Capitulo 24

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Solté un pequeño gemido ante su acción, y en ese momento pensé "al diablo" él estaba ahí en la ducha dispuesto a dar una segunda ronda, había conseguido calentarme en cuestión de segundos, lo necesitaba dentro de mi y si no cedía yo misma me encargaría de que lo hiciera.

—Entonces ¿que estas esperando? —pregunte.

—Saber que es lo que quieres..

Maldición, no termino de entender por que necesita que le diga cuando lo sabe a la perfección ¿acaso no puede conformarse? Pero mi coño estaba tan desesperado por tenerlo dentro que iría al grano.

—Quiero tenerlo dentro de mi y que me cause cuantos orgasmos le sea posible —dije claramente para asegurar que oyera— solo para comprobar si es cierto lo que dices... —mordió su labio inferior de una manera realmente sensual y luego procedió a sonreír.

—Te lo demostraré sin problema alguno.

—¡Genial! —exclame.

—Siempre y cuando...

—¿Que?

—Pases esta noche conmigo —sonrió.

—Bien, bien —dije.

De nuevo una sonrisa se dibujo en su rostro y sus labios atacaron mi cuello. No tenia idea de como lo haría pero se le veía bastante seguro de si mismo, su mano bajo hacia mi muslo derecho, subiendo mi pierna hacia un costado de su cadera, sosteniéndola firmemente para que no pudiese bajarla, me dirigió una mirada y sin perder el tiempo introdujo su miembro dentro de mi soltando un gemido al mismo tiempo.

—¡OOH KYLE! —exclamé cerrando mis ojos de manera inconsciente al sentirlo estar completamente dentro.

—Ah...es...genial...que seamos de la misma altura ¿no lo crees? —dijo entre gemidos.

—Si..si,lo sé.

Pude sentir como sonreía y comenzaba a embestir mas seguidamente, haciendo que mis ojos se cristalizarán debido a la sensación de dolor y placer pero sus bajos jadeos resonaban en mi oído de una manera tan excitante y tranquilizante que me hacia soportarlo.Su mano acariciaba mi pierna delicadamente mientras seguía aumentando el ritmo solo un poco más, el dolor desaparecía en el transcurso y su ritmo cada vez era mas excitante y desesperado, haciéndome gemir como loca al unísono junto a el.

—¡Ah..ah! ¡oh Joder! —maldijo mordiendo su labio inferior mientras sus ojos se entre cerraban— Samantha eres...ah...magnifica —decía entre gemidos cada vez que embestia,joder este chico.

—Oh por dios Kyle sigue..sigue así ¡ah! —suplicaba abrazándome a su cuello para que entre ambos no existiera distancia alguna.

En definitiva, la mejor idea que pudo haber llegado a mi mente había sido pedir su ayuda en esto, pues ni en mis sueños o fantasías mas salvajes lo hubiese imaginado de esta manera, sin duda miles de veces mejor, aunque también debía agregar que mi cabeza no era lo suficientemente pervertida como para poner mi mente a volar en estas cosas. Las gotas de agua tibia resbalaban por nuestros cuerpos, el vapor en la habitación parecía haber aumentado y el frenesí de sus embestidas estaban a punto de hacerme llegar a lo que vendría siendo el orgasmo de mi vida.

Perfecto.

—Kyle...

—¿Si? —pregunto con poca voz sin detenerse en lo absoluto.

—Estoy..ah...estoy cerca.

—¡Joder, no, espera no puedes llegar antes!

—Kyle —fue lo único que pude decir.

—Solo...solo..un minuto amor, por favor —dijo.

Dicho esto me tomo por ambas piernas, haciendo que quedara colgada a él con ayuda de la pared que tenia detrás, sus labios se juntaron con los míos de manera desesperada mientras su paso aumentaba mucho mas para de esa manera poder quedar a la par, mi respiración se encontraba entre cortada, sentía un cosquilleo y a la vez una descarga de adrenalina recorrer todo mi cuerpo, no sabía cuanto tiempo me contendría, pero luego de unos cortos minutos finalmente pude sentirlo correr casi al mismo tiempo, sin mencionar aquel gemido indicando que había llegado al tope del orgasmo. Suspiré e intente recobrar el aliento, luego de que este quedara fuera de mi, me sentía débil y sin energías pero había valido la pena totalmente.

(...)

Un molesto sonido invadió mi cabeza, era insoportable, deje salir un gruñido e intente ignorarlo pero, joder era implacable,no paraba ¿Que demonios?

MY SEX INSTRUCTOR || EDITANDO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora