"Te amo..."

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Respiraba con dificultad y empecé a recapacitar (como lo había hecho estas últimas dos horas) todo lo que me había dicho; me dijo que me amaba, más bien que amaba todo de mí.  Pero ahora no sabía qué hacer y estaba muy confundida. Adam llegaba esta noche y se quedaba en su casa porque tenía una reunión con unas personas de México.

Aquí tenía las dos posibilidades y no sabía qué hacer, porque amaba a Alan pero... quería a Adam. Maldito acertijo en el que estoy metida.  Miro el reloj que está arriba de la mesa de noche;  21:29 minutos. Exactamente quedaban 2 horas y 31 minutos para la media noche y no tenía una respuesta. Le pedí a mi corazón una respuesta y grito Alan y le pedí a mi cerebro otra y dijo Adam. Pero mi conciencia no había opinado y eso era bueno.

Concéntrate Lucy... piensa...

–:–:–:–:–:–:–:–:–:–:–:–:–:–:

Llegue, pague al taxista y baje lo más lento que pude, era tarde; pero no me atrevía a mirar el reloj de mi muñeca, tenía miedo. Por fin toque el timbre y...

Adam abrió.

Me miro y supe había decidido bien...

–hola Adam–saludo y el extiende sus brazos –no, tenemos que terminar esto–hago una seña entre los dos. Frunce el ceño

– ¿Qué? –se me aguan los ojos.

–lo siento–digo y me toma del brazo

– ¿te fue a buscar? –pregunta. Miro al suelo–oh maldita sea Lucy, ¿volverás a caer en sus trucos? –Dice pero sigo mirando el asfalto– el NO te ama Lucy– levanto mi rostro y miro su mano aferrada en mi brazo. Me duele.

–me arriesgare– respondo y empujo mi brazo pero no me suelta– me está doliendo– su mano deja de tocar mi brazo y lo sobo– nunca vuelvas a hacer eso– la ira sube por mi rostro y camino fuera de las rejas de su casa.

–Volverás Lucy– dice el antes de que yo cruce para tomar un taxi. Cuando estoy dentro de él, le doy la dirección al señor y miro el reloj; 23:12 AM. Nos detenemos y miro hacia la calle; hay mucho tráfico. ¡Que mierda!

–señor, ¿no hay atajos cerca? , necesito llegar rápido a Belgravia–le digo y el me mira con una sonrisa por el retrovisor

–Hay un atajo, pero nos podrían penalizar– dice y asiento.

– ¿de cuánto son las multas? –pregunto y el ríe

–Muy altas señorita– avanza un metro y se detiene otra vez. 23:26 AM.

–Lo siento, pero tengo que llegar urgente–le digo y me voy a bajar pero él niega

–dejare que me multen– dice el señor y sonrío agradecida

–le pagare la multa si desea, solo lléveme allí por favor–el asiente y respiro más hondo.

–cuénteme sobre el–volteo a mirarlo por el espejo y alza las cejas esperando una respuesta.

–Es muy guapo– rio

– ¿por qué le dejo entonces?

–porque... me engaño– se siente peor cuando lo dices. Asiente pensativo, necesitaba a alguien que me escuchara. Así pasamos veinte minutos y sé que estamos cerca por que reconozco la embajada.

–Es cerca–susurro, el asiente y comenzamos a buscar hasta que veo la gran rejilla– es aquí– le digo. Pago y le doy una pequeña hoja blanca– llámeme y yo le pagare todo si nos multaron– el sonríe y asiente, bajo y antes de timbrar oigo:

AMARGO SABOR DE PERDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora