㉒ Sermón

17 4 0
                                    

Podía decir mil veces que la vida es injusta conmigo, pero ahora lo veo todo claro; era mi culpa, mi responsabilidad, porque al fin y al cabo era mi decisión y aunque Destiny haya logrado manipularme, en última instancia yo tomaría la decisión, la decisión para mí.

Estaba sentado en el pequeño y desgastado mueble de la sala de la casa de mi madre, obligado a escuchar el sermón de ella, después de que me amanecí con Destiny.

"Es que de verdad ya no te entiendo, - Caminaba de un lado otro. Sus incesantes zapatos de tacón sonaban sin descanso alguno. - no te entiendo. - Se acerca a mí para verme a los ojos. - Si queremos hacer bien las cosas bien, debemos hacerlas bien hijo. Sabes que esto esta mal; tú nunca llegas tarde a casa y ahora estás haciéndolo por una chica".

"Yo no hago esto por una chica". Dije.

Pero claro que lo hice por ella, pero yo era tan idiota como para verlo.

Quería hacerme el "machito", quería parecer que el que tomaba las decisiones era yo, pero era por ella por quien las tomaba.

Mi mamá siguió gritándome y reclamándome por mi inapropiado comportamiento.

El sermón terminó y así mi madre me mandó a mi habitación.

Lo único en lo que me enfoqué en ese momento fue en dibujar y dibujar.

Dibujar me distraía de todo, me ayudaba a relajarme y buscar mi lugar en el mundo.

Pero de repente empezó a sonar mi celular.

Vi el número; Destiny Tomlinson.

"Hola".

"Te tengo una sorpresa". Dijo rápidamente.

"¿Cuál?" Pregunté curioso.

"Baja y te la enseñaré". Condicionó.

"Lo haría con mucho gusto, claro, si no estuviera castigado por tu culpa". Dije en son de broma.

"Pero tienes que aceptar que fue increíble pasar la madrugada conmigo. - Me dijo. Yo sólo me reí. - ¡Vamos! Tienes que bajar".

"¿Qué? ¿Estás abajo?" Me sorprendí.

"Tú sólo baja Malik". Me dijo.

Y así me las arregle para escapar de mi madre.

Bajé y encontré a una Des totalmente desenfadada con una moto totalmente nueva.

La miré confundido.

"Tú sólo sube Malik". Dijo.

Y así emprendimos un viaje lejos de la ciudad.

"Sabes que mi madre me va a castigar de por vida, ¿verdad?" Le pregunté, mientras nos bajábamos del vehículo.

"Pero yo siempre te voy a rescatar, así sea un ratito". Dijo colocando sus brazos alrededor de mi cuello.

Y así nos besamos calmada y sensualmente.

Sus labios me volvían loco.

Nos separamos y así ella tomo mi mano.

"Quiero vivir esto siempre". Confesé aun estando cerca de sus labios.

"¿Por qué?" Sonó confundida.

Me apoyé en la moto.

"No lo sé, creo que me haces bien". Le confesé.

Pero sus inseguridades derrumbaban nuestro castillo.

"Lo dudo".

Se escuchó como si lo hubiera dicho en son de broma, pero era muy obvio que era una clara indirecta.

Para aligerar el momento incómodo, ella soltó una pequeña carcajada, pero eso no arregló nada, pues ya estaba molesto.

"Creo que debemos irnos". Sugerí.

Subí a la moto.

"Pero aun no la hemos pasado lo suficientemente bien". Se quejó Destiny acercándose a verme.

La miré directamente a los ojos. "Lo dudo".

Y así le di una gran indirecta.

Siempre hacía eso; teníamos un momento lindo, pero de repente aparecía un comentario hiriente y lo echaba a perder todo.

Sé que no era su intención, pero lamentablemente no podía ignorarlo y mucho menos cuando arriesgaba demasiado por ella.

Cada día sólo me demostraba indirectamente que odiaba cierta parte de mí o mejor dicho, que no era capaz de amarme como yo a ella.

El hecho de que ames a alguien no quiere decir que él esté obligado a amarte, aunque en ese entonces creo que no lo veía así.

"¿Qué te ocurre?" Preguntó negando con la cabeza.

Me miró por última vez, intentando convencerme con su mirada intensa a la que me tenía ya tan acostumbrado, pero resistí diciéndole:

"Prefiero el sermón de mi madre, antes de seguir con esta conversación inútil".

Y así el monstruo ya no era Mack, sino que yo estaba empezando a serlo o eso es lo que ella creyó, porque después de que ella se subió amargada a la moto y emprendimos el viaje, mis ojos se cristalizaban una y otra vez.

Me dolía, porque no podía lidiar con sus demonios... o mejor dicho, ya no quería lidiar con ellos.

ContaminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora