3

403 16 0
                                    

Ni bien entramos, él tomó otra remera y volvió a salir. Me dejé caer en el colchón en que consistía mi cama y la de mi hermano y lloré. Al día siguiente tenía que ir a practicar con Harry, lo que seguramente sería un completo desastre, porque yo era un desastre y lo sabía.
Ni siquiera me cambié esa noche. Solo me quedé ahí hasta que la puerta se abrió y el colchón se hundió a mi lado. Unas manos rozaron mis mejillas y unos labios se unieron a mi frente.
-Prometí cuidarte y el color de mi piel terminó por hacer que lloraras hasta dormirte. Yo te inscribí y procuré ir lo mejor vestido posible para poder darte la posibilidad que merecías, pero no puedo cambiar el color de mi piel.
-Tampoco quiero que me acepten a mi si no pueden aceptarte a vos.-susurré.- Somos hermanos, Shiran.
-Odio verte llorar. Sé que te apagaron el micrófono por mi culpa.-negué y él me abrazó con fuerza. Parecía que algo había cambiado dentro de él. -Si no queres seguir, lo entiendo.
-Voy a mostrarles que podemos hacerlo.-susurré.- Y si lo logro, si algún día llego a la final, quiero que cantes conmigo.
-Si quiero que llegues, tengo que dejar de ir.-dijo y sentí que algo dentro mío se rompía.- No quiero interponerme en tu futuro, Cass.
-No podes dejarme sola en eso, Shiran.-susurré sin saber si mi voz había salido.-No me dejes sola.
-No te estoy dejando, Cass. Vos necesitas que yo no lo arruine y yo necesito un trabajo nuevo. Vení, te traje la cena.
-No tengo hambre.-murmuré. Sabía que solo le había alcanzado para mi cena y, aunque muriera de hambre, él merecía esa cena más que yo.- Voy a bañarme y vuelvo para dormir.
Tomé mi ropa y salí. Vivíamos detrás del club así que podría usar las duchas. No teníamos una gran casa. Básicamente eran cuatro paredes y una puerta. No habíamos conseguido construir nada más. El techo era precario y, si no fuera por los árboles, no podríamos dormir las noches de lluvia. No teníamos baño ni cocina, nada. Tan solo un cuarto con un colchón con una frazada, una mesa, un poco de ropa y mis cosas de la escuela.
-Cass.-llamó pero fingí no oírlo y seguí mi camino.
Al regresar a la casa, él comía un poco de pan en silencio. Me miró y tendió su mano hacia mi, sentándome en sus piernas y rodeándome con ambos brazos como cuando era pequeña.
-Tomá. -murmuró, dándome lo que le quedaba de pan. Lo comí con cuidado de no ensuciar y él volvió a abrazarme con fuerza.-Odio no poder darte suficiente comida como para que ya no sientas hambre.
-Vamos a lograrlo juntos, Shiran.-musité.
Él caminó hacia el colchón y ambos caímos dormidos, juntos.
Yo solo quería que todo estuviera bien para él, para ambos. Necesitábamos estar bien. Sabía cuánto deseaba Shiran poder sentarse en la mesa de una gran casa y comer tanta comida que ya no pudiera comer más. Y lo lograría para él.

Al despertar por la mañana, Shiran me tendió su mano, apurado.
-Tenemos que ir si queres llegar.-dijo. Lo tomé y asentí.- Voy a ir por vos. Esperame ahí, ¿está bien?-asentí.
Caminamos juntos hasta el lugar y él besó mi frente cuando entré. Harry me aguardaba ahí, lucía impasible.
-Cassandra.-sonrió y abrió sus brazos.- Lo que pasó ayer... Creeme que ya nos encargamos de él. Ahora vamos a ensayar juntos, preciosa. Pero eso dentro de un largo rato. Ahora vamos a conocerte mejor.
-Mi hermano va a pasar por mi a las seis.-susurré.
-¿Es el chico que estaba ayer?-preguntó y fruncí el ceño. ¿Harry había visto a Shiran?¿Cuándo? -Le pediste volver a casa. No te preocupes. Vamos a estar juntos hasta las seis. Sino, puedo llevarte a tu casa.
-Shiran dijo que iba a pasar.
-Podemos mandarle un mensaje.
-No tenemos teléfonos.-admití.
-Está bien.-dijo él. -¿Cuál es tu historia? ¿Cómo llegaste hasta acá?
-Shiran me enseñó a cantar, pero él dice que nunca podría ganar pero yo si. Lo cierto es que él canta increíblemente bien, pero siempre lo discriminam por el tono de su piel y él ya no quiere exponerse a eso.-bajé la mirada al sentir las lágrimas.- Quisiera que él tuviera mi piel y yo la suya. Sé que se sentiría mejor.-la voz se me quebró.- Él no merece lo que le hacen.
-Se nota que lo queres mucho.
-Es todo lo que tengo.-murmuré y su brazo se cerró en torno a mi.- Yo era solo una beba recién nacida cuando él escapó de Libia conmigo. ¿Sabes? Nuestros padres se quedaron ahí y él vino hasta acá conmigo. Lo abandonó todo por mantenerme a salvo aunque nunca quiere decir de qué. Mi hermano lo dio todo por mi y yo hago esto por él.
-No llores.-pidió y me aferró con más fuerza. -Tenes que tener fe, Cassandra.
-Yo solo creo en Shiran.-dije y lo miré.-Él es mi héroe. Necesito que él crea en mi, pero cree que me apagaron el micrófono por el color de su piel. Harry, tenes que decirle que no fue así.
-Hoy mismo voy a decirle que tiene que estar acá.
-Gracias. -murmuré.
-Empecemos a ensayar. Creo que mi ganadora está acá. -dijo y le sonreí.
Comenzamos a ensayar y pronto llegó Marcus Frost, el otro concursante. Admito que fue muy divertido ensayar y aprender con él.
-Creo que llegó la hora de decirle a cierta persona que necesito que venga la próxima vez que estemos en vivo.-susurró Harry en mi oído antes de que yo pudiera salir.

Wake up, Cassandra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora