El rostro de Kevin palidece de inmediato a la vez que sus ojos, grises como una tormenta, destellan preocupación. Me mira varias veces antes de contestar.
─No puedes saberlo. ─Responde casi en un susurro. ─No tengo manera de garantizarte que estoy diciendo la verdad. No sé cómo hacer para que vuelvas a confiar en mí.
─Ya lo hice antes. ─Refuto sin poder disimular el dolor en mi voz. ─Y no terminó bien.
─Marta, lo que ha pasado lo hice por tu bi...
─¡Ya lo sé, Kevin! Me lo dejaste bien claro. ─Exclamo irritada ante su rostro sorprendido. ─Y supongo que cuando conozca toda la historia lo entenderé mejor. Pero mientras tanto, hay imágenes de ti que no consigo borrar de mi mente y me atormentan. No puedo simplemente olvidar esos recuerdos porque tú me lo pidas. No es tan fácil. Quiero que me entiendas.
─¿Qué recuerdos? ─Pregunta con la vista perdida en el mar.
─No sé... ¿Qué tal las veces que has roto conmigo? Por ejemplo aquellas duras palabras que me dijiste en la universidad advirtiéndome que debía olvidarme de lo nuestro y que tú ya lo habías hecho... ─Él asiente concentrado. ─O verte felizmente rodeado de chicas flirteando a todas horas... ─Sus labios se curvan en un intento de sonrisa que casi desaparece con el manotazo en el hombro que le doy. ─¡No te rías!
─¡Vale, vale! ─Se disculpa apretando los labios. Pasan unos segundos en los que ambos nos miramos fijamente hasta que Kevin rompe el silencio. ─¿Me creerías si te dijera que alejarme así de ti ha sido lo más duro y difícil que he hecho en mi vida?
Le observo entornando los ojos con una mueca de desconfianza.
─Pues había veces que lo disimulabas bastante bien... ─Comento con cierto sarcasmo. ─Kevin, ¿por qué no me lo cuentas todo de una vez para acabar con tantos secretos y ya está?
Él me mira unos segundos y luego respira fuertemente por la nariz antes de responder.
─Para mí es más fácil desenterrar los demonios del pasado poco a poco. ─Dice a la vez que niega con la cabeza haciéndome reflexionar con sus inesperadas palabras. ─Son aspectos de mi vida que he estado mucho tiempo tratando de olvidar. Además... quiero aprovechar el mayor tiempo posible contigo, por si acaso... algo cambia entre nosotros cuando lo sepas todo.
Me quedo con la boca abierta y el ceño fruncido al tiempo que miles de interrogantes se forman en mi mente. Finalmente suspiro resignada y asiento.
─Está bien. Sigamos con el dichoso jueguecito. ─Accedo a regañadientes mientras pienso qué pregunta hacerle, ya que esto último ha sido más bien un paréntesis revelador en medio de este reto caprichoso. Su confesión me ha ocasionado un leve cargo de conciencia, así que no quiero incomodarle, por lo que decido continuar con una cuestión que quizá no le moleste demasiado. ─¿De qué conoces a Carolina?
─Fácil. Asisto a terapia. ─Responde encogiéndose de hombros. ─Mi turno. Tienes que...
─¡¿Qué?! Ni lo sueñes. ─Bramo indignada. ─Eso ha sido una porquería de respuesta, así que... ─Me callo de golpe cuando le veo observándome con los ojos achinados de tanto reír y me doy cuenta de que lo ha hecho a posta, probablemente para romper el hielo y restaurar el ambiente relajado y de buen humor entre nosotros.
─Tranquila, ya te lo cuento.
─Espera, me pongo cómoda. ─Interrumpo mientras que en un arrebato inexplicable me tumbo recostando la cabeza sobre sus piernas ante su cara momentánea de sorpresa.
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¿Y POR QUÉ NO?
RomanceAnte mi silencio, se acerca lentamente y nuestros labios entreabiertos se rozan, quedándonos así por un momento eterno. Un beso incipiente que no llega, un deseo mutuo que no culmina, la respiración de ambos cada vez más agitada, sus brazos sujetánd...