"Quizá la chica de los ojos tristes se haya roto de tal manera que ya no puede escribir. Tal vez se encuentra tan destrozada que su mente le ha arrebatado las palabras, encerrándolas en una caja acorazada perdida en algún lugar de su mente, demasiado arriba en el pozo de la oscuridad de filos cortantes como para si quiera soñar con rozarla. A lo mejor esto debía suceder, y ella no está destinada a escribir. A dejar un legado. A soñar. A querer. A salir del pozo de paredes afiladas. A vivir. Puede que simplemente su destino le aguarde un destino más apetecible y más dulce, pero ahora mismo se le asemeja doloroso, frío, cruel. Pero, al fin y al cabo, ¿quién dice que no haya nada después del final definitivo?"