㉘ Salón de música

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Juro que iba a perder la cabeza si seguíamos así, pero es lo que me tocaba.

Nuestra relación seguiría así.

Llevé a Destiny al colegio en mi moto. Al bajar, ella me regaló un beso totalmente sensual.

"¿Y por qué eso?" Pregunté.

Es que ella jugaba con mi mente todo el tiempo.; cuando creía que me iba a dar un beso, yo ponía me ponía en posición de recibirlo, pero al último sólo hacía que besara su mejilla, su palma o peor aún, muy cerca a sus labios.

"Porque te has portado muy bien". Lo dijo por todo el morreo que tuvimos en la mañana antes de ir al colegio.

Creo que había tenido una erección, pero ella nunca se dio cuenta.

"Y tú mejor". Dije tomándola de la cintura y atrayéndola a mí para darle un beso, pero su mano no lo permitió.

"Tampoco te aproveches". Dijo muy sarcástica.

Rodeé los ojos.

Odiaba sus malditos juegos, pero también me volvían loco; hacía que la deseara más.

"Tenemos que ir a clases". Dije separándome de ella.

"¿Estás molesto?" Lo había notado.

"Claro que no. - La tome fuertemente de la mano. - Camina".

Pero jaló de mi mano, quedándose quieta y produciendo que yo volteara.

"¿Qué ocurre?" Pregunté fastidiado.

"Tengo un plan para quitarte ese ceño fruncido". Sonó muy confiada.

"¿Ah sí? - Cada vez me sorprendía más. Solté su mano, para cruzarme de brazos. - ¿Y cómo lo harás?"

Me extendió su mano. "Sólo sígueme y serás feliz". Sonó coqueta.

Yo me reí.

"Bien". Tomé su mano y así nos introdujimos en el colegio corriendo.

Sin esperarlo realmente, ella me condujo hasta el salón de música.

Nos detuvimos sigilosamente para que nadie se dé cuenta y sin moros en la costa, ingresamos al salón cerrando con sigilo la puerta.

Ella aún se encontraba en la puerta, escuchando a través de ésta, tal vez asegurándose al cien por ciento que nadie venía.

Así es cómo aproveché la situación; me puse atrás de ella y con un "¡Bu!" logré asustarla.

Inmediatamente se volteo a para darme una palmada en el hombro.

"Eres un idiota". Me dijo.

Me maté de la risa.

Después de algunos segundos, me tranquilicé, con dificultad, pero lo hice, para no permitir que me golpeara otra vez.

"Pero ya, ¿qué hacemos aquí?" Pregunté más calmado.

"Se supone que iba a quitarte el ceño fruncido, pero creo que deberíamos cambiar de roles, porque ahora yo soy la del ceño fruncido". Dijo.

Ella a veces podía ser engreída y más cuando se trataba de mí.

"¿En serio?" Soné coqueto.

"Ya que te crees tan rudo y toda la cosa, porque no me demuestras de lo que eres capaz". Retó.

"¿A qué te refieres?" La miré con escepticismo.

Se acercó a mí, tratando en lo más posible acercar a sus labios a los míos para preguntarme:

"¿Estás seguro de qué no sabes de lo que hablo?"

Ella quería jugar.

Sin pensarlo dos veces, la tomé de la cintura, atrayéndola con tosquedad hacia mí, teniendo a unos centímetros sus labios.

"Creo que lo sé perfectamente". Dije completamente coqueto.

"Entonces, ¿qué esperas?" Dijo con esa sensualidad que la caracterizaba.

Sin soportarlo más, tomé su rostro y la besé con un desenfreno pasional. La arrinconé en la puerta tomándola aún con más propiedad su rostro. Introdujo su lengua en mi boca, mientras metía sus manos totalmente heladas debajo de mi camiseta.

Al lado no me había percatado que había una tuba y por el desenfreno de nuestros cuerpos calentándose por los besos, la tumbamos sin querer, provocando que ésta se cayera junto a unos platillos que se encontraban a su lado y así produjera un ruido totalmente estruendoso.

Nos miramos a los ojos asustados, pero como Destiny la estaba pasando bien:

"Sigamos". Dijo agitada.

Tomó el cuello de mi camiseta para atraerme a ella y así la besé candentemente... otra vez.

"Pero... - Hablé encima de sus labios. Se separo de mí. - al menos déjame recogerlo".

Agarró esta vez el cuello de mi chaqueta de cuero y me atrajo para besarme otra vez.

"Olvídate de eso, ahora lo importante soy yo". Decía mientras me besaba.

Sí, así de egoísta era.

Pero yo también no era un santo; la seguí besando.

Y sin verlo venir, la auxiliar ingresó y totalmente escandalizada dijo:

"¡¿Qué pasa aquí?!"

Y desde allí la auxiliar nos odia, porque de cierta forma sabía que esto no era sano, nada sano.

ContaminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora