CAPITULO 35 "EL CUMPLIMENTO DE UNA PROMESA"

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GleydiiMellark, va para ti!!!





-Te dije que tu orgullo iba a llevarte a la ruina - Dijo Eleonora, sentada frente a Peeta, quien no dejaba de leer los documentos que contenía la carpeta que tenía en sus manos. Peeta suspiró y murmuró:

-¿Podrías, sólo, traerme un café?- Eleonora bufó y se levantó, saliendo de la oficina, molesta. Peeta frunció el ceño, le faltaban unos documentos que seguramente tendría Eleonora en su escritorio. Se levantó y caminó rápidamente al escritorio de su asistente, abriendo las gavetas de una en una hasta que encontró el archivo que buscaba. Movió varios papeles del escritorio de Eleonora y un sobre blanco cayó al suelo llamando su atención. Lo levantó y le dio vuelta encontrándose con la letra de su hijo.

"No sé si estarás ocupado pero realmente me gustaría invitarte a mi musical. Es un regalo para ti. Anthony"

Peeta abrió el sobre. Era la invitación al musical de su hijo. La invitación que se había perdido. En aquel preciso instante Eleonora llegaba con un café en sus manos. Peeta levantó la mirada y preguntó:

-¿Qué haces tú con esto?- Eleonora retrocedió nerviosa. ¿Cómo había descubierto la invitación? Ella la había tirado o eso creyó. Respiró con profundidad, buscando parecer tranquila y respondió:

-No sé cómo llego eso ahí, pero ¿qué es?- Las alarmas de Peeta se activaron pero llevaba doce años trabajando con esa mujer que estaba frente a él. Ella no podía ser mala, lo hubiera descubierto a lo largo de estos años. Aun así él no podía confiar en nadie y de ahora en adelante ella no iba a ser la excepción.

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Se sentía en una especie de bruma que poco a poco se iba disipando y conforme se disipaba el cuerpo le empezaba a doler. No podía distinguir que es lo que más le dolía. Abrió los ojos, intentando saber dónde se encontraba, pero volvió a cerrarlos porque su mundo se movió bajo sus pies, literalmente hablando. Miró hacia arriba y se dio cuenta que sus manos estaban atadas, sobre su cabeza, en un tubo que parecía una cañería. Las movió y gimió de dolor. Se encontraba colgada como a medio metro del suelo, sostenida únicamente por sus manos atadas. Varias lágrimas inundaron sus ojos. No sabía dónde se encontraba, solo recordaba, perfectamente, como alguien la había tomado desprevenida y la agarró, tapándole la boca y la nariz con algo que supo identificar. Sintió un ardor fuerte en sus piernas y escucho el zumbido de un latigazo. Gimió como pudo, pues tenía una mordaza que le impedía gritar por el dolor que sintió al recibir el golpe.

-Sería tan fácil acabar contigo- Se burló una voz desde atrás. Katniss no tuvo ninguna dificultad para identificarla. Esa voz la distinguiría en medio de un millar de personas hablando. Sin duda era Eleonora. El escalofrío que sintió cuando la oyó hablar se lo confirmó. Intentó verla en la oscura habitación, pero estaba casi en penumbras. Hacía frío, no había ninguna ventana, por lo que ella podía ver, y la única luz que había era una luz roja que titilaba, como si fuese una habitación de una película de terror. En frente de ella pudo distinguir la figura de alguien grande, pero la oscuridad era tal y su vista estaba tan nublada por las lágrimas que fue imposible distinguir quién era.

-Te dije que te daba 24 horas para marcharte, pero preferiste desafiarme. Ahora te demostraré por qué se ha de hacer lo que yo diga, pero prefiero hacerlo muy lentamente. - Katniss gimió de nuevo cuando Eleonora la volvió a azotar, riéndose de una manera maniática. Rogó al cielo, pidiendo ayuda divina para ella y para su bebe, su pequeño y frágil bebe.

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Brutus se encontraba viendo la escena que tenía delante con una impotencia que no estaba acostumbrado a sentir. Sabía que tenía que ir con mucho tacto si quería sacar a Katniss de allí con vida. Había llegado demasiado tarde para impedir el rapto. Para ser realista, le había pillado totalmente desprevenido. Cuando fue a encontrarse con Enobaria, ya estaba en esta habitación dejando la espalda de Katniss en carne viva. Por lo menos, los golpes no iban dirigidos al vientre de esta.

La Maestra De Mi Hijo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora