CAPÍTULO 23: TENGO MIEDO

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CAPÍTULO 23: TENGO MIEDO (Parte 2)

NARRA KEVIN

¡NO, NO, NO, NO!

¡Esto no puede estar pasando!

Termino de secarme y me visto con toda la rapidez que el pánico que me posee ahora mismo me permite.

La alegría que me entró al salir de la ducha y ver que tenía en el buzón de voz un mensaje de Marta, se ha transformado en un salvaje ataque de ansiedad al escucharlo.

La peor de mis pesadillas se está haciendo realidad. De nada ha servido tratar de alejarme de ella para protegerla. Le marco pero se agota la llamada sin que nadie conteste al otro lado.

─¡¡MIERDA!! ─Grito ofuscado a la vez que lanzo con rabia una figura de porcelana y la estampo contra la pared haciendo que estalle en multitud de pedazos.

Escucho su mensaje una y otra vez tratando de convencerme inútilmente de que ella está bien a la vez que enciendo el ordenador.

Debo tratar de mantener la mente despejada si quiero ayudarla. Echo un último vistazo a la pantalla y confirmo la información que necesito para estar completamente seguro.

Cojo mi chaqueta de cuero y me dirijo al aparcamiento subterráneo, no sin antes hacer una importante e imprescindible llamada.

Doy gracias mentalmente por haberme quedado en el apartamento en lugar de irme al chalet de las afueras, así tardaré menos en llegar.

Soy perfectamente consciente de que estoy sobrepasando con creces el límite de velocidad. Tampoco estoy prestando atención a los semáforos y me he vuelto inmune a los pitidos e insultos de los demás conductores.

No lo puedo evitar. En mi mente sólo aparece Marta una y otra vez.

Marta... Trato de imaginar su sonrisa, sus ojos verdes y expresivos, sus labios... Pero sus palabras angustiosas vuelven a mi cabeza:

"Kevin... Tengo miedo..."

Aprieto la mandíbula con fuerza pensando que mataré de una paliza a quien la haya asustado.

"No sé qué hacer ni cómo salir de aquí".

Si la están reteniendo por la fuerza... si se atreven a tocarla si quiera... Sacudo la cabeza para intentar apartar esos malos pensamientos que me aceleran el corazón tan sólo de imaginar que ella esté sufriendo.

"Por favor, ven a recogerme...".

Acelero aún más, haciendo que las personas que están cruzando la calle por el paso de cebra se aparten de un salto gritando. Parece que no voy a llegar nunca

Sólo pido que esté bien. Me da igual lo que me pase a mí, pero a ella no.

A ella no...

Debí haber imaginado que esto podría ocurrir. No puedo levantarme un día, ilusionarme con una chica y pensar que mi vida puede ser normal, sin tener que "pagar" por mi pasado.

Me odio a mí mismo por haberla puesto en peligro. ¡Joder!

Por fin llego al Barrio de la Rosa.

No me detengo en la dirección exacta de "C K". Paso de largo con la intención de aparcar mi moto en un callejón para que nadie la reconozca, pero cuando doblo la esquina distingo varios bultos que se mueven en la oscuridad.

Al acercarme, la potente luz de los faros iluminan las personas que están congregadas allí y mi mente procesa la información en milésimas de segundos. Ella llorando... Tres hombres alrededor...

¿Y POR QUÉ NO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora