CAPITULO 26

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Todavía me suben los colores a la cara cuando recuerdo lo que pasó anoche en la habitación de Hugo, en muy poco tiempo hemos llegado a un punto en que ambos sabemos lo que queremos y lo que nos gusta en el sexo, bueno, Hugo más, yo me he ido acoplando, pero todo lo que hemos hecho ha sido imponente, fantástico, creo que me quedaría corta describiendo el flujo de emociones que he sentido a su lado.

Hugo es de las personas que en el sexo no tiene tabú y eso lo dice todo en un hombre, también es atento, en todo momento está pendiente de si me gusta o no algo nuevo que hemos probado, siempre está buscando la satisfacción y el consenso de la pareja y lo tengo que admitir, hoy es difícil encontrar un hombre así o es que yo he estado rodeada de puros machista que solo piensan en su satisfacción olvidando las emociones, la comodidad y el sentir de su pareja.

Y ahora aquí estoy en mi oficina de la cadena y trabajar lo que se dice trabajar no lo he hecho, tengo un montón de pensamientos dando vueltas en mi cabeza y claro, el principal es el sexo fantástico que tenemos Hugo y yo, luego como toda pareja hay desavenencias, desacuerdos y más si somos de países diferentes. Aunque hablemos el mismo idioma es muy difícil encontrar un punto medio, él tiene sus costumbres, su forma de ser y yo las mías, pero también tengo que reconocer que dos personas con pensamientos iguales serían los más aburridos del mundo, a mí me gusta ese gusanillo de discutir, de ponernos de acuerdo, de equivocarme, de que se equivoque, es lo que tiene que vivir una pareja para llegar a la plenitud, que aún no se si Hugo y yo llegaremos allí, pero si estoy segura de que lo intentaremos, ya hemos empezado y sé que el camino será largo con una que otra espina, pero espero que tengamos la madurez de saltarlas sin que nos roce.

–Ava, aquí es donde has decidido esconderte hoy. –Saluda Andrea entrando como un vendaval.

–Es justo que te aparezca caradura. –Digo de broma –. Ayer no diste señales de vida.

–No lo sabes tú bien. –Contesta guasona –. Mateo está encantado con tu regalo, ya ha hecho que me lo ponga dos veces y ayer en la mañana fue la segunda, así que me quedé en la cama descansando casi todo el día.

– ¿Será cabrona? –Pregunto sorprendida por enésima vez.

–Sí, hija si, al contrario de tu intención al regalármelo, le estoy dando un uso acojonante.

–Andrea ¿Estás de broma no? –Pregunto –. Porque no se quien se puede meter en eso. –Digo mirándola de arriba abajo, no es que tenga nada fuera de su sitio, al contrario, mi amiga es guapísima, pero yo sé lo que compré y en ese cuerpo no entra.

–Yo hija yo. –Contesta muy ufana con las manos en la cintura haciendo como que modela y claro, yo ahora tengo los ojos cuadrados.

– ¡Hay que ver! –Digo por decir algo sorprendida.

–Cuando quiera detalles te los cuento, como no te gusta que te diga como fornicamos Mateo y yo. –Dice con retintín –. Pero yo sí quiero saber cómo vais Hugo y tú, por cómo te veo, se te nota que han estado como los conejos amiga. –Expone mirándome.

– ¿Te gustan las banquetas y los espejos? –Pregunto cambiando de tema.

–Depende, ¿Por? – Responde muy curiosa.

–Por nada, pero te aconsejo que te compres un espejo grande y una banqueta, las coloques en tu cuarto y uses tu imaginación. –Digo burlona.

–Mañana nos vamos de compra, pero tiene que darme más pistas. –Pide curiosa.

–Nooo, aquí la lista cuando se trata de sexo eres tú, así que apechuga amiga y luego me cuenta.

– ¿Sabes qué? –Pregunta con mirada seria y analizadora –. Creí que eras mi amiga, pero me acabo de dar cuenta que me he equivocado de persona. Ahora voy a ver a Hugo. –Dice dándose la vuelta hacia la puerta –. Ese sí que es mi amigo, me contará todo y me dirá como uso la banqueta y el espejo. –Mientras yo escucho el golpe de la puerta al cerrarse y ella sale dejando una estela de olor a colonia que a saber dónde la habrá comprado.

INSACIABLE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora