CAPITULO 14

5.7K 462 15
                                        



Ha pasado una semana desde que Hugo y yo no hablamos, solo nos dirigimos la palabra para temas relativos al programa. En el trabajo hemos mantenido la cordialidad y el trabajo más grande ha sido fingir en el plató que todo está bien y que el buen rollo se mantiene. Todo sea por la audiencia.

Pero estos día me han servido para darme cuenta de varias cosas; Hugo es tan o más orgulloso que yo. Sé que se está muriendo por hablarme, pero su orgullo no lo deja, lo mismo me pasa a mí, además, Pienso que quien tiene que venir a mi ahora es él, yo ya dejé el balón en su tejado la semana pasada cuando intenté aclarar las cosas tras la pausa del programa.

También me he dado cuenta de que lo extraño a rabiar y aunque lo tenga cerca, cada día lo siento más lejos. Extraño que me llames nena, extraño la forma como nos acoplamos cuando hacemos el amor; «si ya he asumido que lo que hemos hecho es algo más que follar» y esa perfección es algo muy difícil de conseguir, he escuchado que muchas personas nunca conocen una forma tan perfecta de entrega y nosotros la hemos conocido y creo que no es justo que por su cabezonería nos estemos perdiendo de algo tan sublime.

Pero aun con todo esto he aprovechado mi soltería; llamémosle «forzada» porque el fin de semana nos fuimos Andrea, Iván y yo a un antro nuevo que han abierto en el centro de Madrid y nos lo pasamos de miedo. No sé si Hugo se ha enterado de mi salida nocturna, pero no tengo nada que ocultar Iván y yo siempre seremos amigos. Hoy se ha ido de nuevo y no sé cuándo lo volveré a ver; eso sí, después de un exhaustivo interrogatorio acerca de mi vida sentimental, yo obviamente no le dije lo de Hugo, porque primero no sé en qué punto estamos y segundo todavía es un secreto, solo le dije que estaba saliendo con por alguien, pero no solté nombre.

Ahora estoy en mi camerino después de terminar el programa, quitándome todo lo que no es mío para irme a casa, es lunes y ya quiero que sea viernes, cuando esto pasa en el trabajo es porque el cuerpo está pidiendo descanso y si a esto le sumamos lo de Hugo, estamos a tope de pastel.

–Ava estoy hecha polvo, ¿Me acercas a mi casa? Hoy no he traído coche. Creo que todavía estoy pagando el exceso del fin de semana. –Andrea, en toda su expresión como siempre que entra, primero sus necesidades, pero es su forma de ser, no lo hace con mala intención, es una de las mejores personas que he conocido y me alegro de tenerla en mi vida.

–Y yo que ahora te iba a invitar a una copa, recuerda... –Digo haciendo una pausa. –. Estoy soltera y triste tienes que acompañarme. –Sigo un poco guasona.

–Ava, si quieres pídeme que te maquille todo el cuerpo, pero no me pidas que te acompañe a tomar, porque mi cuerpo no resiste una sola gota de alcohol. –Expresa a la vez que gesticula con las manos.

– ¡Cobarde! –Digo muerta de risa –. Es broma, venga vamos, que te dejo en casita como la niña buena que eres.

–¿Y tú luego a dónde vas? –Pregunta mirándome cuando ya estamos dentro del coche.

–A casa, estoy cansada y como soy otra niña buena...–Respondo mirándola de reojo.

–A casa a lamerte las heridas, en vez de buscar a Hugo y hablar con él. – Infiere sin inmutarse.

–Andrea no empieces.

–Vale, no empiezo, pero que sepas que Hugo también lo está pasando fatal. –Dice para ahondar más en la herida.

–Merecido lo tiene. ­­–Enfatizo convencida.

–No lo entiendo. –Sigue Andrea mirándome –. No entiendo cómo es que dos personas que se aman pueden ser tan tercas.

INSACIABLE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora