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Al volver del programa, cenamos en silencio. Harry subió al cuarto y lo noté extraño. Iba despacio, suavemente inclinado hacia adelante, con un poco de sudor en la frente. Me metí en el baño y me di un largo baño para luego entrar en el cuarto. El cabello se le pegaba a la frente y estaba bañado en sudor. Tenía los ojos entreabiertos y los labios resecos. Harry se había enfermado. Bajé a la cocina y tomé un vaso con agua, un bol y un pañuelo para humedecer.
-No te vayas.-pidió cuando abrí la puerta.
-Solo fui a buscar cosas para cuidarte.-murmuré y me senté a su lado. Toqué su frente. La fiebre era muy alta.-¿Podes levantarte?-él negó. Suspiré y comencé a humedecer su frente, rostro y nuca, retirando el sudor. Le di un poco de agua para que tomará y él clavó sus ojos en mi.
-Es solo un poco de fiebre, Cass.
-Es mucha fiebre, Hazz.-le corregí.-¿No tenes frío? -él negó y volví a sumergir el paño.-¿Te duele algo?
-Cass, estoy bien.-me murmuró y tomó mi mano.-No pasa nada. Solo es fiebre.
-Hay que bajarla, es muy alta.-susurré.
Regresé a mi trabajo anterior y él volvió a tomar mi mano, llevándola a su pecho, donde reposaba el dije en forma de cruz. Hizo que lo rodeara y él rodeó mi mano junto al dije. Le sonreí y besé su mejilla, dejando una suave quemazon en mis labios a causa de la fiebre.
-Te quiero, Cass.-dijo.
-Tenes fiebre.-le justifiqué.
-Lo sé. Igual te quiero. No estoy diciendo incoherencias. Te quiero.
-¿Por qué me querrías, Harry? -pregunté y volví a sumergir el paño.
-Todavía no termino de descifrarlo porque no puedo definir que es lo que más me gusta de vos. -reí y él presionó mi mano.-No te rías, es verdad.
-Dejame bajarte la fiebre y después hablamos.-dije.
-Cass...-dijo sentándose.
-Genial. Podes incorporarte, eso es bueno. Tenes que darte un baño.
-¿Queres decirme que huelo mal?-fingió ofensa.
-Apestas.-reí siguiendole el juego.
Él rió también y dejó que le pasara el brazo sobre mis hombros para que me usara de punto de apoyo. Entramos en el baño y preparé todo. Al voltear, el ya iba sin camiseta.
-¿Me ayudas?-pidió con una mueca.
Una vez sin pantalones, caminamos hasta la bañera, iba todo bien hasta que resbaló y ambos caímos dentro. Mi cabeza se golpeó contra el borde y sentí la manos de Harry, tomándome para sacarme del agua.
-Cass.-dijo y me apartó todo el cabello del rostro.-Cass, ¿Estás bien?
-Eso creo.-murmuré.
Estaba sentada en sus piernas mientras él acariciaba mis mejillas una y otra vez.
-Perdón. -dijo y se aproximó a mi.
No supe por qué se disculpaba hasta que sentí sus labios sobre los míos.
-Harry...-susurré apartandome de él con suavidad.
-Perdoname, Cass. Yo solo... te quiero.
Dejé que mi frente cayera sobre su pecho y él me abrazó. Besó mi cabeza y entonces me incorporé nuevamente. Mojé su cabello y rostro.
-Dejalo, Cass.-pidió.-Solo es fiebre. ¿De verdad te sentís bien?-asentí y él acarició mi rostro.-Mejor nos secamos y vamos a descansar.
Lo dejé cambiandose mientras yo me metía en la cama, ya seca. Harry acababa de besarme y todo se había vuelto extremadamente confuso para mi.
-¿No tendría que haberlo hecho? -preguntó a mi espalda.
-Fue mi primer beso. -admiti.
Su celular empezó a sonar y me lo tendió.
-Shiran.-murmuré.
-Hola, Cass. ¿Estás bien?
-Si. ¿Vos estás bien?
-Si.-suspiró.- Cass, quiero volver a casa.
-Entonces volvé. -dije sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas.
-No quiero volver con las manos vacías.
-No me importa si tus manos están vacías, Shiran, yo solo quiero que vuelvas. -lloré y las manos de Harry me tomaron por la cintura, atrayendome hacia él.
Sin decir nada más, Shiran comenzó a cantar hasta que la llamada se cortó. Llevé mi mano hacia el dije de Harry y lloré bajito. Me subió a su cuerpo y volvió a besarme, para luego guiar mi cabeza nuevamente a su pecho.
-Harry, no sé si...-empecé.
-Tengo fiebre, Cass.-murmuró.- Te dejo usar eso como excusa si queres. Solo... solo quedate conmigo.
Suspiré y permanecí ahí, con la pequeña cruz entre mis dedos y su mano en torno a la mía.
Puede que yo tampoco quisiera moverme. La fiebre. Esa sería mi excusa, pero no la de él,  y la verdad es que yo sabía que, si no hubiera sido por la fiebre, le hubiera seguido el beso porque, lo quisiera o no, me sentía atraída por ese hombre que nos había acogido a mi hermano y a mi y nos mantenía en su casa como si fuéramos mas que dos desconocidos.

Wake up, Cassandra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora