─Ains... No sé, Raquel. No me convence del todo. ¿No es muy corto? ─Le digo mostrándole el disfraz de calabaza que tengo en mis manos.─Que no es corto, pesada. ─Responde ella sin girarse y rebuscando en otro perchero.
─¡Pero si ni siquiera lo has mirado! ─Protesto soltando el disfraz en su sitio.
─Esta bien. A ver, ¿qué te pasa? ─Me pregunta acercándose a mí y cruzándose de brazos. Me entran ganas de reírme ante tal pose de psicóloga, pero no lo hago.
─El disfraz de monja asesina no lo querías porque te parecía irrespetuoso. ─Comenta resignada. ─El de diablesa lo veías demasiado sexy. El de calabaza dices que es muy corto... Chica, que tienes 18 años. Si no te decides a ponerte un disfraz atrevido ahora, ¿cuándo lo harás?
Nunca. Me entran ganas de decir, pero sé que en el fondo tiene razón. No sé qué me pasa, tal vez sea que no me gusta Halloween. Miro a Raquel, que sigue con expresión frustrada esperando a que yo responda; pienso en Kevin, que también iba a comprarse un disfraz para la fiesta, y decido no hacer un drama de esto.
─Esta bien. ─Murmuro en un suspiro. ─Me compraré un maldito disfraz.
Raquel asiente más tranquila y vuelve a su tarea. Yo tengo ganas de acabar ya con esto así que cojo el primer disfraz que veo y, como no me desagrada del todo me dirijo a la caja y lo pago. Prefiero no seguir dándole vueltas. Al final hasta me he comprado una peluca y todo.
─¿Dónde has quedado con Kevin? ─Me pregunta Raquel cuando salimos de la tienda camino del piso.
─En la fiesta. He pensado que será más divertido que nos encontremos allí.
─Hemos tenido suerte al conseguir que nos dieran permiso para hacer la fiesta en la facultad, aunque una de las condiciones haya sido que se queden por allí los vigilantes nocturnos.
─Pues la verdad es que sí. Y además al parecer ha tenido bastante aceptación. ─Admito sorprendida.
─¿Lo ves, mujer de poca fe? Y tú decías que no iba a ir nadie.
─Es que nunca había escuchado hablar de una fiesta de Pre-Halloween.
─Hija, es que el 31 de octubre estamos de viaje a Cazorla, por eso había que celebrar Halloween una semana antes. ─Explica Raquel poniendo los ojos en blanco y haciendo gestos de que es algo evidente.
─Bueno, mientras no tenga que disfrazarme en Cazorla también...
─No me des ideas. ─Responde Raquel dándome un codazo cariñoso y guiñándome un ojo.
Horas más tarde estamos empujándonos entre risas en el único espejo del cuarto de baño para poder vernos mejor mientras terminamos de maquillarnos. Raquel, finalmente se compró el disfraz de calabaza. Lleva puestas unas medias tupidas de color verde y un gorrito naranja con un rabito del mismo color. El disfraz naranja hace juego con su pelo y no le queda nada mal.
Yo finalmente me he comprado un disfraz de bruja. Pero no la bruja malvada y berrugosa de los cuentos, más bien una brujita buena como la del Mago de Oz.
El vestido comienza con un corpiño ceñido y abrochado con un cordón. Continúa con una minifalda bastante vaporosa, ya que lleva debajo un forro de tul negro. Tiene un escote que deja al descubierto mis hombros y los colores morado y negro predominan en todo el disfraz. Llevo puestos unos leotardos de rayas horizontales negras y moradas que finalizan en unas botas negras de charol con una hebilla dorada delante. Espero que su prominente tacón no me acabe molestando.
Para terminar llevo una peluca morada con un gracioso flequillo que me llega hasta los ojos y el típico gorro negro de bruja, adornado con una cinta morada y otra hebilla como la de las botas.
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¿Y POR QUÉ NO?
RomanceAnte mi silencio, se acerca lentamente y nuestros labios entreabiertos se rozan, quedándonos así por un momento eterno. Un beso incipiente que no llega, un deseo mutuo que no culmina, la respiración de ambos cada vez más agitada, sus brazos sujetánd...