CAPITULO 21

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Es el primer día del año y estoy sola en mi casa, espero no sea una premonición de que el resto lo voy a pasar así. Anoche después que Hugo se fue de casa de mis padres, nos quedamos todos allí reunidos como la familia que somos, me hicieron muchas preguntas sobre Hugo; preguntas como: ¿por qué se fue? ¿Por qué no llegamos ni nos fuimos juntos? Afortunadamente creo que supe torearlas todas, respondí que apenas nos estamos conociendo, que me quería quedar en casa, en fin... mitad verdad y mitad mentira.

He tenido que venir hoy en la mañana porque anoche mi hermano, mi cuñada y yo nos emborrachamos un poquito, así que aquí estoy quitándome la ropa para meterme a la ducha y pensando en la conversación que tenemos hoy Hugo y yo, mientras pienso en lo que me tiene o quiere decir, los hechos están ahí, no sé cómo intentará defenderse si es eso lo que pretende. No soy una persona impulsiva y de lo que dije en Ibiza no me arrepiento, pues lo dije según los hechos, de lo que si me arrepiento es de no haber indagado un poco más e intentar conocer al verdadero Hugo, pero bueno, no es que el estuviera dispuesto. Así que con mi cabeza hecha un desastre me meto a la ducha y luego intentaré dormir un poco, aún estoy medio achispa.

Mientras estoy en la ducha suena mi teléfono, pero lo dejo que suene, estoy llena de jabón y no es plan resbalarme por salir a cogerlo, quien sea llamará de nuevo y si es Hugo también espero que llame de nuevo, si no lo hace, no era tan importante lo que quería decirme hoy.

Después de una ducha quita resaca, quedo como nueva, así que ya en la habitación cojo el teléfono y efectivamente ha sido Hugo, me quedo mirando el teléfono pensando si dejar que llame de nuevo o devolverle la llamada, pero en eso suena de nuevo. Es él.

–Ava, te he llamado hace un rato. –Dice con voz apesadumbrada –. Pensé que habías cambiado de idea.

–Hugo te dije que hablaríamos y es lo que haremos. –Contesto enfadada, –. Tú dime dónde y allí estaré.

–De acuerdo. –Asiente –. ¿Te puedo invitar a comer? –Pregunta con voz insegura

–Vale mándame la dirección por mensaje y allí estaré.

–Gracias nena. –Yo me quedo helada, porque tengo que reconocer que extrañaba que me llamase así.

–Hugo, no soy tu nena, lo hemos dejado ¿te acuerdas? –La mejor forma es atacar y es lo que hago

–Siempre Ava, siempre serás mi nena, nunca lo dudes. –Mientras cuelgo el teléfono pienso

«Hugo 1 Ava 0, esta última parte la ha ganado el por goleada»

Así que con todo y gol me voy a la cama a dormir la mona, hasta que sea hora del encuentro que mirando el mensaje que me acaba de mandar será dentro de tres horas en un restaurante nuevo que han abierto que no queda muy lejos de mi casa.

Después de dos horas desconectada del mundo y de toda actividad voluntaria o inducida, entre ellas pensar en Hugo y en la cita que tendrá lugar en una hora estoy descansada y de vuelta a la realidad, es lo que tiene dormir un poco perjudicá, que se duerme como una marmota. Estoy vistiéndome, no quiero llegar tarde, elijo unos vaqueros con una camisa ancha y mis andamios preferidos, me maquillo poquito para disimular mis ojeras y mi pelo lo dejo suelto, ya lista salgo escopeteada, pues tengo el tiempo justo para llegar.

Mientras conduzco voy acompañada de Maoron 5­­ con Adam Levine y su canción pegadiza "Sugar", siempre he creído que las canciones al igual que las oportunidades llegan en el momento adecuado, porque esta canción dice justo como me siento en estos momentos, no quiero necesitar a Hugo, quiero ser fuerte, aunque él sea tan dulce como el azúcar.

INSACIABLE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora