XXIX

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—La adolescencia es difícil porque no estamos resignados,— dije.

— Entonces creo que no seré adulta jamás— pensé.

—¿Son las mentiras aire intermitente para la humanidad? — les interrogué a los habitantes de esa sala.

 —Claro que no— Negaron con la cabeza. Entonces supe que era cierto.

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 A veces escribías, te formulabas teorías sobre mí, sobre qué estaría pensando en tal o cual momento. Odiaba eso de ti.

¿Quién te crees para pretender descifrarme?

Ayer encontré esta carta, en medio de algunos viejos papeles en tu departamento, supongo que nunca me la diste por alguna razón. Quizás la guardabas para después, pero, ¿habrá un después para nosotros?  quizás por no resignarte a aceptar que tu arte, lo único que creías que tenía algún valor, para mí no tenía significado alguno:

"Era esa chica con un rostro sacado de revistas, estar con ella significaba olvidarse del resto del universo. ¿Pero qué sucede cuando el aire es tan denso que a duras penas atraviesa tus fosas nasales, cuando por más que inhalas no hay oxígeno?  La vi pasar y por un instante el tiempo se detuvo, se me subió el color al rostro. Me dejó mudoNo entiendo porqué era ese tipo de dama, tan frágil, tan explícita como cerrada, capaz de volverme un triste loco o un divertido excéntrico. Sé que cuando abre los ojos se da cuenta de que todo ha salido mal. Todos están muertos. De esas jovencitas que no conocen su valor, que una noche lloran y la otra te apuñalan. Porque amigos, creánme, no hay cosa más difícil que convencer a un mísero, de sus miserias"

Mis carcajadas sacudieron todo el vecindario.

 Si seguías así, acabarías muerto también al parecer...

Diario de ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora