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-Vamos a mi casa.-dijo Harry.- Necesitas descansar, Shiran. Los que te golpearon van a buscarte. Pasen unos días en casa.
-Mientras que me prometas que nada va a pasarle a Cass, todo va a estar bien.-dijo rendido. Lo tomé firmemente de la mano y besé los nudillos.-Tan chiquita. Me acuerdo cuando recien habías nacido y llegamos. No llorabas. Eras muy muy muy tranquila. Después empezaste a gatear entre nuestras cuatro paredes y reias y siempre querías seguir y seguir hasta que te quedabas dormida en algún rincón. Cuando decías mi nombre y no te salía, te enojabas y volvias a intentarlo. Me llame Tilan por mucho tiempo.-rió.- Tus primeros pasos. Tus primeros berrinches. Y ahora estás tan grande. Como creciste, Cass. Cada año estás más hermosa.
Llegamos a la casa de Harry y no tuve tiempo siquiera de sorprenderme. Shiran trastabilló y casi cae.
El joven de los ojos verdes me ayudó a subirlo y nos dijo en que habitación podíamos quedarnos. Recoste a mi hermano y le saqué los zapatos para luego cubrirlo con las sábanas.
-¿Te quedas conmigo hasta que me duerma?-pidió.
-¿Puedo venir después también? -pregunté y él sonrió a la vez que asentía, acariciando mi mejilla.
Me acosté a su lado y nos quedamos mirándonos un rato hasta que se durmió.
-Gracias, Harry. -volví a decir al bajar y él me sonrió.- No duerme en una cama desde que llegamos a Londres. Se veía más tranquilo.
-Tu hermano va a estar bien.-dijo.- Ahora vení. Voy a buscarte algo para que uses.
Entramos en su cuarto y él me tendió una de sus remeras. Agradecí y me indicó donde estaba el baño. Me di una ducha y volví junto a mi hermano. Aún dormido, me rodeó con su brazo y, por primera vez, me dormí sabiendo que él estaría bien.

Fue extraño despertar y no toparme con él. No logré sentirme tranquila hasta que bajé y lo vi sentado a la mesa con Harry. Oculte el inhalador y él me miró para luego sonreírme y extender sus manos hacia mi.
-Buenos días, Cass.
-Buenos días. -dije cerrando mis ojos en su pecho.-Lucis mejor.
-Es la primera vez que me despierto y te veo sonreír dormida.
Harry me tendió el desayuno y yo tomé asiento junto a mi hermano. Sabía que debía moderarme puesto que mi hermano estaba ahí pero, tras el primer bocado descubrí lo hambrienta que estaba. Vi las lágrimas acumularse en esos ojos verdes ya cansados de tanta vida.
-Perdón. -murmuré y supe el daño que le hacía.
-Siempre tenías hambre.-dijo y se llevó mi mano a los labios.-Pero preferias mentirme y decir que no.
-Estabas tan flaco, tenías hambre también. -dije limpiando sus lágrimas.- Fue mi decisión, Shiran.
Mi hermano se levantó y subió al cuarto, me tomé el rostro entre las manos. Quería llorar.
-No estés mal. Supongo que es difícil para él todo.
-Nunca me dejó ayudarlo. Siempre dijo que yo tenía que estudiar para poder llegar a más, conseguir un trabajo mejor, una buena pareja. Pero él viene cargando con esto dieciséis años. No iba a dejar que mi hermano se muriera de hambre solo para poder comer yo. Veo como se le iluminan los ojos ante un pedazo de pan y no voy a arrebatarle eso.
-Ahora pueden comer los dos. Quiero que se queden. Vamos, esto es todo para mi solo. Me encantaría tenerlos viviendo acá.
-Él nunca va a aceptar. No le gusta sentir que fracasa. Él quiere hacerlo solo.
-Va a aceptar.-dijo Harry poniendo su mano sobre la mía y presionandola con suavidad.- Porque acá nunca va a faltarles nada. Ahora termina tu desayuno, tenemos que practicar.
Termine la comida que había frente a mi y practicamos.
-Andá con él. -me dijo Harry y yo asentí con suavidad para luego encaminarme a la escalera.-No voy a dejar que vuelvan a esas cuatro paredes, Cass.
Subí y me encontré con mi hermano tendido en la cama, mirando el techo. Me acosté a su lado y él me rodeó con su brazo.
-Me preguntó si queríamos quedarnos.-dijo con voz queda.- Voy a decirle que si. Vamos a quedarnos. Vas a poder bañarte sin ir al club. Vas a tener cama propia. Todo.
-Yo quiero quedarme con vos.-murmuré y me miró.
-Entonces vas a quedarte conmigo.-dijo.- Siempre vas a quedarte conmigo. ¿Sabes? Nunca te quejaste de nada. Ni cuando eras chiquita.
-Sería lo mismo que quejarme con Superman. Uno no se queja con sus héroes.
-Yo no soy un héroe. -dijo y yo asentí.-No tengo capa.
-Sos mucho mas héroe que los que usan capa.-aseguré. Y lo era. Mi hermano era el héroe más grande del mundo y yo lo sabía.
-Todos estarían muy orgullosos de vos en casa.-dijo y sonreí aunque quería preguntarle cómo era casa.- Tanto como lo estoy yo.
-¿Vamos a almorzar? Juntos.-él asintió y tomó mi mano.
Cuando bajamos, Shiran abrazó a Harry y yo los miré.
-Gracias.-dijo.
Entonces supe que Shiran estaba aliviado por algo aunque no me quería decir por qué. Sentí que me perdía de algo pero ahuyenté la idea cuando la sonrisa se extendió por el rostro de mi hermano, devolviendole la vida que parecía haber perdido en algún trabajo en los últimos dieciséis años.

Wake up, Cassandra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora