En el coche, un modelo especial que tenía dos asientos enfrentados en la parte trasera y ventanillas oscuras, me encontré junto a Celeste, y teníamos a Ashley y Marlee enfrente. Marlee estaba pletórica, mirando a través de la ventanilla, y el motivo era evidente. Su nombre figuraba en muchos de los carteles. Era imposible contar la cantidad de admiradores que tenía.
El nombre de Ashley también se veía aquí y allá, casi tanto como el de Celeste, y mucho más que el mío. Ashley, siempre elegante, se tomó muy bien no ser la favorita. Celeste, era obvio que estaba molesta.
-¿Qué crees que habrá hecho? -me susurró al oído, mientras Marlee y Ashley hablaban entre sí de su casa.
-¿Qué quieres decir? -susurré.
-Para ser tan popular. ¿Crees que habrá sobornado a alguien? -dijo, mirando fríamente a Marlee, como si estuviera sopesando a su rival.
-Somos cuatros -respondí, escéptica-. No tenemos medios necesarios para sobornar a nadie. Celeste chasqueó la lengua.
-Por favor. Una chica tiene más de un modo de pagar por lo que desea -dijo, y se puso a mirar de nuevo por el cristal.
Tardé un momento en entender lo que sugería, y me sorprendió. Era evidente que a alguien tan inocente como Marlee nunca se le ocurriría irse a la cama con alguien.
Desde mi posición no pude ver muy bien la llegada al palacio, pero sí vi los muros. Estaban cubiertos de yeso amarillo pálido y eran muy muy altos. Había guardias apostados en lo alto, a ambos lados de la gran puerta que se abrió al acercarnos. Tras cruzarla, nos encontramos en un largo camino de grava que rodeaba una fuente y que llevaba a la puerta principal, donde nos esperaba un grupo de funcionarios.
Con apenas un «hola», dos mujeres me cogieron de los brazos y me hicieron entrar.
-Lamentamos mucho apremiarla, señorita, pero su grupo llega tarde -dijo una.
-Vaya, yo no deberia decirles esto pero lo digo en nombre de Celeste, lo lamento- dije sonriendo.
El comedor estaba a la derecha, me dijeron; el Gran Salón, a la izquierda. A través de las puertas de vidrio pude entrever unos enormes jardines. Me habría gustado parar, pero, antes incluso de poder procesar dónde nos encontrábamos, me empujaron a una enorme sala llena de gente muy ajetreada.
La multitud nos hizo espacio y vi una fila de espejos con gente que trabajaba en el peinado de las chicas y les pintaba las uñas. Había unos colgadores llenos de ropa, y se oían gritos como «¡Ya he encontrado el tinte!» o «¡Eso la hace gorda!».
-¡Ahí están! -exclamó una mujer acercándosenos. Estaba claro que era la que mandaba-. Soy Silvia. Hemos hablado por teléfono -dijo, como presentación, e inmediatamente pasó al trabajo-. Lo primero es lo primero: necesitamos fotos del «antes». Vengan aquí -ordenó, indicándonos una silla en una esquina, con un fondo artificial detrás-. No hagan caso de las cámaras, chicas. Vamos a hacer un programa especial sobre vuestra transformación, ya que todas las chicas de Illéa querrán parecerse a ustedes cuando hayamos acabado.
Efectivamente, había un montón de gente con cámaras paseándose por la sala, haciendo primeros planos de los zapatos de las chicas y entrevistándolas. Cuando acabaron con las fotos, Silvia empezó a lanzar órdenes.
-Lleven a Lady Celeste a la estación cuatro, a Lady Ashley a la cinco..., y parece que en la diez ya han acabado: preparar allí a Lady Marlee, y a Lady Aeryn en la seis.
-Bueno, esto es lo que tenemos -dijo un hombre bajito y moreno, muy expeditivo, haciéndome sentar en una silla con un seis en el dorso-. Tenemos que hablar de tu imagen.
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UNA NUEVA SELECCION
FanfictionEn illea el Príncipe Maxon tiene edad de elegir esposa, así que la selección empieza. Aeryn es una joven chica cuatro que anhela con todas sus fuerzas participar por la gran oportunidad que su familia tendría y por supuesto el honor de conocer al Pr...