④ Mesera

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Tener un tiempo con mi madre no me haría nada mal, creo que lo necesitábamos... y aun lo necesitamos.

Entramos a una cafetería que lleva por nombre "Suspiros" ¿Raro no?

El lugar tenía un olor exquisito a café recién tostado y tenía ese aspecto de hogar acogedor del cual todo el mundo quisiera tener.

Examiné más el lugar y encontré muchas recamaras para sentarse, gente platicando y seres solitarios que se acompañan de un buen libro. También había una barra, la cual estaba totalmente ocupada.

Mi madre decidió sentarse en una recamara y yo sólo me limité a seguirla, sentándome frente a ella.

Olvidé mencionar que había grandes ventanales que daban la oportunidad de observar la calle.

"¿Y bien? ¿Cómo te fue en el colegio está vez?" Preguntó mi madre.

Había olvidado que ella ya sabía de mis malas calificaciones gracias al señor director.

"Al menos tendré una buena nota en arte". Terminé mostrándole una sonrisa.

"¡Zayn!". Se quejó mi madre de forma divertida.

Yo me reí. "No te preocupes, voy a subir mis notas. Lo prometo".

Eso creí.

"Eso espero". Condicionó mi madre.

De repente una muy guapa chica se acercó a nuestra mesa y considerando que llevaba un delantal, era la persona que nos iba a entender.

Realizamos contacto visual por algunos segundos, pero por su mirar intenso, aparté mi vista de la suya.

"¡Buenas tardes! ¿En qué puedo ser buena?" Menciona algo coqueta la chica.

Era demasiado coqueta.

Me volvió a mirar.

Bien, sí quiso intimidarme, lo logró.

Ella era Cassandra, una chica muy joven de unos 17 años con un rostro totalmente bellísimo que era opacado por el excesivo maquillaje que cubría este. Era muy delgada que parecía un palo andante. Llevaba el cabello pelirrojo que posee en una coleta. Usaba un mandil azul con bolsillos que permitía que guardar su libreta, pues la sacaba de allí para tomar nuestra orden.

"Un café bien cargado por favor". Pidió mi madre.

"¿Y usted?" Preguntó aquella chica pelirroja con voz grave.

'¿Es qué acaso está coqueteando conmigo?' Claro que lo estaba haciendo Zayn 'Pavo' Malik del pasado.

"¡Ahm! ¿Un mocachino?" No estaba seguro si preparaban eso allí.

"Claro que sí". Respondió la chica.

Duda aclarada.

Ella pasó a retirarse, pero parecía como si se hubiera olvidado algo, pues regresó.

"Por cierto, mi nombre es Cassandra". Mencionó ofreciéndome su mano.

Yo extrañado por la acción, miré a mi madre y ella me dio una mirada de histeria que me indicaba que la reciba.

Estreché su mano.

"Un gusto". Mencioné con una sonrisa.

Agité mi mano para profundizar el saludo y cuando decidí soltarla, Cassandra no la apartó; es más, la sostuvo más fuerte.

'¿Qué le pasa a esta chica?' Estaba coqueteando, eso es lo que hacía.

Yo la miré a los ojos, diciéndole con estos que deje mi mano.

"¡Oh! - Me soltó. - Lo lamento. Ya traeré sus pedidos". Retomó su camino.

Miré extrañado a mi madre.

'¿Qué es lo que acaba de pasar?' Me pregunté.

"Al parecer mi hijo tiene una nueva pretendiente". Mencionó mi madre cantando.

"¡Oh! ¡Claro que no! - Negué categóricamente. - Tal vez se comporta así con todos los clientes para que regresen".

Era algo estúpido en ese entonces.

Mi madre me miró estupefacta. "¡Zayn!". Me regaño.

"Lo siento, acabo de decir una estupidez". Me disculpé. 

Ni siquiera conocía a Cassandra y ya le estaba poniendo etiquetas... Pero es que era raro que alguien se fije así... de la nada en mí.

No he sido el chico de querer andar con una y otra chica. Pensaba que cuando tenga una relación iba a ser formal y duradera, pero sobre todo, llena de amor y de respeto... Es obvio que no lo cumplí.

Después de algunos minutos de conversación con mi madre, nuestros pedidos se posaron en nuestra mesa.

"Aquí está, espero que lo disfruten. - Mencionó la bella muchacha. - ¿Necesitan algo más?" Preguntó.

"No, no sé preocupe. - Le aseguraba mi madre. - Muchas gracias".

"Si necesitan algo, sólo avísenme". Ofreció Cassandra.

"¡Gracias!" Dijimos en unísono mi madre y yo.

Cassandra pasó a retirarse, sin no antes guiñarme el ojo.

Yo me quedé helado frente a su acción, pero después lo pensé mejor y decidí reírme de aquella situación.

Cassandra estaba coqueteando conmigo y lo peor es que recién me había dado cuenta en ese momento.

Tomé un sorbo de mi mocachino; esa cosa estaba deliciosa.

Mucha gente ya se había ido de la barra, permitiéndome ver que Cassandra me miraba escondida entre ellos. Al verse descubierta, hizo como si limpiará la barra y agregaba silbidos "sútiles". Yo sólo me reí.

Hablé con mi mamá sobre su trabajo, mientras disfrutamos de nuestros pedidos.

En un giro de cabeza hacia la barra, noté que Cassandra hablaba con su compañera, para luego voltearse a verme; era como si estaban hablando de mí. Al darse cuenta de que las miraba, apartaron su vista de mí de una forma muy nerviosa. Volví a reír otra vez.

Terminé mi mocachino y mi madre su café; eso significó que era hora de partir.

Mi madre me pidió que vaya a pagar y yo obedecí.

Me acerqué a Cassandra, quién estaba al otro lado de la barra.

"¿Cuánto es?" Pregunté.

"¿Qué? ¿Ya te vas?" Preguntó "dulcemente".

"Sip". Contesté totalmente relajado.

"Son 13 dólares guapo". Dijo.

'Acaba de llamarme ¿guapo?' Sí, claro que lo hizo.

Ignoré el cumplido, dándole los 13 dólares que pidió.

"Bueno, gracias". Es lo único que me quedo decir.

Caminé hacia la salida, el lugar en el cual me esperaba mi madre, pero Cassandra impidió mi paso.

Yo me alarmé.

"Olvidaste esto. - Y así me alcanzó un papel. Yo lo recibí extrañado y sin verlo venir, acercó sus labios a mi oído. - Es mi número".

Y es así como mis ojos se abrieron hasta no más poder.

No le dije nada y sólo me concentré en ir hacia mi madre.

"¿Qué paso?" Me preguntó al llegar.

"Al parecer tengo una cita". 'Creo que la tengo'. Estaba más claro que el agua.

'Debo contárselo al enamoradizo de Niall'. Y vaya que le gustó la noticia.

ContaminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora