"Lee esas palabras en su libro de gallego de nuevo. Son como sus palabras. Suena a él. Al chico especial. Que viera la luna, le dijo una vez, por que sería la misma luna que él vería, y ese sería su abrazo. La chica de los ojos tristes duda que siga pensando así. Quiere que le hable. Que le explique qué le pasa. Olvidarse de todo. Por que últimamente su vida parece una pesadilla. Está volviendo a esa rutina de llorar, lágrimas rojas. Y no le gusta. Pero su mundo se desmorona.
Suspende un examen, y sus padres la odian. La critican, la castigan. La hunden. No soporta nada de eso. No soporta su vida. Quiere ser perfecta. Se esfuerza, lo jura. Pero, ¿como ser perfecta, estando rota? ¿Como rozar la perfección si sus brazos se llena de marcas? ¿Como si quiera se permite desearla?
Es ridícula. No puede para de escribir, intentando llamar la atención del chico especial que le romperá el corazón. Es estúpida, ñoña, rota, llorona, miedica. No quiere seguir escribiendo. Pero, como llorar lágrimas de cristales rotos, escribir es una adicción. Por que ahora intenta canalizarlo para evitar daños. Y quiere pintar su mundo de colores apagados, aunque no pueda. Y quiere querer, y que la quieran. Y no quiere ser perfecta. Quiere que el resto del mundo deje de obligarle a que lo sea.
La chica de los ojos tristes, la pequeña y ridícula chica de los ojos tristes, sonríe con esa sonrisa falsa, y continúa fingiendo que no le duele. Y eso le duele más todavía. Actuar, como si no le importara. Actuar, como que es perfecta. Actuar, como que es especial. Actuar, como tan bien aprendió, para ser lo que los demás quieren que sea, por que no sabe quién, qué es.
Hoy hablaron de las emociones en clase. El que llevaba la charla, se impresionó con ella. El resto dicen que es por que lee, por que escribe. Pero quizá sea por que entiende de lo que habla. Por que sufre esos ataques, de tristeza, de ansiedad. E intenta manejarlos. Controlarlos. Canalizarlos.
La chica de los ojos tristes se está desmoronando, junto con su mundo. Su relación con sus amigas es menos dependiente, pero eso la asusta. Apenas habla con su mejor amiga, que encontró su sitio, y eso la asusta. A su amiga de la autoestima baja, le hace daño, y eso la asusta. El chico que no puede corresponderle se aleja cada vez más, y eso la asusta. El chico especial que destrozará los pedazos de su corazón roto, está confuso, se aleja, y eso la asusta.
Así que escribe. Ridiculizándose. Suplicando. Pasándose de la ralla. Pero escribe, para canalizar sus sentimientos. Para alejar las lágrimas rojas de sus brazos. Para pedirle al mundo que necesita un cambio en su vida. Alguien que la ayude. A quién quiera. Que la quiera. Alguien especial que, como a la primera chica que calló en la oscuridad de los filos cortantes, le ofrezca un motivo sólido para salir. Alguien que la haga sentir que encaja, que encontró su sitio... ¿Por que de eso trata todo, no? De encontrar el lugar al que sintamos por fin que pertenecemos. El sitio donde nos aceptemos, y nos acepten.
La chica de los ojos tristes quiere encontrar eso, el lugar donde no tenga que ser perfecta."