Diario de Elizabeth

XXVI

Desperté.
Estaba totalmente aturdida por aquel sueño.
Eran muchas preguntas,
Y tan pocas respuestas.
Me di cuenta de que era mentira
eso del que busca encuentra.

Llevaba toda mi vida buscándole una razón,
Al cerebro del corazón.

A la vida que para mí había tras su muerte.
Bueno... solo llevaba un año buscando los atenuantes de aquello.
Quizás era muy poco tiempo.

Soy irritable,
Mas no sensible.

Sé que cuando me siento bien
Soy capaz de leerte la mente,
De solucionar los problemas de toda la gente.

Cuando no...
Eso es otra historia.

Era todo.

El murió, la noticia estaba en todas partes.

Aún tras un año del suceso, algunos periódicos y emisoras de radio seguían hablando de ese joven que murió en un trágico accidente de autos.
Y era puramente la ambiguedad,
Lo que hacía de esta historia
Tan atractiva
Para los medios.

Habían sospechas de que el otro conductor había buscado matarlo,
ya que nadie más resultó muerto,
Siquiera herido.
¿Alguna pelea con los amigos del barrio?
Para algunos era uno opción casi segura.

Su prueba toxicológica estaba limpia,
Según los médicos no hubo rastros
de drogas o alcohol en su sistema
Para el momento de su muerte.

Otros especulaban sobre un suicidio, o algo parecido.

Un joven, con algún problema emocional
que salió de casa con su cuerpo inundado
de algún fármaco invisible
a las pruebas toxicológicas.
Tomó el auto de sus padres,
y se aventuró a las calles.
Con toda la intención de no regresar jamás.

Otros piensan que se dirigía a casa de su novia,
O algo así.

Yo era su novia,
Maldita sea.

Aunque nadie lo sabía,
nadie podía apuntar su dedo hacia mí.
Sin embargo ya yo lo hacía,
Y eso nunca parecía ser suficiente.

Y no lo era,
Ni para mis deseos,
Para mí,
O para esa extraña voz que me acosaba
Todo el tiempo.