21

55 3 3
                                    

"Érase una vez una princesa de típico cabello marrón y típicos ojos castaños. No era como las demás, todas las princesas eran rubias, hermosas, y con los ojos azules y mirada de superioridad. Ella era, simplemente, ella.
Era hermosa, pero era ese tipo de belleza complicada de visualizar, ese tipo de preciosidad única, que no sabes como asimilar.
Desde muy pequeña, le enseñaron que los dragones eran horrendos y malos, y los príncipes hermosos y buenos. Le dijeron, que los dragones mataban princesas inocentes con su intenso fuego. Le mostraron, que los príncipes mataban dragones, y salvaban princesas. Le inculcaron, que nunca se acercara a los dragones. Le aseguraron, que se casaría con un príncipe y que así sería feliz para siempre.
A la princesa de los ojos tristes le encantaba ayudar. Se pasaba la vida ayudando a la gente, no importa que fueran campesinos agradables o ricos desagradecidos.
La princesa del cabello marrón, amaba a su familia, y amigos. Amaba el mar, amaba la música, pero, por sobretodo, amaba los libros. Todos le reñían, diciendo que las princesas tenían que demostrar que eran hermosas, que no se pasaban el día leyendo, que eran perfectas. Pero a ella le gustaba vivir mil vidas, le gustaba vestirse como le diera la gana, le gustaba ser ella, simplemente.
Un día, conoció a un campesino con un corazón inmenso. Se enamoró, aunque sabía que ella estaba destinada a un príncipe que todos vieran tan hermoso como ella veía al campesino. Pero él no podía querer así al corazón puro de la princesa.
Un día, de esos en que su sonrisa se veía caída, la princesa del cabello castaño conoció a un príncipe. Al principio, no le gustaba, le parecía arrogante, y sin demasiado fondo. Pero, tras mucho insistir, y al ver que era lo mejor que podía hacer, empezó a salir con él. Empezó a conocerlo, y le gustó su estúpida arrogancia. Pero un día triste, el príncipe se calló dentro de un pozo muy profundo. La princesa del cabello castaño, en vez sentarse y esperar a que otro príncipe la ayudara, decidió salvarlo. Se inclinó todo lo que pudo sobre el pozo y alargo mucho su mano, hasta rozar los dedos del príncipe. Los agarró, y tiró de él, hasta que no podía más, e incluso así, continuó tirando. Pero el príncipe, dejó de ser bueno, y tiró de ella hasta hundirla en el pozo. Entonces ella se dió cuenta de que pese a ser hermoso, era cruel, y se alejó de él.
Un día, intentando escalar el oscuro pozo, miró fuera y vió un dragón. Todos dicen que los dragones son horrendos, pero ella, en cambio, vió algo hermoso y majestuoso. Le suplicó al dragón que la sacara del pozo, pero él se negó. Sin embargo, bajó al oscuro pozo profundo, y se tumbó a su lado. Noche tras noche, le mostró su preciosa visión de las cosas. Noche tras noche, le ayudó a que ella curara sus propias heridas. Noche tras noche, ella se enamoró.
Ahora, la princesa sabe que no todos los príncipes hermosos son buenos, y que no todos los dragones son horrendos y crueles. Ahora, la princesa sabe que el dragón nunca la amará, por que no está dentro de su forma de ser. Ahora, pese a que llore de vez en cuando, quiere por lo menos la amistad del dragón. Ahora, la princesa del cabello castaño sólo tiene que esperar a ser lo suficientemente fuerte, y entonces ella será su propio príncipe, y entonces ella será feliz, sólo con ella misma."

La chica de los ojos tristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora