AMARGO SABOR DE PERDÓN

"Las seis semanas de escarmiento"

Ha pasado mucho tiempo, tiempo en el que había pensado, llorado y así fuera una tontería deseando jamás haber llegado a este país; aquí me han pasado cosas difíciles, estresantes y continuamente cosas malas. El psicólogo me ha dicho que el lugar ni las personas tienen la culpa de mis malas experiencias; solo son cosas que pasan y cuando lo hacen dejan un vacío tanto en el alma como en el cuerpo.

Casualmente conocí a Frédéric (mi psicólogo) en la XI conferencia europea de psicología, uno creería que una mujer que está en el sexto semestre de psicología puede aconsejarse ella misma; tener una autoterapia en ocasiones como esta, pero no lo es y está legalmente prohibido ser tu propio psiquiatra. Aparte de mi situación mental y emocional está el asunto con el...

He pasado 1 mes y medio sin verlo, cuando vino a la casa de mi madre ella le dijo que yo no quería verle, que me diera tiempo, que pronto lograría afrontar lo que pasó, pero... ella también comentó que está trabajando mucho, viajando por negocios a Colombia y aquí en Londres, tratando con el tema de Emil, Kimberly y...yo..., pero después de tanto tiempo lo quiero aquí a mi lado.

El progreso de este mes es que ya puedo saludar a un hombre conocido un poco más normal; mis nervios se descontrolan pero sé cómo tenerlos bajo raya y ahora es mucho más fácil hacerlo. Siguiendo con el tema, Alan y yo nos dimos tiempo, para pensar y decidir qué haríamos, Frédéric prohibió el uso de la comunicación por la cuestión de Emil y los textos, así que no tengo móvil. Por otro lado no he vuelto a la casa de Alan. la verdad no conozco la razón pero creo que simplemente me da miedo que ya no sienta lo mismo que yo; por mi parte creo amarlo más de lo que nunca he amado en mi vida, pero tal vez él ya me ha olvidado...

«...o esté tan roto como tú» si, o tal vez consiguió a alguien más...

Camino las pocas plazas que me hacen falta para llegar al departamento de George, el compró un apartamento cerca de Hyde park, me gusta mucho este lugar, así que me agrada tener mi hogar cerca de este.

«Así el psicótico de Emil te haya conocido en este parque».

Mi mente es una trabajadora fiel, trabaja contra y para mí; esta vez en contra. De ese primer pensamiento llega la imagen de las sabanas cubiertas de sangre, sentir que me ahogo en una gran ducha de mármol, las ventanas con seguro y el olor a aloe invade mi mente...y tras de todo esto llega la imagen de sínica de Emil, la cara furibunda de Alan y el sonido del disparo para darle en el pecho.

–¡permiso señora! –dice una voz aguda y desconocida sacándome del oscuro rumbo de mis pensamientos. Me aparto de momento y veo como un niño pasa corriendo con su pistola de dardos y suspiro pesadamente, salgo del ascensor y froto mi rostro preocupado, quitando las pocas gotas de sudor que tengo y contando hasta 10 como aconseja mi terapeuta.

–1...2...–doy un paso fuera de este y camino recta hasta la puerta 204 –3...–suspiro–4...–mi corazón late menos rápido–5...–los temblores se van–6...–los pensamientos también–7...–cierro los ojos–8...–inhalo profundamente–9...–exhalo–10...–cierro mis ojos y doy vuelta a la perilla.

Pero cuando lo veo ahí, parado en pleno salón, con las manos en los bolsillos y su rostro intranquilo, mi cuenta se va para el carajo y recorro los cortos pasos para cerrar la puerta tras de mí. No se cómo actuar y si, habíamos quedado que en 6 semanas después del incidente nos veríamos, no importaba que cambiara, lo haríamos y aquí esta, mirándome con tranquilidad después de haber entrado. Mi hombre ha cambiado, lo intuyo, no mucho físicamente, pero si sentimental..., tiene una barba no muy larga pero si perfectamente arreglada, su traje limpio y sin arrugas, ojeras bajo los zafiros menos brillantes a los que suele llamar ojos; que atraviesan mi cuerpo, inspeccionándolo delicadamente. No habla, no hablo, debe ver que estoy en peor aspecto que él, pero no dice nada. Solo se queda allí plantado a menos de dos metro de mí.