XXIII

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En este arte de vivir
no hay muchas opciones la verdad.
Cada uno es el artista,
Y a la vez el objeto de su arte.
Somos el producto de quienes somos
Y lo que pretendemos hacer con ello.
Me gusta pensar que somos la demostración viva
de una alquimia inigualable,
A pesar de que esta fuese descartada hace mucho.
Y así pasamos cada día de nuestras vidas
En el museo más grande que existe,
Con imágenes en cualquier dimensión,
Y sonido estéreo.
Con una diversidad majestuosa.
Con tantas historias escritas
Y aquellas que siquiera han tocado la mente de sus escritores.
Son obras andantes,
Y quisiera decir que pensantes,
Pero no todos tienen esa habilidad.

Soy arte. Uno que teme ser reconocido. Temo ser mirada de frente y desdeñada.

Así era él. Me tomaba por las noches y me rompía en las mañanas. 

Creo que me he acostumbrado.

Espero un día levantarme quieta, 

con la soledad en la maleta.

Y aunque el mundo me dé vueltas y el vértigo no pare,

espero que me separe del cansancio de vivir así.

 Siempre estamos buscando las mejores ofertas;
¿Entonces por qué buscamos personas cuya procedencia no este en venta?

Quizás cuando solo buscas sueños de los cuales alimentarte...

Almas que atravesar,
Corazones que romper...
Eso era todo.

Diario de ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora