"mensajes desconocidos"

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–Tengo que entrar–le digo cuando abre mi puerta.

–Lo sé, déjame acompañarte–responde él y pongo mis ojos en blanco. ¿Quién puede con Alan Ross?

–Bien–accedo. Me da la mano y bajamos tomados de la mano.

–señorita Hart–dice el señor Ford cuando entramos en el vestíbulo y quito la mano de la de Alan. Que me mira extrañado–señor Ross–saluda y le ofrece la mano; Alan la toma y Ford voltea a verme– señorita Hart su autobús la está esperando–frunzo el ceño y miro a Monic y a Isabel caminando hacia mí.

–holaaaaa–grita Monic y rio– ven, ya tenemos preparado todo para salir a explorar más Londres y conocer chicos guapos– trago saliva y miro a Alan que tiene un semblante serio.

–disculpe señor Ford–interrumpe Alan– necesito a la señorita Hart– me mira con esa mirada sin ningún significado–ella me ayudara a elegir a la psicóloga  de mi empresa– el señor Ford me mira sonriente, Isabel me guiña un ojo y Monic solo babea por Mi chico. ¿No puede disimular más?

–está bien señor Ross–responde mi profesor– pero que llegue hoy por que mañana partiremos a Bogotá–Alan vuelve a mirarme buscando una explicación y yo solo volteo mi cabeza.

« ¡Joder!, ¿Por qué no le dijiste antes?»

Ni idea.

–un gusto señor Ford–responde Alan– y la traeré pronto no se preocupe.

El señor Ford sonríe y se despide, sigo mirando el techo del vestíbulo tratando de evitar esa mirada acusadora de Alan.

–entonces... ¿cuándo me dirías que te ibas mañana? –pregunta y volteo.

¿Por alguna razón ha hablado en pasado?

–corrección: me voy mañana–el alza una ceja y su sonrisa se curva.

– ¿de verdad crees que te dejare ir mañana? –muerde su labio para evitar reír y yo frunzo el ceño. ¿Dejarme ir?

–no. No tengo que pedirte permiso para eso–junto mis labios y lo fulmino con la mirada.

– ¿me dejaras? –pregunta y niego. Está jugando sucio.

–sabes que no–respondo. Pero mi calma se ha perdido– deja de creer siempre que te dejare.

– ¿no es eso lo que estás haciendo? –pregunta. Cierro mis ojos controlándome, porque se ha esfumado la maravillosa mañana que hemos tenido.

– ¡No!–grito en lo bajo– tengo que ir a estudiar, si lo recuerdas estoy en la universidad– el me mira y frunce el ceño.

–Tienes 3 semanas de descanso y lo sabes– ¡MIERDA! Es cierto, por haber dado la conferencia me daban esas "vacaciones". Mis labios hacen una fina línea y el me imita.

–bien, me quedare aquí. Dos semanas Alan–el sonríe orgulloso y su mano toma mi barbilla, acerca su cara a la mía y me besa, lento y delicioso.

Lo miro a los ojos y sonrío. ¿Tan fácil me hace olvidar lo enojada que estaba?

Subimos a mi habitación y comienzo a empacar, cuando tengo todo Alan baja con las maletas y recojo mi neceser.

*Ting*

Corro a la mesa de noche y miro mi móvil.

Mensaje de número desconocido.

*Cuando sientas su calor, mira dentro de sus ojos, es donde se esconden sus demonios*

AMARGO SABOR DE PERDÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora