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Cuando papá entró en el auto lo miré. Los dos sabíamos que nada estaba bien. Shiran volvía a Libia a resolver asuntos pendientes. Sorbi mi nariz y voltee, acostada en el asiento trasero. Harry había prometido que no dejaría que todo fuera un desastre, pero ya ni siquiera sabía dónde estaba él.
Nadie dijo nada cuando llegamos a la casa. No quería bajar. Me hice una pelotita y lloré en silencio hasta que la puerta de abrió.
-Cielo, entremos a casa.-pidió mamá.- No llores así, todo va a solucionarse.-miró a papá y suspiró.- Liam, ayudame.
Él me tomó en brazos y forcejee para bajar pero era más fuerte que yo. Me llevó a mi cuarto y cerró con llave.
-Cuando te tranquilices voy a abrirte.-dijo y sentí tanta ira en sus palabras que lloré aún más.- No podes estar así. Tu hermano también quiere tener una vida. No puede estar siempre con vos.
-Pero si él se va...-susurre con la voz rota.- ya no queda nadie. ¿Quién va a asustar monstruos? ¿Quién va a cantarme para dormir? ¿Quién de va a quedar siempre?
La puerta se abrió y él se arrodilló frente a mi. Tomó mis manos y las besó con suavidad.
-Yo voy a estar. Tu mamá y yo no vamos a dejarte sola. Vamos a asustar monstruos, a cantarte, a estar con vos. Cass, vamos a amarte y a criarte como nuestra hija.
-Papi.-lloré, metiendome entre sus brazos.
-Ya.-dijo, acariciando mi espalda.- No llores, Cassie. Vamos a estar bien los tres juntos.
-¿Y si yo no puedo ser una hija?
-Vos sos mi hija. Eso no va a cambiar.-me sentó en sus piernas.- Sos mi nenita. Cassie, sé que te duele que tu hermano se vaya, pero no estás sola. A tu mamá también le duele verte así. Y a mi también. Me parte el alma escucharte llorar y no saber como pararlo.
-Papi.
-¿Qué, Cassie?
-Te amo mucho.- murmure y lo abracé con todas mis fuerzas.
-Yo también, hija.
Esa noche dormí junto a ellos. Shiran no llamó. Harry no llamó. Presione la cruz en mi mano y dejé que me mimaran hasta que ya estuve muy cansada. Quería volver junto a Harry para refugiarme entre sus brazos pero sabía que eso no pasaría, y me hice pequeña entre ambos cuerpos.
-¿Papi?-murmuré, pero él no respondió.-¿Mami?
El sol recién salía y yo no podía volver a dormirme. Me senté en la cama y, a los pocos minutos, salí de ella. Bajé las escaleras en silencio, sintiendo el peso de la llave tras la púa de mi collar. Me puse uno de los buzos de papá y salí de la casa en silencio. Miré el patio y suspiré, saliendo por la puertita lateral.
-¿A dónde vas, Cassandra?-preguntó la voz grave a mi espalda.
-¿Podemos dar una vuelta?-pregunté, en un susurro, rendida por completo en mi plan de ir por Harry.
-No tenes nada en los pies.-dijo él, en tono de reproche, sin sacar su seño fruncido.
-Solo quiero dar una vuelta.-musité.- Papi, vamos a dar una vuelta.-casi susurré con la voz rota, como una niña muy pequeña.
Papá me tomó la mano y avanzó conmigo con gesto confundido. Al llegar a la esquina doblamos, lo mismo hicimos en la otra y en las siguientes dos hasta volver al punto de partida. Lo miré, alzando los ojos por la diferencia de altura, y a él se le llenaron los ojos de lágrimas. Torpemente, lo rodeé con mis brazos y oculté el rostro entre los pliegues de su bata. Mi rostro estaba helado y el calor de su pecho me hizo querer permanecer allí todo lo que me fuera posible.
-Vamos adentro.-pidió. Al no obtener respuesta por mi parte, me alzó.- No me gusta cuando haces estas cosas.-no había enojo en su voz, lo que me extrañó porque la frase sonaba a reproche.- Quiero que estés bien, hijita.
-¿Quién de ustedes dos me va a explicar qué hacían afuera con el frío que hace?-preguntó mamá enojada desde la escalera.
-Le fuimos a dar una vuelta al mundo para comprobar que seguía ahí.-murmuré.- Había muchos monstruos anoche que querían destruírlo todo. 
La mano de papá junto mi cabeza a su pecho y me mecio con suavidad.
-No había ninguno y él mundo seguía ahí.-dijo y besó mi cabeza.- Con tu mamá les dijimos a todos que no destruyeran el mundo.
-¿Por qué?-pregunté.
-Porque no queremos que nadie destruya el mundo de la persona que más amamos.-dijo mamá, aproximándose.- No vamos a dejar que destruyan tu mundo, Cassie.
-Ustedes saben mucho sobre monstruos.-comenté.- Nunca había visto tantos. Pensé que algo malo iba a pasar.
-Pero ya viste que todo está bien. Ahora voy a preparar el desayuno para todos. No quiero más vueltas al mundo descalza.-dijo y se metió en la cocina mientras papá reía y subía la escalera sin soltarme.
-Casi nos metemos en problemas.
-Creo que vamos a tener que empezar a usar algo en los pies.-reí bajito.
Su mirada alegre me bastó para saber que todo estaría bien al menos en casa. Ahora sólo quería lograr llegar al lugar donde me esperan los brazos en los cuales quería refugiarme.

Wake up, Cassandra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora