③ Papá

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"Tell them I was happy

And my heart is broken

All my scars are open

Tell them what I hoped would be

Impossible, impossible

Impossible, impossible"

Vi como Niall quería decirme algo, porque hacía movimientos raros con su mano.

Estaba al fin en un momento de paz, acostado a la sombra de un árbol y a mi mejor amigo de ese entonces no se le ocurrió mejor idea que arruinarlo.

Me reincorporé sacándome los auriculares.

"¿Qué ocurre?" Pregunté.

Pausé la canción que escuchaba en mi celular.

"Lo siento, pero es hora de ir a clases otra vez." Me avisó.

Quería faltar, pero por más mal que me sienta, debía ir a clases. Yo pensaba así.

Me puse de pie. Coloqué mi celular en el bolsillo de mi pantalón y guardé los auriculares en mi mochila.

Llegué a clases y como lo imaginé, no entendí nada otra vez. Era muy común en esas semanas.

Mi último profesor del día me había avisado que mi madre estaba en la dirección y que me vería en casa.

En ese momento de lo que debía encargarme era de la "absurda visita a la psicóloga". Era lo que pensaba en ese entonces.

Salí de clases junto a Niall.

Caminaba con las manos en los bolsillos hacia el consultorio de la doctora.

"Así que a la psicóloga. Me sorprende". Mencionó mi rubio amigo.

"A mi igual". Me parecía un chiste.

Y como si estuviera harto, Niall se colocó delante de mí, impidiendo así mi paso.

"No puedes seguir así hermano". Me dijo.

"¿Así cómo?" Pregunté confundido.

"Tu padre se fue, ¿sí? - Sentí que ello era una broma y de muy mal gusto, pero él tenía razón; todo eso era por mi padre. - Tú y yo sabemos que es la mejor decisión que pudo tomar por al menos una vez en su maldita vida ¿Es que acaso esperabas al igual que tu madre que él cambiara? Si él seguiría con ustedes, sólo habría más problemas tras problemas Zayn. Él ya no quiso seguir mintiendo y debes entender ello".

Ira es lo que recorría por mis venas en ese momento; Niall tenía razón.

Sin pedir permiso, entré violentamente al consultorio de la psicóloga.

Ella me miró impactada y asustada. Aún recuerdo esa mirada.

"Discúlpelo". Soltó Niall.

Pero lo que más me sorprendió en ese momento es que mi madre estaba allí, en consulta.

Ella se puso de pie.

Me mordí el labio inferior, mirando fijamente a los ojos de mi madre.

La psicóloga se levantó. "Déjalo ir". Pidió.

Y así sentí como una daga se clavaba en mi pecho, liberando el dolor que allí había dentro.

Sin darle vueltas al asunto, fui hacia mi madre y así empecé a llorar... y ella lo hizo también, abrazándome a mí.

Me sentía destrozado, nos sentíamos destrozados, porque de cierta forma... extrañamos a papá.

Había estado ignorando el sentimiento para ser el sostén de mi madre, pero al parecer había llegado a un límite del que no quería ser parte.

Mi papá siempre fue una persona totalmente alcohólica, un inhibido familiar que sólo llegaba a casa para buscar más dinero para su adicción. Desde hace dos años, antes del abandono que hacía eso; que nos ignoraba, que peleaba con mi madre y que nos trataba peor que animales.

Lo empecé a aborrecer cuando las peleas se hicieron más intensas con mi madre, cuando la dejaba llorando, diciendo que mi madre no era suficiente para nadie, ni siquiera para él. Se creía la gran cosa.

Pero eso no fue siempre así y es por ello por lo que más me dolió ¿No les ha pasado que ponen a una persona muy especial como en un pedestal, la colocan como un superhéroe que siempre los va a proteger de todo mal o que sólo la idealizas como que nunca te va a ser daño y que jamás se va a equivocar? Pues así consideré a mi padre desde muy pequeño, pero creo que llega un momento en la vida en la que miras mejor y te das cuenta que idealizaste demasiado y que no es así como lo imaginaste, pero de allí a decepcionarte totalmente, a romper toda la ilusión y dejarte herido en el suelo; eso es lo que me produjo mi padre.

Sé que debía dejarlo ir y una parte de mí me apoyaba en ello, pero otra sólo me pedía que no lo aparte de mí, que lo busqué, porque... lo extrañaba.

Nuestra vida nunca fue perfecta y mucho menos anhelada por otros, pero puedo decir con seguridad que tuve una mejor vida antes de esos dos años, antes de que él se volviera una porquería.

Pero debía cambiar, debo mejorar, debía buscar la manera de poder ver más allá y dejar de esperar a que el maldito que tengo por padre ya no nos haga daño de lejos.

Después del emotivo abrazo que nos dimos mi madre y yo, la psicóloga pidió que nos sentáramos y que conversemos, mientras que Niall esperaría afuera.

Le expresé todo lo que sentía a la terapista y ella creyó conveniente iniciar sesiones para trabajar y poder lidiar con lo que nos estaba pasando tanto a mi madre como a mí.

Salimos del recinto y así la psicóloga llamó a Niall. Él ingresó, pero antes me pidió que no lo espere; es que siempre salíamos juntos.

Fui con mi madre hacia la salida.

"Hijo mío". Dijo acariciando mi cabello.

"Al fin todo va a estar bien mamá". Mencioné con una sonrisa de esperanza.

Ella sonrío de la misma forma.

"Hoy día me pagaron ¿Quieres ir por un café?" Propuso.

"Claro". ¿Por qué no?

Mi vida mejoraría, nuestra vida lo haría... o eso es sólo lo que pensé en ese momento.

ContaminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora