Wake up, Cassandra.

8

Fue difícil aceptar las excusas que Shiran me ponía para marcharse y no quería que se fuera. Pero ya era una decisión tomada y no había modo de convencerlo.
-Quiero ir a dormir. -dije y Harry besó mi cabeza.
Subí las escaleras y me dejé caer en la cama aunque no pude dormir y la hora del programa llegó. Harry me pidió que lo acompañara. Bajé la mirada cuando subimos al auto y el chofer arrancó mientras los brazos de el hombre de los rulos se cerraban en torno a mi.
-¿Estás bien?-preguntó. No respondí, solo me hundi en su pecho.-Cass, hablame. No quiero que estés así.
-Nunca se fue tanto tiempo.-murmuré.- Quiero que vuelva.
-Él quería ir, Cass. No podemos pararlo.
Bajamos y él camino tres pasos por delante de mi. Estaba llegando tarde y era mi culpa. Miré la puerta sin ganas de entrar y un brazo me rodeó la cintura.
-Vamos, preciosa.-dijo Liam a mi lado y yo me rendí, avanzando.- Ya va a volver. Hasta entonces, creo que estás a cargo de nosotros.
-De Harry. -le corregí y él rió negando.
-Este fin de semana nos instalamos en la casa. Harry nunca fue un muy buen tutor.
-¿Liam? -llamé y él me miró.- si llego a la final, ¿Vos crees que Shiran vuelva para cantar conmigo?
-Yo creo que él va a volver antes de que llegues a la final.-dijo él.
Los vi a todos tomar lugar. Lucían concentrados, al parecer, esta instancia del programa era ya mas importante.
Un hombre en el público me recordó a mi hermano y no pude más que hacerme pequeña en mi asiento. Shiran no regresaría en la noche para dormir  conmigo.
Niall se aproximó a mi en el  comercial, pidiéndome que lo siguiera y así lo hice. Fuimos hasta los camerinos y me señaló el sofá.
-Creo que vas a estar más cómoda acá que en un show que no estás mirando.-dijo y pasó su mano por mi pelo.-Harry va a pasar a buscarte cuando sea hora de ir a casa.
Asentí y me acomodé en el lugar. Pasaron los minutos y me sentí aturdida por el silencio. Necesitaba oír el latido del corazón de Shiran, se respiración tranquila. Entonces comencé a llorar como una niña pequeña asustada. Porque lo estaba. Sin Shiran estaba aterrada.

La puerta se abrió y Harry ladeó la cabeza a un lado, mirándome. Me tendió sus brazos pero yo solo me lleve las rodillas al pecho, aún llorando.
-Cass.-susurró y se sentó junto a mi para luego tomarme con ambos brazos.-No llores. Ya sos grande. Llegó el tiempo de crecer. Algún día vas a casarte y a formar una familia. Hay mas personas en el mundo además de tu hermano.
-Yo quiero tener a Shiran siempre conmigo. -sollocé. -Quiero ser chiquita para siempre, estar con Shiran.
-Vamos a mi casa.-suspiró sin soltarme y caminó fuera. -Es probable que tu hermano llame.
Llegamos en la casa y nos sentamos en la mesa.
-Vamos, Cass.-pidió y di un bocado.-Hey, estoy acá.
-¿Puedo sentarme al lado tuyo? -pedí, para sentir a Shiran ahí.
Él asintió y se movió a mi lado para luego rodearme con su brazo y besarme la cabeza.
-¿Mejor?-asentí.-Tranquila, Cass.
A los pocos minutos, su teléfono empezó a sonar y lo pude ver sonreír, atendió y me lo dio.
-¿Shiran? -pregunté.
-Hola, Cass.-dijo él. Sonaba triste.- Te extraño.
-Yo también te extraño. ¿Estás bien?
-Si. Ya llegamos. Cass, ¿Estuviste llorando?
-Es que quiero que vuelvas. -dije y Harry suspiró para luego subirme a sus piernas y abrazarme con fuerza.
-Te amo, Cass. Ya voy a volver. Lo prometo. Vamos a cantar juntos en la final.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo. Ahora llegó la hora de dormir. Pasame con Harry y andá a cambiarte, ¿Si? Rápido así puedo cantarte.
-Si.-murmuré y le di a Harry su teléfono para luego correr arriba y cambiarme.
Harry entró en el cuarto y me tendió el teléfono. Me metí en la cama y él apareció pronto, acostandose a mi lado. Dejé que su brazo me rodeara y mi cabeza descansara en su pecho. Shiran comenzó a cantarme una suave melodía que entonaba cuando era solo una pequeña. Sonreí y sentí los ojos de Harry puestos en mi. Llevé mi mano al dije en forma de cruz y él cerró el puño alrededor de esta. Entonces sentí que todo estaba en su lugar, Shiran conmigo, la melodía sonando, una cómoda cama, un cuerpo cálido a mi lado. Y puede que ese no fuera el cuerpo de Shiran pero, por primera vez, me sentía segura con otra persona que no fuera mi hermano.
Mis párpados se volvieron más y más pesadas mientras Shiran aún cantaba. Cerré los ojos y el roze de los dedos de Harry, tomando el teléfono, fue lo último que sentí.