CAPÍTULO 20: ¿UN CLAVO SACA A OTRO CLAVO?

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 El sol besando mi cara, el cansancio cerrando mis párpados, el leve traqueteo del autobús calmando mis nervios... Todo invita a entregarse al sueño y dormir excepto la inoportuna e impertinente voz de Raquel asaltando mis oídos.

─¡Venga, Marta! Cuéntamelo todo. ¿Qué pasó anoche? ─Pregunta a la vez que me zarandea levemente agarrándome del brazo. ─Sólo sé que te fuiste con Rubén gracias al mensaje que me mandaste para que me quedara tranquila y que has llegado mucho más tarde que yo. Y mira que yo llegué tarde...

Mi silencio comienza a impacientar a Raquel que me da leves palmadas en la cara para obligarme a abrir los ojos.

─¡Jo, Marta! Me prometiste esta mañana que me lo explicarías todo en el autobús. ─Refunfuña cruzándose de brazos.

─Sí. En el autobús de regreso a Sevilla mañana por la tarde. ─Murmuro con fastidio. ─Y ahora ten piedad de mí y déjame dormir, pesada.

─Desde luego, ten amigas para esto. Encima de que me preocupo por ti... ─Claro, claro, es preocupación lo que sientes y no unas ganas horribles de saciar tu curiosidad. ─Sabes que yo no te rechazaría así de ningún modo, Marta. ¿O no recuerdas aquella vez que...?

La voz de Raquel se va alejando difusa hasta perderse y mi mente somnolienta no puede evitar viajar a la noche pasada y revivir aquellos momentos...

Rubén me acariciaba la cara mientras repartía suaves besos a lo largo de mi cuello para regresar de nuevo a mis labios. Yo seguía sin terminar de reaccionar ante lo que estaba pasando.

Era como si fuera una mera espectadora de mi propia vida. Simplemente me dejaba llevar.

Él se acercó más y rodeó con un brazo mis hombros y con el otro mi cintura cerniéndose sobre mí para atraerme con fuerza hacia él.

Sus besos destilaban cierta desesperación volviéndose, por un momento, bruscos y salvajes. No pude evitar entregarme a esa pasión, así que le agarré del pelo con ambas manos y le besé con frenesí mientras me preguntaba por qué no sentía ya esas mariposas revolotear en mi estómago.

Rubén gruñó sobre mis labios y me apretó fuerte entre sus brazos enterrando luego su rostro en mi cuello.

Me vuelves loco. ─Susurró en mi oído haciéndome cosquillas.

No supe cómo reaccionar a eso y sólo fui capaz de emitir un suspiro.

Él se separó levemente y me acarició el rostro mientras me miraba con intensidad.

Vámonos a otro sitio.

Y sin esperar mi respuesta se levantó y me tendió la mano.

Bajamos las escaleras y no pude evitar buscar con la mirada a Kevin. ¿Pero qué pasa conmigo?

Rubén me cogió fuerte de la muñeca y tiró de mí a través de la gente. Cuando por fin llegamos a la calle nos detuvimos junto a su moto y nos miramos a los ojos, ambos sin creernos lo que había pasado.

¿A dónde quieres ir? ─Preguntó él nervioso.

No lo sé. Lejos de aquí, supongo. ─Respondí deseando estar lo más apartada posible de Kevin, aunque por la expresión que apareció en la cara de Rubén, pensé que tal vez interpretó mis palabras como un fuerte deseo de estar a solas con él.

Me llevó a un pub en el que nunca había estado. Pedimos un cóctel que no había probado antes y nos sentamos en un lugar apartado.

Rubén me acariciaba el brazo con una mano mientras que con la otra sujetaba su copa. Yo miraba mi vaso sin saber qué decir. De repente me parecía estar con un desconocido y echaba de menos la naturalidad que siempre habíamos mostrado entre nosotros.

¿Y POR QUÉ NO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora