CAPITULO 9

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Estoy despierta, pero me cuesta abrir los ojos, estoy muy a gustito pegada a un cuerpo caliente y sonrío. Es la primera vez que despierto y Hugo está en mi cama, cuando se queda, se va temprano porque tiene que pasar por su casa antes ir a la cadena. Ya me acuerdo es que hoy es sábado y no tenemos que trabajar. ¡Bien!

Decido abrir los ojos y lo veo, está mirándome y yo no sé qué cara tengo acabada de despertar.

–No me mire –Pido y parezco que estoy cantando el estribillo de la canción de Mecano­­. No me mires, no me mires, no me mires... déjalo ya...»

– ¿Por? Está guapísima recién despertada –Contesta desinhibido.

–Si, como no. –digo dudándolo –. A ver donde tienes los ojos.

–Aquí nena. –Dice llevando mi mano a su pecho –. Y él dice que estás preciosa. –Y yo ya me estoy empezando a derretir con las palabras de este hombre.

–Pues dile a él que gracias, que me lo voy a creer, al menos por esta vez.

–Más te vale nena, ahora vamos que he hecho el desayuno. –Dice mientras tira de mí.

– ¿Cuándo te has levantado? –Pregunto asombrada.

–Ya sabes que no duermo mucho, me he levantado, duchado y he preparado desayuno, además no es temprano son las diez, lo que pasa es que tu duermes mucho. –Afirma una realidad, que le voy a hacer, me gusta dormir.

– ¿Por qué no duermes bien Hugo? –Pregunto ignorando lo que me ab de decir.

–Por nada en especial, siempre he dormido poco. –Contesta de manera ambigua.

–Vale. –Respondo no muy convencida, pues creo que cuando una persona no duerme bien es porque algo le pasa, pero igual que lo demás, ya decidirá él cuándo me lo tiene que decir.

Hugo está esperándome en la mesa y veo que hay zumo café tostada, fruta y como no, el dichoso Mate que ya me estoy acostumbrado a ver el cacharrito en la cocina de mi casa, Hugo ha traído uno de los tantos que tiene.

– ¡Qué pinta, por Dios! de repente tengo mucha hambre.

–Lo sé, por eso te he hecho el desayuno. –Dice mirándome con ironía.

–Gracias cariño. –Contesto guasona.

–Ahora cuando desayunemos me voy, tengo algunos pendientes que hacer, además de cambiarme de ropa. –Anuncia Hugo mientras le da un mordisco a una tostada.

–Vale. –Contesto –. Así aprovecho y voy a casa de mis padres, tengo un par de semanas que no me paso.

–Me gustaría conocerlos. –Manifiesta dejándome confundida, pues si no sabemos lo que tenemos y si no queremos que nadie se entere por el momento, mi madre es el peor prospecto para guardar un secreto.

–Cuando quieras. –digo dándole largas.

Hugo se levanta de su silla y camina hacia mí, levantándome la cara y pasando su pulgar por mis labios, recordándome su marca de identidad.

–Ava, ya sé que ahora no, pero luego me gustaría conocerlos.

– ¿Y cómo debo presentarte?, ¿Cómo mi compañero de trabajo, mi amigo, mi ligue o mi novio? –Pregunto –. Te recuerdo que mi madre no guarda ningún secreto, además que desde que te vio en la tele no deja de darme la lata con lo guapo que eres.

–Buen punto, preséntame Como prefieras, pero como bien has dicho hay cuatro opciones, elije la que más te guste –Insiste –. Y dile a tu madre que gracias por lo de guapo y que tiene una hija preciosa. –Musita dándome un beso.

INSACIABLE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora