demasiado tiempo.

-Katniss Everdeen-

Heavensbee tenía en sus manos una libreta para anotar la información que Peeta Mellark iba a darle a través del teléfono. Sin embargo la pluma se congeló antes de que tocara si quiera el papel. Peeta casi nunca investigaba a nadie, pero cuando lo hacía siempre tenía razón de hacerlo. Siempre había, de alguna manera, algo extremadamente malo con aquella persona, pero en este caso, él sabia el origen de aquel apellido y aquel hermoso nombre de aquella niña a la que su ex-esposa había enterrado en el internado más caro junto a sus hijas, una vez hace ya diez años, con tal de no hacerse cargo de ellas

-¿Lo tienes?- preguntó exasperado Peeta. Había dicho el nombre de la mujer que llevaba sin cesar en sus pensamientos y ahora se le ocurría a su mejor investigador quedarse callado. No estaba de humor para soportar las estupideces de nadie, mucho menos del anciano Heavensbee, quién dejo sus pensamientos diciendo:

-Seré sincero Peeta- Peeta frunció el ceño por la manera de hablar de Plutarch. Él nunca le hablaba así.

-Siempre he sido un hombre de honor- continuó Heavensbee, buscando las palabras adecuadas para rechazar aquel trabajo

-Te he pedido que investigues mujeres antes y no te has negado ¿Qué puede tener de diferente esta?- dijo Peeta interrumpiéndolo, más Heavensbee continuó pensando en aquella chiquilla que había sido capaz de devolverle el amor de sus hijas, que había sido arrancado por una frívola y manipuladora mujer, como lo era Gianna, su ex esposa. Aquella niña solitaria se las había devuelto y ahora se enorgullecía de decir que tenía a la mejor familia que pudiera tener, sus hijas, Katniss y su hermosa y admirable mujer, que era una parte importante de su familia.

-Sé quién es Katniss Everdeen y es por eso que me niego a hacer el trabajo señor Mellark, con todo respeto...-

-¡NO!- Le grito Peeta furioso -Tú trabajas para mí- le susurro dejando de lado su trabajo.

-Entonces renuncio- dijo Heavensbee sin pensárselo dos veces. Él era un hombre de honor, así que al oír el silencio al lado contrario de la línea continuo:

-Tengo respeto por los pasados demasiado dolorosos y este es uno del cual no quiero recordar, porque me involucra y siempre he sido un hombre de palabra. Mi respeto por el apellido Everdeen no es en ningún punto diferente del que tengo de la familia Mellark. Siento cualquier imprevisto. Ha sido un honor el trabajar para su familia Sr. Mellark-

-Respeto eso- dijo Peeta suspirando. Antes de que Heavensbee colgara continuó:

-No te obligare a nada, así que Heavensbee, aún no te librarás de mi-

Sin decir más, Peeta colgó su teléfono mientras analizaba las palabras de Heavensbee "Respeto los pasados demasiado dolorosos". Eso solo significaba que aquella tristeza en los ojos de Katniss tenía nombre y apellido o quizás demasiadas razones por las cuales ocultarse. Sin duda, aquella hermosa y admirable mujer ocultaba algo extremadamente doloroso y esa quizás fuese su debilidad. Aquel pasado del que no podía saber nada y eso solo lo llenaba más de curiosidad. Él quería saber quién es Katniss Everdeen y sin duda lo haría, aunque tuviese que averiguarlo por sí mismo.

La Maestra De Mi Hijo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora