CAPITULO 22

5.7K 404 11
                                        



Lo sé, se me ha ido el santo al cielo pensando, es lo que tiene estar sola, que se piensa demasiado, se piensa tanto que el tiempo corre y no te enteras, porque me acabo de dar cuenta de que Andrea está tocando la puerta. Voy a abrirle y espero a que suba el ascensor.

–Hola cariño. –Cambiando el tono continúa –. ¡Pero qué pinta tienes Ava! Pensaba que era solo yo, pero a ti parece que te acaban de atropellar hija. – parlotea así, como si nada.

–Andrea ¿Te he dicho alguna vez que yo también te quiero mucho? – Respondo mirándola.

–Perdón Cariñete, pero ya sabes como soy. –Responde restándole importancia

– ¿Me imagino que tú no te has visto en un espejo? –Contraataco mirándola

–Nooo, pero lo mío se justifica, me fui de juerga hasta las once de la mañana y he dormido nada, porque entre las horas que llegamos y las que duramos Mateo y yo dando...

–Para Andrea. –La detengo –. No quiero enterarme de lo que hacen Mateo y tú, desmenuzar ese temita sale sobrando, de verdad. –Digo mientras cierro la puerta.

– ¿Pero ¿qué vamos a hacer Ava? –Responde exaltada –. Pues dar mandinga como tú y Hugo, ¡¡¡Que mentalidad por Dios!!! –Claro, tiene una cara de asombro que no puede con ella.

–Ya, aun así, Andrea. –Respondo –. Y tú sabes que Hugo y yo no estamos dando mandinga o como sea que se llame; porque no sé si te acuerdas, pero no estamos juntos. ­ – Recuerdo meneando la cabeza.

–Por ahora, pero lo vuestro todavía tiene tela por donde cortar. –Responde tan pancha y continúa –. Bueno ahora cuéntame y más te vale que lo que me tengas que decir sea más importante que quedarme durmiendo en mi casa. El calorcito de Mateo estaba muy rico hasta que una me sacó de sus brazos. –informa mientras se espatarra en el sofá.

–Siéntete como en tu casa. –Digo burlona –. ¿Quieres una manta? ¿Un vaso de leche? –sigo en la misma tesitura.

–Nop, solo me he puesto cómoda, porque visto lo visto, esto va para largo. – responde –. Ahora cuéntame; Si Hugo fue a la cena, me imagino que habéis aclarado las cosas ¿No?

–No, en la cena hablamos poco, no te imagina como me puse cuando lo vi entrar, no pensé que lo haría, pero me dijo que era injusto no ir después que mi madre lo había invitado y guisado para él.

– Muy metódico, porque eso que te dijo ha sido lo más preciso, a mí también me hubiera parecido injusto. –Responde Andrea cuidadosa –. Y eso que tu madre nunca ha guisado para mí. –Ataca con burla.

–Bueno. –Continúo ignorando su último comentario –. Pero el hecho es que anoche quedamos para vernos hoy y cuando te llamé venia de hacerlo, hemos comido juntos.

– ¿Como? –Pregunta Andrea cambiando de posición en el sofá –. ¿Eso quiere decir que habéis follado? Porque conociéndolos; hablar no creo que lo hicieron. –Expone mirándome con ojos analizadores.

–Andrea, eres muy bruta. –Afirmo un hecho –. Y si, aunque lo dudes hemos hablado, pero para mí las cosas aún no están claras y aunque Hugo me dio razones para dudar de lo que me dijo esa argentina hasta que no lo analice con mi psico de pacotilla no voy a estar con él. –Respondo mientras me siento en el otro sofá.

–Gracias, por lo que me toca, muy amable de tu parte. –Expone con guasa.

–Pero Andrea. –Continúo ignorándola –. Con lo que me ha dicho mi mente es una confusión, por eso te he llamado, no sé qué hacer. –Argumento dudando.

INSACIABLE TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora