⑧ Destiny Tomlinson

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No saber lo que viene preocupa a veces, pero otras sólo no te das ni cuenta y vives la vida como viene y era muy claro que ese era el caso.

Conduje hasta la casa de Destiny y al estacionarme, bajé, ayudándola con los libros. Los llevé a su departamento y al verlo, me sentí el hombre más rico del mundo.

La verdad era que la casa de Des era muy precaria y aunque eso nunca fue impedimento en nuestra relación, las pláticas que teníamos a veces sólo se enfocaba en eso.

Pero lo que admiré en ese momento es que ella no se amilano frente a lo que era evidente.

Debo aceptar que uno de sus grandes atractivos en definitiva era su actitud totalmente desenfadado.

Dejé reposando los libros en una vieja mesa de madera que servía de comedor.

En ese momento había notado que los libros eran de medicina, por lo que Harry, su hermano, estaba estudiando.

"Gracias Malik". Pronunció aquella chica de ojos celestes cautivadores, quién me había seguido. "Por cierto, - Golpeó mi brazo con su codo. - buena con la chica".

Y así una extraña sensación se había apoderado de mi cuerpo.

"¿Qué chica?" De verdad; me había olvidado de Cassandra.

"¡Oye! - Se queja. - Te vi con la chica".

La verdad es que en ese momento no sentí que sea algo grave, pero había una incomodidad en mí que no entendí en ese momento, mas había entendido después.

"¡Oh! Cassandra". Mencioné.

La verdad es que flotaba con ese beso que me dio Cassandra.

"¿Qué onda con ella? ¿Es para el pasatiempo o algo así?" Preguntó como si fuera mi "brother" o algo por el estilo.

Destiny era demasiado desenfadada.

Pero en este tipo de cosas, al principio, me escandalizaba cada cosa que decía.

"¡No! - Negué categóricamente. - No, estoy saliendo con ella". Es como lo veía.

"¡Wouh! Entonces va enserio". Dijo asombrada.

"¿Por qué te sorprende?" Me atreví a preguntarle.

Empezó a tomar los libros, para ordenarlos en una pequeña estantería desgastada de color café.

"No lo sé, - Respondió. - pensé que eras otra clase de chico".

¿Otra clase de chico? Claro, esa clase de chico que le gusta decir adiós cuando las cosas se salen de control. Esa clase de chico que te deja llorando, mientras éste busca fiesta, tragos y mujeres. Esa clase de chico que cuando piensa con claridad vuelve al nido, pero que el orgullo de la chica no lo deja regresar por completo. Esa clase de chico que aún amando no es suficiente para la chica. Ese tipo de chico en el cual yo me convertí.

"¿Clase de chico?"

Pero aún no lo entendía.

"Sí, como el que anda con una y con otra". Me explicó.

"No, yo no soy así". Corrección; era, yo no era así... Aunque ya no lo seré más.

Dejar de ser tú para agradarle a esa persona... Pero sí de verdad ella te amara, nunca te pediría que cambies, porque se supone que te quiere por lo que eres y no por lo que éste quiere que seas. Lástima que no lo supe a tiempo.

"Supongo que es algo bueno". Sólo mencionó.

Con su "supongo" debí verlo venir, debí ver venir la desgracia de la que seríamos parte posteriormente.

"Ahora, ya que tuviste tu cita y todo el drama, - Me reí. - ¿ya puedes ayudarme en Historia? - Preguntó.

"Supongo". Es lo único que le pude decir.

"¡Genial" Exclamó sonando como una niñita.

Podía tener sus momentos dulces.

Sacó su mochila y así obtuvo su libro y cuaderno de Historia.

Se sentó en una silla, sacando sus lapiceros.

Me miró. "¿Qué? Te vas a quedar allí. Siéntate".

Ella nunca fue servicial.

Obedecí y así me senté a su lado, pero noté que buscaba otra cosa en su mochila.

"¿Qué buscas?" Pregunté.

Seguía buscando. "Mi cajetilla de cigarros".

"¿Fumas?" Me impresionó en ese momento.

La verdad es que los cigarrillos nunca me llamaron la atención, hasta que la conocí.

"A veces". Sólo mencionó.

"No lo creo". Salió de mi inconsciente.

Sólo lo pensé; no es que haya querido decirlo.

Esperando lo peor realmente, porque lo esperaba, me miró como si estuviera planeando mi muerte.

"Lo lamento". Sólo me quedó decir.

"Porque no mejor vas y me traes cigarrillos". Sonó demandante.

Ella era demandante.

Yo la miré incrédulo.

"¿Y por qué yo debería comprarte tu dichoso cigarrillo?" Reclamé.

"Tal vez porque te voy a enseñar a fumar. - Insinuó. - Conozco al tipo de chica con quien estás saliendo y te puedo apostar a que le gustan los chicos malos y para serte franca mi amigo, tú no lo eres".

La verdad es que en ese momento no sabía de lo que hablaba, pero después lo entendí; quería alejarme de Cassandra. No sé por qué, pero creo que siempre quiso alejarme de Cassandra.

Destiny era de las personas que en donde ponía el ojo, ponía la bala y sin saberlo, yo ya estaba en la mira. Ahora lo que quería conseguir es apartar a cualquier ser distractor que pudiera tenerme.

"Pero yo no quiero fumar". Dije.

"Pero si quieres a la chica atrevida, debes ser el chico malo". Contraatacó.

Pero sentí en ese momento que me lo dijo con segunda, con un mensaje oculto del cual no me daba cuenta o mejor dicho, del que no me quería dar cuenta; ella hablaba de nosotros.

"Si fumas, las personas suelen alejarse y la gente que vale la pena se acerca". Declaró.

Eso era una reverenda mentira; las personas que valen la pena son las que se alejan, mejor dicho, son las que nosotros alejamos.

Yo sólo recuerdo que la miré y supuse lo que le estaba pasando.

"La gente se alejó de ti, ¿verdad?... O mejor dicho, los alejaste de ti".

Y sin verlo venir, enfrenté un huracán del cual nadie quería hacerse cargo.

Ella se veía confundida, pero sobre todo, con un miedo que deshelaba sus sentimientos más ocultos.

Yo enfrenté a ese huracán, a ese huracán llamado Destiny Tomlinson y todo por amor.

ContaminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora