CAPITULO 10

7.1K 430 6
                                    


Cenamos como siempre hacemos, antes de irnos al Antro, pues es mejor intoxicarse con la panza llena por este dicho de «panza llena, corazón contento «y no me refiero a esa canción que se hizo más famosa en un programa de talento hace algunos años que en la voz de su cantante original. «Tengo el corazón contento, el corazón contento lleno de alegría, tengo el corazón contento desde aquel momento en que llegaste a mi»

Nos fuimos al antro y bailamos hasta los anuncios, creo que Andrea estaba un poco más perjudicada que yo, pues acabo de mandarla en un taxi a su casa con órdenes expresa al conductor que la deje en su portal, yo he cogido otro y voy llegando a casa. De Hugo aún no se nada, pues desde la mañana no se ha manifestado ni siquiera con un mensaje. Se me acaba de iluminar el farolillo y le mando uno.

Ava: Hola, Ya de camino a casa ¿Y tú?

Espero y paso todo el trayecto a casa mirando la pantalla del móvil, no me contesta, el mensaje le ha llegado a su teléfono, pero según esto de la tecnología no ha sido leído, pienso en llamarle, pero me aguanto, cuando vea el mensaje me hablara o eso creo, como este tío es tan extraño, ya no sé qué pensar.

Cuando estoy pagando el taxi, siento el pitido conocido de mi móvil que ha llegado un mensaje.

Hugo: ¡Hola! estaba en la ducha, ¿Todo bien?

Ava: ¿Te duchabas a las cinco de la mañana? –Pregunto cómo toda mujer cotilla, sin saludar, ni nada.

-Hugo: Terminé algunas cosas que estaba haciendo y tenía calor, sabes que no duermo mucho. ¿Ya estás en casa?

Ava: Si Acabo de entrar.

Hugo: ¿Has tomado mucho?

Ava: Naa, Un poco, Andrea se puso en plan alegre más rápido que yo. Si la dejo se toma hasta el agua de los floreros. –Respondo un poco sarcástica

Hugo: ¡Vaya! ¿Esa frase también se dice aquí?

Ava: es una frase muy popular. Te dejo, voy a ponerme cómoda y a dormir la mona.

-Hugo: Te veo nena.

Nos despedimos y tampoco hemos quedado en nada, al final no sé para qué me ha pedido la llave, pues tenía ilusión que me esperara en casa.

Yo también me meto a la ducha, más por quitarme la peste de alcohol y sudor que traigo, dejo toda mi ropa desperdigada por ahí, mañana la recojo ahora no estoy por la labor. Lo único que quiero es ducharme y dormir, sola, si sola «Tú no estás acostumbrada a dormir con nadie Ava» me digo, pero eso no quiere decir nada, porque dormir lo que se dormir no es lo que quiero. Ahora quiero que ciertos ojos azules me miren, pero doy gracias al estado de felicidad post alcohol y caigo aturdida por Nocaut.

Estoy soñando, sueño que Hugo me está dando pequeños besos por toda la cara y acariciando mis pechos. ¡Qué sueño! No quiero abrir los ojos, quiero mantenerlos cerrados hasta la culminación de este glorioso sueño.

Baja despacio por mi cuerpo excitándome poco a poco, sigue explorando cada punto de mi cuerpo, que ahora me parecen más sensibles, Uhhh...

–Abre los ojos nena.

–¿Queeeee? –No es un sueño, por lo que abro los ojos y aquellos ojos azules me están mirando tal y como lo imagine unas horas antes.

Decido ponerme más cómoda aun, o si queremos llamarle en pose sugerente, ¡ya que está!

Sigue acariciándome los labios con su pulgar, sacando a relucir su marca de identidad, me besa, juega con mi boca, mientras no dejamos de mirarnos. Gimo con fuerza, no quiero que pare, aun no me toca donde estoy más necesitada y me urge que baje. Arqueo las caderas mientras observo como se desplaza hacia allí y se sitúa entre mis muslos.

INSACIABLE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora