Niall se despertó. Era muy temprano. Se habían quedado finalmente dormidos después de estar dándose mimitos y esperando en vano durante horas que Patrick James volviera a saludar.
No le apetecía salir de la cama, pero la naturaleza tenía otros planes y necesitaba hacer pis. Se apartó despacio de Harry. Éste se movió y protestó algo.
-Ya vuelvo. -dijo Niall.
Entró al baño, hizo pis y abrió el grifo. Estaba lavándose las manos cuando sintió entrar a Harry. Le miró de reojo. Estaba desnudo y con todo el pelo revuelto y por la cara, los ojos medio cerrados. Harry se acercó y lo abrazó por detrás.
-Buenos días, mi vida.
Niall suspiró y echó la cabeza hacia atrás. Harry le besó y le abrazó fuerte.
-Me he despertado pensando en algo -dijo Harry, acariciándole la barriga y dándole un toque leve un poco más abajo.
-Uhmm. Ya imagino.
-En comer algo.
Niall se excitó sólo con oír eso. Las felaciones de Harry eran una de esas cosas que daban a uno motivos para vivir. Simplemente era un genio en eso.
-¿Sabes qué es lo que realmente, realmente, de verdad me apetece comerme?
Niall reprimió un gemido y movió las caderas, expectante. Se dio la vuelta y Harry le abrazo, las caras casi pegadas.
-Dímelo.
-Pastel de nuez con trufa, banana y chocolate blanco relleno de blue berrie.
-¿Cómo...? -Niall parpadeó. Harry le sonrió con expresión angelical, ignorando deliberadamente la tremenda erección que Niall tenìa en ese momento.-esa mierda no existe.
-Claro que existe. Ya lo comí una vez, es una receta exclusiva de una pastelería de aquí, una pequeña confitería. Donde estuvimos el año pasado y compraste esos bombones tan caros para tu madre.
-Y ahora lo quieres.
Harry se acarició la barriga con suavidad.
-Es un antojo. No es algo que pueda controlar. Pero si no quieres ir, no hay problema.
-¡Joder! Ya voy. -Niall se apartó. -son las putas siete de la mañana.
-Estás siendo grosero. No veo la necesidad.
Niall gruñó algo para si mismo. Tampoco el veía la necesidad de comer esa mierda a esas horas. Buscó ropa. Harry se metió en la cama.
-Eres el mejor marido y padre del mundo.
-Me voy. Esto puede tardar.
-Estaré aquí.
Niall salió. Sólo esperaba que los pantalones anchos y la camiseta larga disimularan que aún estaba excitado.
-Más vale que a cambio reciba una buena mamada -protesto en la puerta.
-Tú trae el pastel, y ya veras como no va a ser lo mas dulce que pruebe hoy mi boca. Vas a sentir mi lengua por todos los rincones de tu delicioso cuerpo.
Niall se tapó los oídos. Joder, no iba a poder caminar si no.
No fue fácil encontrar esa confitería, y el cartel en la puerta indicaba que no abría hasta las doce. Joder, estupendo.
Decidió investigar un poco. Seguro que podía lograr que le dieran ese pastel. De hecho había luz en el obrador. Picó a la puerta pero claro, le ignoraron.
Se sentó en una pequeña cafetería y sacó el iPhone. Lo primero, el nombre del propietario. Le costo pero lo encontró en una guía de empresas. Era una señora.
