CAPITULO 30

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Ha pasado la semana, hoy ha sido mi último programa en solitario, el lunes supuestamente se incorpora Hugo nuevamente, no sé si ha venido o lo hará el fin de semana y yo estoy saliendo adelante, creo que mi puntito que va camino a ser frijolito me da el empujón que necesito, pero tengo miedo de ver a Hugo el lunes, a fuerza tendré que verlo, trabajamos juntos, ese es un hecho irrefutable. Ya son dos semanas sin verlo, dos semanas en las que he pasado por varios estados «nunca mejor dicho» pienso. He pasado de la humillación a la decepción, luego a la depresión, más tarde a la aceptación y esa ha sido la tarea más difícil, aceptar que Hugo ya no está en mi vida, pero ahora mi estado es diferente, ahora estoy en estado de buena esperanza y es el que más me gusta y el que estoy preparada para afrontar.

He decidido esperar que pase un mes o más para contárselo a mis padres, conociendo a mí madre es capaz de llamar a la cadena con el programa en el aire para que la feliciten porque va a ser abuela de nuevo y eso aún no puede pasar, por ningún motivo Hugo puede enterarse. Es sábado y he decidido pasarlo tranquila en mi casa, ahora estoy tirada en el sofá con un libro para mujeres embarazadas, regalo de mi amiga Andrea, según ella es el primer regalo para su sobrino.

Suena mi teléfono y cuando veo la pantalla es número desconocido, ya van tres veces, esta mañana, nunca cojo llamadas de números desconocidos, pero ya me está pareciendo raro, decido cogerla

– ¿Diga? –Contesto, pero nadie habla, solo escucho la respiración de quien quiera que esté al otro lado

–Dígame que quiere o voy a colgar y no me llame con número desconocido porque la próxima vez no lo cogeré. –Nada, nadie habla, decido colgar y apagar el teléfono. Me olvido de la llamada y me centro en el libro, hay que ver todas las cosas que dice acerca del embarazo, creo que ya me estoy agobiando. Me quedo dormida sin darme cuenta y me despierta el timbre de la puerta.

Me parece raro, porque primero debería haber tocado la puerta del edificio y no la de mi piso, debe ser el conserje del bloque de piso, por lo que voy a abrir sin mirar por la mirilla.

– ¡Buenos días perra! –Dice Sandra empujándome y entrando a mi casa como si fuera la de ella.

–Pasa, estás en tu casa. –Digo burlona

– ¿Aquí es donde vos trae a Hugo para acostarte con él? –Pregunta con cara de odio

– ¿Pues qué quiere que te diga? –Contesto con sorna –. Aquí, en su casa, donde nos pillara, no había lugar específico. –le aclaro mirándola.

–Vos sois una perra, pero no te saldrá con la tuya, eso te lo aseguro –dice paseándose por mi casa con seguridad.

–Sandra ¿Qué quieres? Hugo y yo ya no estamos juntos. –Aclaro agobiada.

–Solo quería asegurarme que no estaba aquí, y más te vale no estar con él, porque no sabes de lo que soy capaz. –Dice con rabia.

–Tengo entendido que Hugo está en Argentina. –Aclaro

–Vino anoche y no ha ido por su casa. –Informa

–Pero pensé que tú también estaba con él. –Indago, porque esto me parece muy raro.

–No, debes saber que ha viajado solo, porque no crees que estoy embarazada y que es suyo. –Me quedo mirándola con los ojos en blanco, así que es verdad lo que me dijo Andrea.

–Sandra quiero que salgas de mi casa, si Hugo se te ha perdido, búscalo en otra parte, él y yo ya no tenemos nada que ver. –Aclaro mientas ella se queda mirando el libro que estaba leyendo antes de quedarme dormida. ¡Dios! ¿Ahora qué hago?

INSACIABLE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora