⑦ La cita imperfecta perfecta

59 8 12
                                    

Desde el primer momento empecé a especular que de cierta manera Destiny Tomlinson iba a cambiar todo lo que conocía como destino, pero nunca con la misma intensidad en la que la sentiría después.

Sin embargo, sabía que debía concentrarme en la chica que estaba a mi lado.

"¿Y bien? ¿A dónde me llevarás?" Preguntó Cassandra como niña de kinder.

Podía parecer una chica totalmente decidida y coqueta, pero era mucho más dulce que los dos calificativos mencionados antes.

Estábamos en el auto de Niall. Sí, Niall me lo había prestado.

La ciudad nos invitaba a estacionarnos en cualquier lado, pero la verdad es que no quería hacerlo. Quería que fuera una cita diferente; no al cine, no a un restaurante, sino a un lugar en el que no se acostumbre una cita.

Así que mi mejor opción fue... el campus donde trabajaba mi madre.

Sí, lo sé... No me culpen, era mi primer cita.

Nos estacionarnos y así bajamos del vehículo con destino al campo deportivo.

Mi mamá es contadora y trabaja para una empresa de fabricación de pelotas, así que el campo no estaba de adorno,... pero eso pensé en ese entonces.

"Es perfecto". Mencionó Cassandra saliendo del auto.

Me puse atrás de ella y así al voltear pude ver sus ojos color esmeralda muy de cerca.

La verdad es que la recuerdo como una hermosa mujer... ¿Qué será de ella?

Caminábamos al interior del campo, mientras trataba de tener una plática amena con ella.

"¿Y te voy a encontrar siempre en la librería?" Preguntó ella.

Desde el primer momento me pareció una persona curiosa.

Me coloqué las manos en los bolsillos. "Eso espero"

Ella sólo rio.

"¿Y cuéntame un poco de ti?" Me preguntó.

"¡Oh! - No sabía que decirle. - Bueno, mi nombre completo Zayn Javadd Malik Brannan. Nací aquí y no he salido de... aquí. - Me refería a Chicago. Ella rio. - Vivo con mi madre y soy hijo único. Me encanta el arte, más que todo lo que tenga que ver con la pintura. No me considero un chico atleta más que sólo para educación física y... creo que eso es todo".

"Apuesto que falta mucho por conocer, como por ejemplo que eres el hombre más guapo que haya visto en mi vida, eso te faltó. Pero tiempo al tiempo". Mencionó Cassandra.

Yo sólo atiné a reírme.

"¿Y qué hay de ti?" - Pregunté. - No sé mucho de ti; sólo sé que te llamas Casandra y te encanta las tragedias románticas. - Me mira confundida. - Me refiero al libro que me quitaste de las manos".

"¡Oh sí! - Lo recordó. - Pero te puedo asegurar que yo no seré Amanda Wishton". Refirió a la protagonista del libro "La fragancia de Dolche Vique".

"Mientras no me des un beso con la fragancia, todo estará bien". Bromeé.

Amanda usaba una poción, la cual era de Dolche Vique, un rey del siglo XVIII que creía en la magia, el cual en secreto con una hechicera realizaban pociones y una de sus obras maestras fue una fragancia; lograba que una persona se enamore perdidamente al probarla del ser que se la dio. Lo que debía hacer es rosear un poco de la fragancia en los labios y besar a la persona a la cual se quiere enamorar, lo cual hacia Amanda. Había encontrado aquella poción en un libro viejo en la biblioteca estatal que tenía un hoyo en el cual se conservaba.

"No lo necesito, ya que mis besos podrían enamorar a cualquiera". Dijo toda presumida.

No me molestó ello... Siempre he creído no hay problema en que una chica sea segura de sí misma.

"¿Ah sí?" Pregunté algo sarcástico.

"Podrías comprobarlo si quieres". Mencionó coqueta.

Me sorprendía su osadía, pero después me pregunté: Sí los chicos coquetean, ¿por qué las mujeres no podrían hacerlo?

Sin darle vueltas al asunto, la miré a los ojos, acercándome lentamente a sus provocativos y delicados labios rosas.

Pero el destino que quería fregarme la vida, tenías otros planes para mí.

Miles de pelotas salieron de no sé dónde hacia el campo, así interrumpiendo nuestro beso y dañando nuestros cuerpos.

En conclusión, la cita terminó hecha un asco.

Lo único que me quedó hacer era llevarla a su casa.

No hablamos nada hasta la despedida. Pero aun así me dio un beso rápido en los labios como despedida.

Sentí que no la había perdido a pesar de las circunstancias.

Pero lo que no vi venir, era a Destiny cargando libros delante de mí. Lo siento, pero desde que había hablado con ella en clases sabía que no era de hacer tareas. Aunque lo más sorprendente aún fue que no le era complicado cargar siete libros al mismo tiempo, pero creo que el octavo la hizo flaquear.

Sin pensarlo, porque de verdad no sé en lo que estaba pensando en ese momento, bajé del automóvil para ayudarla.

"Destiny". Me acerqué a ella.

"¡Malik!" Exclamó con una sonrisa al verme.

Esa sonrisa era hermosa y sobre todo, era para mí.

"Déjame ayudarte". Pedí.

Quise tomar los libros, pero ella no me dejaba, apartándolos de mi agarre.

"No, yo puedo sola". Aseguró.

Siempre se mostró segura, pero al menos conmigo... no lo fue.

"Pero... al menos déjame llevarte a casa". Pedí.

Ella me miró dudosa, pero algo me dijo lo que vendría y era que...

"Sí, está bien". Aceptó.

Y así empezó el error más grande de nuestras vidas.

Subió al auto con dificultad por todos los libros que traía y así yo subí al auto.

Pero si hubiéramos sabido nuestro futuro, les aseguro que ni intentar cambiar el destino hubiera sido una opción.

Estábamos destinados a derrumbarnos juntos.

ContaminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora