CAPITULO 29

4.9K 398 25
                                    



Ahora estoy en la sala de espera de la clínica, he venido con Andrea, porque, aunque me dijo que me acompañaría yo no me acordaba y hoy bien temprano la tenía delante de mi cama con una tasa de café, ventaja de tener mis llaves.

–Ava Núñez. –Escucho que me llama.

–Te toca amiga, ¿Quiere que entre contigo? –me pregunta.

–No, ni que estuviera enferma, solo voy a buscar mi alta, ya salgo. –Digo dirigiéndome a la consulta.

– ¿Ava cómo has estado? –Pregunta Emilio al tiempo que nos damos dos besos.

–Bien Emilio me he ido estos días fuera y no ha estado tan mal. –Contesto.

–Ava, ¿recuerdas que la semana pasada también mandé a que te hicieran una analítica? –me recuerda mirándome.

–Sí, ¿Tengo algo grave Emilio?

–Yo no diría que grave, pero sí de cuidado.

– ¡No me asuste Emilio por Dios! –Contesto asustada.

– ¿Te has sentido mal estos días? ¿Bueno a parte de la situación que estás viviendo? –Pregunta inquisitivo.

–Quizás sí, me siento débil, lloro más de lo normal, que se yo, cosas así, pero todo esto es como tu dice, por la situación que estoy viviendo.

–Ava, estás embarazada. –Suelta de sopetón y solo atino a ver cuándo corre a sostenerme, porque cuando vuelvo a abrir los ojos estoy tendida en la camilla de la consulta.

–Estás de broma ¿No? –Pregunto mirándolo.

–No, con esto precisamente no suelo bromear. –Dice riendo.

–No es posible Emilio, ¿Y los anticonceptivos qué? creo que no me los he saltado. –Digo; pues en eso soy muy cuidadosa.

–Ava, según las estadísticas solo el cero, coma cinco por ciento de cada cien mujeres salen embarazada usando la píldora, lamento decirte que tú estás dentro de ese cero, coma cinco por ciento. –Dice con pragmatismo.

– ¡Hay que joderse! –Digo llorando.

Ahora resulta que soy un puto número, creo que me va a dar algo, esto no me puede estar pasando a mí, es un sueño como los que he tenido con enanos de ojos azules, pero que no son míos, sino de Hugo y esa mujer, así que dentro de poco voy a despertar y los enanos se quedaran ahí, en mi cabeza.

–Ava, está de tres semanas, ahora solo es un puntito, yo soy tu médico general, así que ahora te voy a referir con una ginecóloga de confianza que será la que te controle a partir de ahora decidas lo que decidas.

Salgo de allí como si me persiguiera una manada de elefantes y cuando paso por el lado de Andrea y tiene que correr para alcanzarme, me estoy ahogando, necesito aire en mis pulmones. Esto es una puta locura, quien sea que este ahí arriba y que maneja las cuerdas ahora mismo se está burlando de mí y riéndose a mi costa.

–Ava, ¿Qué te pasa?

–Nada, no me pasa nada. –Contesto sosteniendo mis rodillas con las manos, estoy como si hubiera corrido un maratón, pero al más puro estilo diva, con tacones.

– ¿Qué te ha dicho ese matasano? –Pregunta –. Recuerda que mi padre decía que no le gustaban los médicos, porque iba por una cosa y te salían mil. –Dice con mirada curiosa.

–Pues eso me ha pasado Andrea, que he venido por lana y he salido trasquilada. –Contesto burlona.

–No me asuste amiga. –Dice ahora preocupada.

INSACIABLE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora