CAPÍTULO 14: DE VIAJE

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CAPÍTULO XIV: DE VIAJE

Imposible... Por más que lo intento no consigo concentrarme. Llevo más de una hora sentada frente a los apuntes pero mi mente no hace más que divagar perdida en los recuerdos de la pasada noche.

Noche...

Besos...

Luna...

Kevin...

¿Pero será posible? ¡Ya estoy otra vez! ¡MARTA, CONCÉNTRATE!

Vuelvo a releer el mismo párrafo por quinta vez pero de nuevo la imagen de Kevin asalta mis pensamientos y me veo a mí misma reviviendo los acontecimientos del día anterior.

¿Quién iba a decirme, con lo mal que empezó la noche, que terminaría de ese modo?

Cuando terminamos de cenar, Kevin insistió en pagar la cuenta y salimos del restaurante cogidos de la mano. Subimos al coche y él empezó a conducir decidido.

─¿A dónde vamos ahora? ─Pregunté. ─¿Volvemos a la fiesta?

─Por supuesto que no. Ya te dije que esta noche estaríamos solos.

─Sí, pero estaremos solos en algún sitio, ¿no? Así que ¿a dónde me llevas?─Le miré curiosa pero Kevin no contestó. Sólo mostró una sonrisa traviesa y continuó conduciendo. ─No piensas decírmelo, ¿verdad?

─No. Me gusta tenerte intrigada.

─Sí, ya. Eso no lo dudo...

Kevin me miró con el ceño fruncido y volvió a poner la vista en la carretera. Al parecer, había captado la ironía y doble sentido de mis palabras. Prácticamente vivo en una intriga constante, en lo que a él se refiere, desde que le conozco.

Me puse a observar el paisaje por la ventanilla y no me sonaba de nada. No sé en qué momento habíamos dejado la ciudad atrás y estábamos conduciendo por una oscura carretera secundaria. Un pequeño escalofrío recorrió mi estómago haciéndome suspirar. Mi nerviosismo aumentó cuando abandonamos la carretera para adentrarnos en un carril sin asfaltar. Lo recorrimos durante al menos 10 minutos hasta que por fin llegamos a un claro.

─Fin del trayecto, señorita. ─Informó Kevin mientras ponía el freno de mano y se bajaba del coche.

Yo le imité y me bajé también justo cuando él estaba llegando a mi lado. Miré a mi alrededor y me quedé maravillada con todo lo que vi. Un precioso paisaje aparecía ante mis ojos. Bellos árboles frondosos ocultaban el cielo parcialmente y rodeaban un pequeño claro iluminado por la luna llena. El suelo estaba cubierto por abundantes flores silvestres entre las que destacaban margaritas y amapolas.

Tan solo se escuchaba el canto de los grillos y el murmullo de la brisa soplando entre las ramas de los árboles.

─Este lugar es... es... maravilloso...

─¿Te gusta? Es algo así como mi rincón favorito. ─Comentó Kevin mientras se apoyaba en el coche y me atraía a su lado rodeándome por la cintura. ─Lo descubrí hace algunos años y solía escaparme aquí para olvidar mis problemas. Siempre venía con...

Entonces guardó silencio. Cerró la boca de golpe como si tuviera miedo de que las palabras salieran solas sin su permiso. Por un momento parecía que por fin iba a abrirse a mí.

─¿Con quién? ─Pregunté aún sabiendo que no obtendría respuesta.

─¡Qué más da! Lo que importa es que ahora estamos aquí tú y yo. Y además tengo una sorpresa.

¿Y POR QUÉ NO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora