—¿Tengo que seguir repitiéndote lo patética que eres niña? Me temo es hora de presentarme, yo soy la duda. El sentimiento que se apodera de todos alguna vez.
No soy de este siglo, soy de todos los tiempos.
Pequeña niña mía, tú que un día te sientes con el mundo en las manos y al otro vez como el lío de la cotidianidad te consume, como la rutina te aplasta y a penas lo notas, mírate al espejo y verás mi rostro, mis brazos acariciarte, y arroparte por las noches. Porque en los mas dulces sueños o en las peores pesadillas siempre está presente la incertidumbre; mi alimento.
El tiempo se está acabando, estás pasando a la ficción. ¿Qué harás luego, suicidarte?
Eso solo me dará aún más fuerza. Fui capaz de consumirlo a él. ¿Quién dice que no te haré lo mismo?
¿Por qué no puedes tener esa misma seguridad todo el tiempo?
Porque no es seguridad, solo ego que se desvanece ante tus ojos todo el tiempo.
Y eso es lo único que tienes.
Eres miserable. Esta sola en el mundo, sin un amigo.
Y es que hasta el primer hombre que amaste en tu vida te robo lo único que los seres humanos deciden conservar o tirar a la basura por su cuenta; la inocencia.
¿Y ahora qué?
Hora de abrirte las venas, ir a un mundo mejor. Hallar aquella luz que nunca pudiste encontrar en tu interior.
Dejar ese odio que te ha envenenado.
Dejar las mentiras a un lado.
Nunca voy a desaparecer, eres mía.
Nunca jugué a tu favor, pero te aprecio más de lo que tú podrás apreciarte nunca. —
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Diario de Elizabeth
Vampire¿Los vampiros existen? Ya sé lo que todos responderán; - ¡NO! -¿Pero están totalmente seguros? ¿Qué sentirías si te arrebatarán tus sueños, tus esperanzas...? Quizás sin darte cuenta ya te hayas topado con uno, el mal se oculta hasta casi desaparec...