VI

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Quiero beber el néctar de la mente,
Aquel que cae sobre la almohada todas las noches.
Anhelo saborearlo, y entre mis manos tenerlo.
Con aparente delicadeza claro, para que nadie sospeche.
Comenzó el juego, aquí el tic-tac ya no se oye.
Ese rostro aniñado, vaya sorpresa que se llevarían ¿o quizás no?
Veo rostros desesperados,
Mejillas encharcadas,
Ojos despistados
E ilusiones que pasan de todo a nada.
Creo que eso es un sí,
efectivamente.

Diario de ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora